Questões de Espanhol - Interpretação de Texto | Comprensión de Lectura para Concurso

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Q2367248 Espanhol
Texto 11A1


El diario de una migrante


       Hace 19 años decidí dejar mi país, mis hijos, mi familia y viajar a otro continente, enfrentarme a nuevas personas, nuevas experiencias, costumbres y si todo iba bien conseguir nuevas oportunidades. Yo era una contadora, tenía trabajo fijo en un principio, pero una crisis revolcó la situación económica de mi país.

           Todavía recuerdo ese momento en el que tuve que partir. Me destrozaba el alma ver los ojos tristes de mi hijita mayor y dar ese abrazo fuerte a mi niño, el del medio; pero no podía lidiar con el dolor de que mi niña pequeñita de tan solo 3 años esté alejada de mí, su madre.

        La lucha es diaria, fuerte y muy constante hasta ahora. «No queremos migrantes, necesitamos gente joven, gente con estudios». Esos y muchos otros comentarios escuchaba con frecuencia desde mi llegada al nuevo país.

              Y sí, las ganas de tirar la toalla no faltaban, pero, ¿quién les daría estudio a mis niños? ¿cómo mantengo a mi familia? Trabajé en una casa cuidando a Pepa, una viejita que muchas veces me confundía con otra persona. Luego de muchos años Pepa falleció y aún recuerdo como le pintaba las uñas o cuando tomábamos el té; a ella le encantaba, se sentía mimada y yo disfrutaba de verla contenta. Su muerte me dolió, perdí a una ancianita a quien adoraba y me escuchaba. Pepa se convirtió en mi confidente.

             Junto a mis sobrinos y sus amigos solíamos reunirnos los fines de semana para compartir una cena o un día en el parque. En alguno de esos momentos conocí a una persona, alguien que se volvió mi amigo, salimos durante mucho tiempo, pensé en que tan mayor estaba yo como para andar con esas tonterías de enamorarme de Benjamín, pero sucedió. Por fin volví a ser feliz.

            Hay muchos migrantes como yo, y algunos por no decir la mayoría no han tenido la misma suerte que tengo yo, es por eso que les invito a ser conscientes de la situación de cada uno de ellos, recuerden que detrás de cada persona existe una historia y no es fácil lidiar con soledad, hambre y maltrato, y el hecho de regalar una sonrisa, les aseguro que puede cambiarles el día.


Internet: <tedxlafloresta.com > (con adaptaciones). (con adaptaciones)
Según las ideas del texto 11A1, algunos fines de semana, la narradora 
Alternativas
Q2367247 Espanhol
Texto 11A1


El diario de una migrante


       Hace 19 años decidí dejar mi país, mis hijos, mi familia y viajar a otro continente, enfrentarme a nuevas personas, nuevas experiencias, costumbres y si todo iba bien conseguir nuevas oportunidades. Yo era una contadora, tenía trabajo fijo en un principio, pero una crisis revolcó la situación económica de mi país.

           Todavía recuerdo ese momento en el que tuve que partir. Me destrozaba el alma ver los ojos tristes de mi hijita mayor y dar ese abrazo fuerte a mi niño, el del medio; pero no podía lidiar con el dolor de que mi niña pequeñita de tan solo 3 años esté alejada de mí, su madre.

        La lucha es diaria, fuerte y muy constante hasta ahora. «No queremos migrantes, necesitamos gente joven, gente con estudios». Esos y muchos otros comentarios escuchaba con frecuencia desde mi llegada al nuevo país.

              Y sí, las ganas de tirar la toalla no faltaban, pero, ¿quién les daría estudio a mis niños? ¿cómo mantengo a mi familia? Trabajé en una casa cuidando a Pepa, una viejita que muchas veces me confundía con otra persona. Luego de muchos años Pepa falleció y aún recuerdo como le pintaba las uñas o cuando tomábamos el té; a ella le encantaba, se sentía mimada y yo disfrutaba de verla contenta. Su muerte me dolió, perdí a una ancianita a quien adoraba y me escuchaba. Pepa se convirtió en mi confidente.

             Junto a mis sobrinos y sus amigos solíamos reunirnos los fines de semana para compartir una cena o un día en el parque. En alguno de esos momentos conocí a una persona, alguien que se volvió mi amigo, salimos durante mucho tiempo, pensé en que tan mayor estaba yo como para andar con esas tonterías de enamorarme de Benjamín, pero sucedió. Por fin volví a ser feliz.

            Hay muchos migrantes como yo, y algunos por no decir la mayoría no han tenido la misma suerte que tengo yo, es por eso que les invito a ser conscientes de la situación de cada uno de ellos, recuerden que detrás de cada persona existe una historia y no es fácil lidiar con soledad, hambre y maltrato, y el hecho de regalar una sonrisa, les aseguro que puede cambiarles el día.


Internet: <tedxlafloresta.com > (con adaptaciones). (con adaptaciones)
En el enunciado “les aseguro que puede cambiarles el día” (período final del texto 11A1), es posible reorganizar la construcción “puede cambiarles el día”, manteniendo su corrección y adecuación gramatical, tal y como 
Alternativas
Q2367246 Espanhol
Texto 11A1


El diario de una migrante


       Hace 19 años decidí dejar mi país, mis hijos, mi familia y viajar a otro continente, enfrentarme a nuevas personas, nuevas experiencias, costumbres y si todo iba bien conseguir nuevas oportunidades. Yo era una contadora, tenía trabajo fijo en un principio, pero una crisis revolcó la situación económica de mi país.

           Todavía recuerdo ese momento en el que tuve que partir. Me destrozaba el alma ver los ojos tristes de mi hijita mayor y dar ese abrazo fuerte a mi niño, el del medio; pero no podía lidiar con el dolor de que mi niña pequeñita de tan solo 3 años esté alejada de mí, su madre.

        La lucha es diaria, fuerte y muy constante hasta ahora. «No queremos migrantes, necesitamos gente joven, gente con estudios». Esos y muchos otros comentarios escuchaba con frecuencia desde mi llegada al nuevo país.

              Y sí, las ganas de tirar la toalla no faltaban, pero, ¿quién les daría estudio a mis niños? ¿cómo mantengo a mi familia? Trabajé en una casa cuidando a Pepa, una viejita que muchas veces me confundía con otra persona. Luego de muchos años Pepa falleció y aún recuerdo como le pintaba las uñas o cuando tomábamos el té; a ella le encantaba, se sentía mimada y yo disfrutaba de verla contenta. Su muerte me dolió, perdí a una ancianita a quien adoraba y me escuchaba. Pepa se convirtió en mi confidente.

             Junto a mis sobrinos y sus amigos solíamos reunirnos los fines de semana para compartir una cena o un día en el parque. En alguno de esos momentos conocí a una persona, alguien que se volvió mi amigo, salimos durante mucho tiempo, pensé en que tan mayor estaba yo como para andar con esas tonterías de enamorarme de Benjamín, pero sucedió. Por fin volví a ser feliz.

            Hay muchos migrantes como yo, y algunos por no decir la mayoría no han tenido la misma suerte que tengo yo, es por eso que les invito a ser conscientes de la situación de cada uno de ellos, recuerden que detrás de cada persona existe una historia y no es fácil lidiar con soledad, hambre y maltrato, y el hecho de regalar una sonrisa, les aseguro que puede cambiarles el día.


Internet: <tedxlafloresta.com > (con adaptaciones). (con adaptaciones)
Con respecto a las ideas del texto 11A1, a pesar de todas las dificultades sufridas por la narradora del diario, ella
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Q2367245 Espanhol
Texto 11A1


El diario de una migrante


       Hace 19 años decidí dejar mi país, mis hijos, mi familia y viajar a otro continente, enfrentarme a nuevas personas, nuevas experiencias, costumbres y si todo iba bien conseguir nuevas oportunidades. Yo era una contadora, tenía trabajo fijo en un principio, pero una crisis revolcó la situación económica de mi país.

           Todavía recuerdo ese momento en el que tuve que partir. Me destrozaba el alma ver los ojos tristes de mi hijita mayor y dar ese abrazo fuerte a mi niño, el del medio; pero no podía lidiar con el dolor de que mi niña pequeñita de tan solo 3 años esté alejada de mí, su madre.

        La lucha es diaria, fuerte y muy constante hasta ahora. «No queremos migrantes, necesitamos gente joven, gente con estudios». Esos y muchos otros comentarios escuchaba con frecuencia desde mi llegada al nuevo país.

              Y sí, las ganas de tirar la toalla no faltaban, pero, ¿quién les daría estudio a mis niños? ¿cómo mantengo a mi familia? Trabajé en una casa cuidando a Pepa, una viejita que muchas veces me confundía con otra persona. Luego de muchos años Pepa falleció y aún recuerdo como le pintaba las uñas o cuando tomábamos el té; a ella le encantaba, se sentía mimada y yo disfrutaba de verla contenta. Su muerte me dolió, perdí a una ancianita a quien adoraba y me escuchaba. Pepa se convirtió en mi confidente.

             Junto a mis sobrinos y sus amigos solíamos reunirnos los fines de semana para compartir una cena o un día en el parque. En alguno de esos momentos conocí a una persona, alguien que se volvió mi amigo, salimos durante mucho tiempo, pensé en que tan mayor estaba yo como para andar con esas tonterías de enamorarme de Benjamín, pero sucedió. Por fin volví a ser feliz.

            Hay muchos migrantes como yo, y algunos por no decir la mayoría no han tenido la misma suerte que tengo yo, es por eso que les invito a ser conscientes de la situación de cada uno de ellos, recuerden que detrás de cada persona existe una historia y no es fácil lidiar con soledad, hambre y maltrato, y el hecho de regalar una sonrisa, les aseguro que puede cambiarles el día.


Internet: <tedxlafloresta.com > (con adaptaciones). (con adaptaciones)
En conformidad con las ideas del texto 11A1, la muerte de Pepa fue un duro golpe para la narradora del texto, porque, entre otras cosas, 
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Q2367244 Espanhol
Texto 11A1


El diario de una migrante


       Hace 19 años decidí dejar mi país, mis hijos, mi familia y viajar a otro continente, enfrentarme a nuevas personas, nuevas experiencias, costumbres y si todo iba bien conseguir nuevas oportunidades. Yo era una contadora, tenía trabajo fijo en un principio, pero una crisis revolcó la situación económica de mi país.

           Todavía recuerdo ese momento en el que tuve que partir. Me destrozaba el alma ver los ojos tristes de mi hijita mayor y dar ese abrazo fuerte a mi niño, el del medio; pero no podía lidiar con el dolor de que mi niña pequeñita de tan solo 3 años esté alejada de mí, su madre.

        La lucha es diaria, fuerte y muy constante hasta ahora. «No queremos migrantes, necesitamos gente joven, gente con estudios». Esos y muchos otros comentarios escuchaba con frecuencia desde mi llegada al nuevo país.

              Y sí, las ganas de tirar la toalla no faltaban, pero, ¿quién les daría estudio a mis niños? ¿cómo mantengo a mi familia? Trabajé en una casa cuidando a Pepa, una viejita que muchas veces me confundía con otra persona. Luego de muchos años Pepa falleció y aún recuerdo como le pintaba las uñas o cuando tomábamos el té; a ella le encantaba, se sentía mimada y yo disfrutaba de verla contenta. Su muerte me dolió, perdí a una ancianita a quien adoraba y me escuchaba. Pepa se convirtió en mi confidente.

             Junto a mis sobrinos y sus amigos solíamos reunirnos los fines de semana para compartir una cena o un día en el parque. En alguno de esos momentos conocí a una persona, alguien que se volvió mi amigo, salimos durante mucho tiempo, pensé en que tan mayor estaba yo como para andar con esas tonterías de enamorarme de Benjamín, pero sucedió. Por fin volví a ser feliz.

            Hay muchos migrantes como yo, y algunos por no decir la mayoría no han tenido la misma suerte que tengo yo, es por eso que les invito a ser conscientes de la situación de cada uno de ellos, recuerden que detrás de cada persona existe una historia y no es fácil lidiar con soledad, hambre y maltrato, y el hecho de regalar una sonrisa, les aseguro que puede cambiarles el día.


Internet: <tedxlafloresta.com > (con adaptaciones). (con adaptaciones)
Según las ideas del texto 11A1, la migrante y narradora del diario tiene dos niñas y un niño. El varón es su
Alternativas
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141: D
142: C
143: A
144: D
145: C