Questões de Concurso
Comentadas sobre tempos verbais do indicativo | tiempos verbales del indicativo (presente, pretérito perfecto simple o compuesto, pretérito imperfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro simple o compuesto) em espanhol
Foram encontradas 71 questões
(__)El verbo "ser" se usa para describir estados temporales, como en "Estoy cansado".
(__)El verbo "estar" se utiliza para indicar localizaciones temporales, como en "Estoy en casa".
(__)El verbo "tener" puede utilizarse en expresiones idiomáticas, como en "Tengo frío".
(__)El verbo "ser" se usa para identificar profesiones, como en "Soy profesora".
La secuencia correcta es:
"Hace dos siglos, la Patagonia __________ gobernada por una mujer tehuelche , hábil para ____________ con los propios y más con los blancos que ___________ a sus costas. Su nombre __________ Wangülen. No se _________ su fecha exacta de nacimiento, pero ___________ a fines del siglo XVIII. Desde muy joven ya se le ___________ mujer aguerrida y no ___________ mucho tiempo hasta que ___________ al mando más de mil guerreros. Gracias a sus dones de negociación, su gente ___________ en paz con los blancos hasta el día de su muerte."
Extracto de: Cuaderno de la BN. Año 8 N`40, 2024, p. 24. Disponible en: https://www.bn.gob.ar/micrositios/revistas/cuaderno/cuaderno-de-la-bn40. Acceso: 9 nov. 2024.
Seleccione la alternativa que completa correcta y respectivamente los espacios en el texto:
Si _________________ más, ________________ mejores notas.
Qual o tempo verbal para "Los seres humanos somos animales diurnos"?
Marque a alternativa abaixo que a frase em espanhol o tempo verbal está no presente do indicativo:
TEXTO 2
MARAVILLAS DE LA VOLUNTAD
A Ias tres en punto don Pedro Ilegaba a nuestra mesa, saludaba a cada uno de los concurrentes, pronunciaba para sí unas frases indescifrables y silenciosamente tomaba asiento. Pedía una taza de café, encendía un cigarrillo, escuchaba Ia plática, bebía a sorbos su tacita, pagaba a Ia mesera, tornaba su sombrero, recogía su portafolio, nos daba Ias buenas tardes y se marchaba. Y así todos los días.
¿Qué decía Pedro al sentarse y al levantarse, con cara seria y ojos duros? Decía:
- Ojalá te mueras.
Don Pedro repetia muchas veces al día esa frase. Al levantarse, al terminar su tocado matinal, al entrar o salir de casa - a Ias ocho, a Ia una, a Ias dos y media, a Ias siete y cuarto - , en el café, en Ia oficina, antes y después de cada comida, al acostarse cada noche. La repetía entre dientes o en voz alta; a solas o en compañía. A veces sólo con Ios ojos. Siempre con todo el alma.
Nadie sabía contra quién dirigía aquellas palabras. Todos ignoraban el origen de aquel odio. Cuando se quería ahondar en el asunto, don Pedro movía Ia cabeza con desdén y callaba, modesto. Quizá era un odio sin causa, un odio puro. Pero aquel sentimiento lo alimentaba, daba seriedad a su vida, majestad a sus años. Vestido de negro, parecía Ilevar luto de antemano por su condenado.
Una tarde don Pedro llegó más grave que de costumbre. Se sentó con lentitud y en el centro mismo del silencio que se hizo ante su presencia, dejó caer con simplicidad estas palabras:
- Ya lo maté.
¿ A quién y cómo? Algunos sonrieron queriendo tomar Ia cosa a broma. La mirada de don Pedro los detuvo. Todos nos sentimos incómodos. Era cierto, allí se sentía el hueco de Ia muerte. Lentamente se dispersó el grupo. Don Pedro se quedó solo, más serio que nunca, un poco lacio, como un astro quemado ya, pero tranquilo, sin remordimientos.
No volvió al día siguiente. Nunca más volvió. ¿Murió? Acaso le faltó ese odio vivificador. Tal vez vive aún y ahora odia a otro. Reviso mis acciones. Y te aconsejo que hagas lo mismo con Ias tuyas, no vaya a ser que hayas incurrido en Ia cólera paciente, obstinada, de esos pequeños ojos miopes. ¿Has pensado alguna vez cuántos - acaso muy cercanos a ti - te miran con los mismos ojos de don Pedro?
Él dijo que...
TEXTO 2
MARAVILLAS DE LA VOLUNTAD
A Ias tres en punto don Pedro Ilegaba a nuestra mesa, saludaba a cada uno de los concurrentes, pronunciaba para sí unas frases indescifrables y silenciosamente tomaba asiento. Pedía una taza de café, encendía un cigarrillo, escuchaba Ia plática, bebía a sorbos su tacita, pagaba a Ia mesera, tornaba su sombrero, recogía su portafolio, nos daba Ias buenas tardes y se marchaba. Y así todos los días.
¿Qué decía Pedro al sentarse y al levantarse, con cara seria y ojos duros? Decía:
- Ojalá te mueras.
Don Pedro repetia muchas veces al día esa frase. Al levantarse, al terminar su tocado matinal, al entrar o salir de casa - a Ias ocho, a Ia una, a Ias dos y media, a Ias siete y cuarto - , en el café, en Ia oficina, antes y después de cada comida, al acostarse cada noche. La repetía entre dientes o en voz alta; a solas o en compañía. A veces sólo con Ios ojos. Siempre con todo el alma.
Nadie sabía contra quién dirigía aquellas palabras. Todos ignoraban el origen de aquel odio. Cuando se quería ahondar en el asunto, don Pedro movía Ia cabeza con desdén y callaba, modesto. Quizá era un odio sin causa, un odio puro. Pero aquel sentimiento lo alimentaba, daba seriedad a su vida, majestad a sus años. Vestido de negro, parecía Ilevar luto de antemano por su condenado.
Una tarde don Pedro llegó más grave que de costumbre. Se sentó con lentitud y en el centro mismo del silencio que se hizo ante su presencia, dejó caer con simplicidad estas palabras:
- Ya lo maté.
¿ A quién y cómo? Algunos sonrieron queriendo tomar Ia cosa a broma. La mirada de don Pedro los detuvo. Todos nos sentimos incómodos. Era cierto, allí se sentía el hueco de Ia muerte. Lentamente se dispersó el grupo. Don Pedro se quedó solo, más serio que nunca, un poco lacio, como un astro quemado ya, pero tranquilo, sin remordimientos.
No volvió al día siguiente. Nunca más volvió. ¿Murió? Acaso le faltó ese odio vivificador. Tal vez vive aún y ahora odia a otro. Reviso mis acciones. Y te aconsejo que hagas lo mismo con Ias tuyas, no vaya a ser que hayas incurrido en Ia cólera paciente, obstinada, de esos pequeños ojos miopes. ¿Has pensado alguna vez cuántos - acaso muy cercanos a ti - te miran con los mismos ojos de don Pedro?


( ) A sentença “Mañana tengo que ir al supermercado porque no tengo comida por acá.” expressa que essa ação é planejada e, nestes casos, é correto usar o tempo presente do modo indicativo em espanhol.
( ) A sentença “Ojalá no te arrepientas más tarde.” expressa a ideia de que o suposto arrependimento ainda não aconteceu.
( ) A sentença “Esta semana estoy estudiando mucho más.”, contém uma perífrase de gerúndio.
( ) Na sentença “Ojalá haya comprado vino”, não podemos ter certeza absoluta de que este vinho em questão tenha sido comprado.
Assinale a alternativa que apresenta a sequência correta de cima para baixo.
( ) A sentença “Yo que tú jamás le diría la verdad.” Expressa um conselho ou sugestão e o verbo diría está no tempo verbal condicional simple.
( ) A sentença “Dijo que había peleado con Pablo hacía dos días” está no estilo indirecto e sua correspondência no estilo directo é: “Hace dos días que peleo con Pablo”.
( ) A sentença “Cuando era niño vivía em Guadalajara.” Indica uma ação habitual no presente.
( ) A sentença “Pídeselo nuevamente.” está no modo imperativo.
Assinale a alternativa que apresenta a sequência correta de cima para baixo.