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Q1777796 Espanhol
Leia o texto para responder à questão.

Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión

La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que
pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío
para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las
convicciones, claves para superar tensiones.

     ¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
    Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
     Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
     A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
     Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”. 
     Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.

(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado) 

De acordo com o último parágrafo do texto,
Alternativas
Q1777795 Espanhol
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Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión

La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que
pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío
para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las
convicciones, claves para superar tensiones.

     ¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
    Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
     Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
     A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
     Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”. 
     Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.

(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado) 

En “Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas” (penúltimo párrafo),
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Q1777794 Espanhol
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Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión

La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que
pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío
para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las
convicciones, claves para superar tensiones.

     ¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
    Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
     Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
     A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
     Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”. 
     Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.

(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado) 

Las palabras críticas, didácticos y pedagógicas, presentes en el segundo párrafo del texto, llevan tilde, según la acentuación del español, porque
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Q1777793 Espanhol
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Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión

La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que
pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío
para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las
convicciones, claves para superar tensiones.

     ¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
    Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
     Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
     A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
     Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”. 
     Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.

(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado) 

O tema central do texto é
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Q1777792 Espanhol
Leia o texto para responder à questão.

Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión

La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que
pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío
para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las
convicciones, claves para superar tensiones.

     ¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
    Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
     Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
     A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
     Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”. 
     Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.

(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado) 

La pregunta ¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”?, en el primer párrafo del texto, presupone la idea de que
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Q1777774 Geografia
Analise o gráfico para responder à questão.
Imagem associada para resolução da questão (H. Théry e N. A. Mello-Théry. Atlas do Brasil: disparidades e dinâmicasdo território. São Paulo: Edusp, 2018. Adaptado)
A leitura do gráfico e os conhecimentos sobre a dinâmica demográfica brasileira permitem afirmar que
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Q1777772 Conhecimentos Gerais
Já observamos que, de 1929 ao ponto mais baixo da depressão, a renda monetária no Brasil se reduziu entre 25 e 30 por cento. Nesse mesmo período, o índice de preços dos produtos importados subiu 33 por cento. Compreende-se, assim, que a redução no quantum das importações tenha sido superior a 60 por cento. Depreende-se facilmente a importância crescente que, como elemento dinâmico, irá logrando a procura interna nessa etapa de depressão. Ao manter-se a procura interna com maior firmeza que a externa, o setor que produzia para o mercado interno passa a oferecer melhores oportunidades de inversão que o setor exportador. Cria-se, em consequência, uma situação praticamente nova na economia brasileira.
(Celso Furtado. Formação econômica do Brasil. São Paulo: Companhia das Letras, 2007. Adaptado)
A “situação praticamente nova na economia brasileira”, segundo Furtado, refere-se
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Q1777755 Português
Leia um trecho do conto “Moto de mulher”, de Jarid Arraes, para responder à questão.

     Comprei uma Honda que tava na promoção e saí da loja dirigindo. Feliz demais, me sentindo que nem uma passarinha em cima da moto. O vento vem direto na cara, até arde o olho, mas é um sentimento gostoso de quase voar.
     Primeiro eu vesti o colete de mototáxi que guardei por três meses enquanto esperava a oportunidade da moto. Saí pilotando pelo bairro, não andei nem três quarteirões e uma mulher fez sinal com a mão.
     Para aí, mototáxi.
     Parei e ela me olhou assustada quando chegou perto.
     Oxe, e é mulher, é?
     Eu dei um sorrisinho meio troncho. Disse que pois é. Ela montou na garupa e falou que pelo menos ficava mais à vontade pra segurar na minha cintura. Não segurava na cintura de mototáxi homem que era pra não dar liberdade. Eu disse que pois é de novo.
     Fui deixar essa mulher tão longe que eu nem sabia onde era aquilo. Ela foi me ensinando. Parecia que não ia chegar nunca. O sol rachando.
     Quando a gente chegou lá, na frente de uma casa de taipa toda se desmontando, ela perguntou quanto tinha dado a corrida. Eu fiquei pensando por um tempo e ela me olhando impaciente, mas eu tava juntando a cara pra falar que era dez reais. Achando que ela ia reclamar do preço, falei oito, mas ela me entregou o dinheiro e sumiu pra dentro da casa.
     Fiquei tomando coragem pra voltar. Não sabia voltar, na verdade. Fiquei olhando pra todo lado, o celular quase sem sinal. Longe demais, longe de um jeito que nem dez conto pagava. O resumo era, então, a minha burrice. Otária demais, só oito reais. Dirigindo na chinelada, com medo de qualquer cara de macho que aparecia nas calçadas. Eu só achava que iam me roubar. Imagina se levam minha moto zerada…
     Fiquei nessa angústia, duas horas perdida. Até que avistei a estrada de volta pra Matriz. Depois, comecei a reconhecer melhor as casinhas, as cercas, as placas. Entrei de novo na cidade com a maior alegria. Mais feliz do que quando peguei a moto pela primeira vez.

(Redemoinho em dia quente. Alfaguara, 2019. Adaptado) 
Assinale a alternativa em que a frase elaborada a partir das ideias do texto traz as formas verbais empregadas de acordo com a norma-padrão.
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Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777236 Veterinária
Ao montar um programa de vacinação voltado a um plantel de equinos, deve-se levar em consideração que a
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Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777235 Veterinária
Com relação à leishmaniose visceral canina, os testes recomendados para triagem e diagnóstico, respectivamente, são:
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Q1777234 Veterinária
Testes imunodiagnósticos se baseiam na especificidade da resposta imune para detectar anticorpos, antígenos ou linfócitos; permitem detectar infecções, alergias e até mesmo neoplasias. Sobre os testes imunodiagnósticos, assinale a alternativa correta.
Alternativas
Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777233 Veterinária
De acordo com a Portaria no 006, de 22 de julho de 2013, que aprova as normas para controle de equinos no Exército Brasileiro, é correto afirmar que, na aquisição de equinos pela Comissão de Compra de Animais (CCA), o animal deverá atender, entre outros, ao seguinte requisito básico:
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Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777232 Veterinária
Considerando os princípios nutricionais apontados na Portaria Normativa no 219/MD, de 12 de fevereiro de 2010, que aprova o Manual de alimentação das forças armadas, pode-se afirmar:
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Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777231 Veterinária
Segundo as normas para inspeção de alimentos e bromatologia (NIAB), apresentadas na Portaria no 02-D Log, de 16 de outubro de 2008, o método de “fumigação” se refere ao tratamento
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Q1777229 Veterinária
A citologia vaginal é ferramenta importante para o controle do ciclo estral de cadelas. Diferentes tipos celulares podem ser identificados, permitindo determinar a fase do ciclo em que a fêmea canina se encontra. Dessa maneira, pode-se correlacionar a predominância de células
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Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777228 Veterinária
O cuidado com o potro neonato é fundamental para garantir sua saúde nessa fase de desafios fisiológicos e de exposição a agentes infecciosos. Com relação ao primeiro dia de vida de um potro, este, como normalidade,
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Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777226 Veterinária
Os cães, assim como outras espécies, podem apresentar sinais de deficiências vitamínicas e minerais. Assinale a alternativa que aponta a hipovitaminose e o seu sinal clínico correspondente na espécie canina.
Alternativas
Ano: 2020 Banca: Exército Órgão: EsFCEx Prova: Exército - 2020 - EsFCEx - Veterinária |
Q1777223 Veterinária
A infecção cirúrgica é determinada por intensidade e tipo de contaminação, técnica cirúrgica e anestésica empregadas e resistência do hospedeiro. Para a prevenção da infecção cirúrgica no período intraoperatório, indica(m)-se:
Alternativas
Q1777221 Veterinária
A síndrome do navicular é caracterizada por claudicação persistente, de impacto e de baixa intensidade, que acomete com frequência os cavalos de trabalho ou esporte. Suas características clínicas e de exames complementares são bem estabelecidas, sendo adequado afirmar que
Alternativas
Q1777220 Veterinária
As sinusites são afecções que comumente acometem os equinos. Por serem infecções persistentes ou recidivantes, cuidados no estabelecimento do diagnóstico e determinação do tratamento são importantes. Assim, é correto afirmar sobre a sinusite em equinos:
Alternativas
Respostas
2341: D
2342: A
2343: C
2344: E
2345: A
2346: E
2347: B
2348: B
2349: A
2350: A
2351: D
2352: B
2353: C
2354: E
2355: E
2356: A
2357: B
2358: C
2359: B
2360: E