Questões Militares
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Lea el siguiente fragmento de la reseña del libro La casa Wentworth, de María Belén Montoro:
La precariedad laboral ha obligado a Alejandra y a Héctor a abandonar su tierra natal en búsqueda de nuevas oportunidades. Sus pasos les llevan a un pueblecito al Oeste de Yorkshire llamado Wakefield, donde alquilan un maravilloso apartamento a precio irrisorio. Un salario fijo, trabajo estable y el reencuentro con viejas amistades les propiciará un confort que se irá desvaneciendo en cuanto descubran la historia oculta tras los muros del viejo caserón Wentworth.
(https://www.casadellibro.com/libro-la-casa
-wentworth/9788494533754/3029236)
Señale cuál de estas conjunciones puede reemplazar el
término destacado manteniendo su sentido.
Observe los siguientes enunciados
1. Este mes hemos gastado más de lo que deberíamos.
2. El mes pasado gastamos más de lo que deberíamos.
Al compararlos, se constata que
Lea el siguiente texto.
A mediodía salgo de mi empleo, me vuelvo a casa donde encuentro a Aurora traduciendo a enorme velocidad y eficacia el Leonardo de Marcel Brion (en esta misma máquina, que nos disputamos como dos leopardos).
(Cartas a los Jonquières, Julio Cortázar. https://books.google.com.br/books)
El verbo salir, cuya forma aparece destacada al inicio, es
incluido por Matte Bon (1995) en una categoría de verbos
que presentan irregularidad propia en la primera persona.
Según lo explica el autor, pertenecen al mismo grupo los
verbos
Lea el siguiente texto:
Los signos y síntomas de la anemia varían según la causa. Si la anemia es causada por una enfermedad crónica, la enfermedad puede enmascararla, de manera que la anemia podría detectarse por medio de exámenes para otra afección. Los signos y síntomas, si se presentan, podrían incluir:
• Fatiga
• Debilidad
• Piel pálida o amarillenta
• Latidos del corazón irregulares
• Dificultad para respirar
• Mareos o aturdimiento
• Dolor en el pecho
• Manos y pies fríos
• Dolores de cabeza
(https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/anemia/ symptoms-causes/syc-20351360. Adaptado)
Considerando las palabras destacadas en el texto y las divergencias léxicas entre el español y el portugués, se puede afirmar que:
Leia a tirinha para responder à questão
(https://historietas.net/historietas-de-gaturro/#gsc.tab=0. 09.07.2020.)
La crítica del cómic consiste en decir que
Leia o texto para responder à questão.
Educación en tiempos de pandemia:
COVID-19 y equidad en el aprendizaje
El coronavirus está cambiando la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar ahora se convierten en el mismo lugar tras las necesarias regulaciones efectuadas. Según la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EE.UU. se han tenido que unir al 1.7 millón de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que en México, donde la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha extendido el período vacacional desde el 23 de marzo al 17 de abril del 2020.
Estas medidas terminan por iluminar la realidad de los muchos otros roles que la escuela ofrece además de lo académico. Ya que, para algunos, resulta ser una complicación incómoda, mientras que para otros, la situación es aún más preocupante. En ciudades donde el 70% de los estudiantes viene de familias de bajos ingresos, llevar la escuela a casa significa enfrentarse a no poder ofrecer comidas adecuadas, y mucho menos la tecnología o conectividad necesarias para el aprendizaje online.
Según el World Economic Forum, sólo alrededor del 60% de la población mundial tiene acceso a la red, generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis, tales como el sistema educativo mexicano, que fuera de colegios privados o facultades universitarias no se acogió la implementación de aprendizaje en línea para el sector público. La brecha digital continúa expandiéndose a medida que los estudiantes en sectores vulnerables siguen quedándose atrás en su aprendizaje.
El mayor cambio que requiere el aprendizaje virtual es la flexibilidad y el reconocimiento de que la estructura controlada de una escuela no es replicable en línea. Muchas preguntas surgen a raíz de las problemáticas que tienden a afectar de manera desigual a aquellos en desventaja. El apoyo que se proporcionará, por ejemplo, a miles de madres mexicanas que necesitan escuelas abiertas porque tienen que trabajar y su empleador no le permite trabajar desde casa, a familias inmigrantes que deberán averiguar cómo participar en la educación en el hogar con programas en inglés, que podría no ser su primer idioma, o a los niños que dependen de la escuela para sus comidas, es aún desconocido.
(Paola Estrada Villafuerte.
https://observatorio.tec.mx. 19.03.2020. Adaptado)
Leia o texto para responder à questão.
Educación en tiempos de pandemia:
COVID-19 y equidad en el aprendizaje
El coronavirus está cambiando la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar ahora se convierten en el mismo lugar tras las necesarias regulaciones efectuadas. Según la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EE.UU. se han tenido que unir al 1.7 millón de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que en México, donde la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha extendido el período vacacional desde el 23 de marzo al 17 de abril del 2020.
Estas medidas terminan por iluminar la realidad de los muchos otros roles que la escuela ofrece además de lo académico. Ya que, para algunos, resulta ser una complicación incómoda, mientras que para otros, la situación es aún más preocupante. En ciudades donde el 70% de los estudiantes viene de familias de bajos ingresos, llevar la escuela a casa significa enfrentarse a no poder ofrecer comidas adecuadas, y mucho menos la tecnología o conectividad necesarias para el aprendizaje online.
Según el World Economic Forum, sólo alrededor del 60% de la población mundial tiene acceso a la red, generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis, tales como el sistema educativo mexicano, que fuera de colegios privados o facultades universitarias no se acogió la implementación de aprendizaje en línea para el sector público. La brecha digital continúa expandiéndose a medida que los estudiantes en sectores vulnerables siguen quedándose atrás en su aprendizaje.
El mayor cambio que requiere el aprendizaje virtual es la flexibilidad y el reconocimiento de que la estructura controlada de una escuela no es replicable en línea. Muchas preguntas surgen a raíz de las problemáticas que tienden a afectar de manera desigual a aquellos en desventaja. El apoyo que se proporcionará, por ejemplo, a miles de madres mexicanas que necesitan escuelas abiertas porque tienen que trabajar y su empleador no le permite trabajar desde casa, a familias inmigrantes que deberán averiguar cómo participar en la educación en el hogar con programas en inglés, que podría no ser su primer idioma, o a los niños que dependen de la escuela para sus comidas, es aún desconocido.
(Paola Estrada Villafuerte.
https://observatorio.tec.mx. 19.03.2020. Adaptado)
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Educación en tiempos de pandemia:
COVID-19 y equidad en el aprendizaje
El coronavirus está cambiando la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar ahora se convierten en el mismo lugar tras las necesarias regulaciones efectuadas. Según la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EE.UU. se han tenido que unir al 1.7 millón de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que en México, donde la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha extendido el período vacacional desde el 23 de marzo al 17 de abril del 2020.
Estas medidas terminan por iluminar la realidad de los muchos otros roles que la escuela ofrece además de lo académico. Ya que, para algunos, resulta ser una complicación incómoda, mientras que para otros, la situación es aún más preocupante. En ciudades donde el 70% de los estudiantes viene de familias de bajos ingresos, llevar la escuela a casa significa enfrentarse a no poder ofrecer comidas adecuadas, y mucho menos la tecnología o conectividad necesarias para el aprendizaje online.
Según el World Economic Forum, sólo alrededor del 60% de la población mundial tiene acceso a la red, generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis, tales como el sistema educativo mexicano, que fuera de colegios privados o facultades universitarias no se acogió la implementación de aprendizaje en línea para el sector público. La brecha digital continúa expandiéndose a medida que los estudiantes en sectores vulnerables siguen quedándose atrás en su aprendizaje.
El mayor cambio que requiere el aprendizaje virtual es la flexibilidad y el reconocimiento de que la estructura controlada de una escuela no es replicable en línea. Muchas preguntas surgen a raíz de las problemáticas que tienden a afectar de manera desigual a aquellos en desventaja. El apoyo que se proporcionará, por ejemplo, a miles de madres mexicanas que necesitan escuelas abiertas porque tienen que trabajar y su empleador no le permite trabajar desde casa, a familias inmigrantes que deberán averiguar cómo participar en la educación en el hogar con programas en inglés, que podría no ser su primer idioma, o a los niños que dependen de la escuela para sus comidas, es aún desconocido.
(Paola Estrada Villafuerte.
https://observatorio.tec.mx. 19.03.2020. Adaptado)
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Educación en tiempos de pandemia:
COVID-19 y equidad en el aprendizaje
El coronavirus está cambiando la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar ahora se convierten en el mismo lugar tras las necesarias regulaciones efectuadas. Según la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EE.UU. se han tenido que unir al 1.7 millón de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que en México, donde la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha extendido el período vacacional desde el 23 de marzo al 17 de abril del 2020.
Estas medidas terminan por iluminar la realidad de los muchos otros roles que la escuela ofrece además de lo académico. Ya que, para algunos, resulta ser una complicación incómoda, mientras que para otros, la situación es aún más preocupante. En ciudades donde el 70% de los estudiantes viene de familias de bajos ingresos, llevar la escuela a casa significa enfrentarse a no poder ofrecer comidas adecuadas, y mucho menos la tecnología o conectividad necesarias para el aprendizaje online.
Según el World Economic Forum, sólo alrededor del 60% de la población mundial tiene acceso a la red, generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis, tales como el sistema educativo mexicano, que fuera de colegios privados o facultades universitarias no se acogió la implementación de aprendizaje en línea para el sector público. La brecha digital continúa expandiéndose a medida que los estudiantes en sectores vulnerables siguen quedándose atrás en su aprendizaje.
El mayor cambio que requiere el aprendizaje virtual es la flexibilidad y el reconocimiento de que la estructura controlada de una escuela no es replicable en línea. Muchas preguntas surgen a raíz de las problemáticas que tienden a afectar de manera desigual a aquellos en desventaja. El apoyo que se proporcionará, por ejemplo, a miles de madres mexicanas que necesitan escuelas abiertas porque tienen que trabajar y su empleador no le permite trabajar desde casa, a familias inmigrantes que deberán averiguar cómo participar en la educación en el hogar con programas en inglés, que podría no ser su primer idioma, o a los niños que dependen de la escuela para sus comidas, es aún desconocido.
(Paola Estrada Villafuerte.
https://observatorio.tec.mx. 19.03.2020. Adaptado)
Leia o texto para responder à questão.
Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión
La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las convicciones, claves para superar tensiones.
¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”.
Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.
(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado)
Leia o texto para responder à questão.
Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión
La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las convicciones, claves para superar tensiones.
¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”.
Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.
(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado)
Leia o texto para responder à questão.
Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión
La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las convicciones, claves para superar tensiones.
¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”.
Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.
(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado)
Leia o texto para responder à questão.
Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión
La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las convicciones, claves para superar tensiones.
¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”.
Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.
(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado)
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Escuela y sociedad:
un vínculo en constante cambio y tensión
La relación entre las instituciones educativas, la comunidad a la que pertenecen y las familias de los alumnos se ha vuelto un gran desafío para docentes y directivos. El diálogo, el trabajo en equipo y las convicciones, claves para superar tensiones.
¿Seguirá siendo la escuela “el segundo hogar”? Esta pregunta pone en cuestión la relación actual entre la sociedad y las instituciones educativas. Negar que los profundos cambios que atraviesa la sociedad, en todos los órdenes, afectan el rol de las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel y modalidad, es sencillamente negar la realidad y todos los desafíos y problemas que deben ser enfrentados y resueltos por el sistema educativo. Las evocaciones nostálgicas de las escuelas “de antes”, “los maestros y profesores de antes” son inútiles pretensiones de retrotraer la historia y lo que sucede hoy.
Los distintos sectores sociales ven la escuela con diferentes expectativas, aunque todos ellos reconocen el papel fundamental de su tarea. Con todas las críticas que se puedan hacer a su funcionamiento, actualización de contenidos, métodos didácticos, concepciones pedagógicas, en la conciencia colectiva todavía existe la certeza de que algo bueno y necesario sucede en la escuela.
Desde la expectativa básica de la asistencia y cuidado de los hijos, para aquellas familias en las que los padres trabajan la mayor parte del día (en estos casos la escuela representa un “lugar seguro” donde dejarlos), hasta una gran mayoría que deposita, además, otras ilusiones sobre la escuela, como las de conseguir un mayor desarrollo a todos los niveles en el estudiante. Así, las familias reconocen las posibilidades que la institución escolar ofrece en todos los ámbitos. Esto incluye a los adultos, que ven en la educación la posibilidad de calificar su ingreso a “la sociedad del conocimiento” y poder así acceder a una mejor calidad de vida, cualesquiera sean las circunstancias socioeconómicas existentes.
A pesar de todo lo dicho y precisamente por eso, existe una tensión permanente entre la institución educativa y las expectativas de la sociedad. Esa tensión que de alguna manera constituye un conflicto latente en la relación se puede resolver de distintas maneras.
Alejandra Pontari, con treinta años de experiencia docente como profesora de nivel medio afirma sin dudar: “Las mejores experiencias que he tenido con las familias han sido cuando la escuela invita a participar y da protagonismo a la familia en el funcionamiento de la escuela (sin mezclar las competencias). Las familias han podido sentirse incluidas cuando se les ‘presta el oído’, se las deja opinar o se les explican, incluso, realidades pedagógicas. Organizar a las familias y prestarles un espacio en la escuela es mucho más que citarlas para conversar sobre sus hijos. Es ‘ponerlas a pensar’ sobre el rol que tienen sobre la educación de sus hijos y cómo acompañarlos”.
Finalmente, esa tensión connatural a la tarea de la escuela y su relación con la sociedad encuentra un serio obstáculo en los “contramodelos” culturales vigentes. Ya se sabe que la escuela ha dejado de ser “la única institución que enseña”. Pero lo que los conocimientos y la tecnología jamás podrán reemplazar es la transmisión de valores y sentidos y la construcción del juicio crítico. Y es ahí donde la escuela redescubre su misión. Esto incluye a los propios docentes y directivos quienes, con sus actitudes concretas (algunos lo llaman “curriculum oculto”), definen modelos de vida, criterios deseables en un proceso de humanización y socialización. Es ahí donde esa valoración colectiva de la institución educativa entra en crisis y genera conflictos, en ocasiones duros y frustrantes, con daño a la calidad del necesario vínculo o “contrato educativo escuela-familia”. Solo la templanza y coherencia de los directivos y docentes, el trabajo en equipo, la firmeza en las convicciones y la capacidad de diálogo pueden superar esas pruebas.
(José María Leofanti. https://ciudadnueva.com.ar. 08.03.2019. Adaptado)