Questões de Espanhol - Verbos | Verbos para Concurso
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El planeta, frente al colapso climático
Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.
Las cartas de amor
Por Eduardo Galeano
- Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
- casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
- que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
- a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
- —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
- Se acercó a la mesa y dijo:
- —“¿Me permite?”
- —“Por supuesto”.
- Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
- cuando dices:
- —“Me permites”, dicen
- —“De qué”
- A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
- que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
- se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
- —“¿y qué lees?”
- Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
- mal, muy mal, por ahí no.
- —“Pues bonito día”
- Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
- —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
- Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
- fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
- era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
- cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
- estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
- gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
- —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
- —“No”,
- —“Oye quedamos el fin de semana”,
- —“Vale”.
- Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
- él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
- yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
- musical, y le dijo:
- —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
- —“Ismael qué?”,
- —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
- —“Los de verdad me gustan”.
- Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
- atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
- esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
- Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
- de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
- importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
- acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
- —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
- —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
- —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
- camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
- que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
- y todo lo poco que nos falta para vernos”,
- Él dijo que bueno, que vale.
- —“Pero que si no te vas casi mejor”.
- Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
- perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
- cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
- vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
- A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
- echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
- de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
- iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
- y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
- diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
- se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
- vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
- creo que diez años, quince, no me acuerdo.
- Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
- buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
- ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
- casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
- no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
- riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
- Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
- le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
- cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
- sabe si falsas.
- Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
- de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
- declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
- llevarla a la guarida no era moco de pavo.
- Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
- encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
- sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
- era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
- joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
- Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
- buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
- cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
- Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
- la carta en la que ella diría:
- —“Pronto estaré allí”.
(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).
El tiempo verbal de la oración “Oye quedamos el fin de semana” (l. 30) es el:
Qual o tempo verbal para "Los seres humanos somos animales diurnos"?
Texto
Lea con atención el texto de abajo y en seguida conteste las preguntas (de 30 a 35).
Cómo poner fin al acoso escolar
(1) El acoso escolar es cruel, dañino, muy doloroso y, a menudo, invisible. No entiende de sexos, ni de condiciones sociales. Se da en cuanto un niño o una serie de niños deciden hacerle la vida imposible a otro. Una vez que escogen su víctima, la atacan sin piedad. Amenazas, chantajes y mensajes que desarman por dentro al niño acosado, que le van a minar hasta acabar con su ilusión y sus ganas de vivir.
(2) Desgraciadamente, afecta a escolares de todo el mundo. En muchos países intentan frenarlo desde la educación infantil: con valores y normas sociales, respeto a la diferencia, tolerancia; pero, al final, siempre hay algún acosador que rompe las normas.
(3) En Finlandia, han puesto en marcha un programa que está consiguiendo mucho éxito. Se llama KiVa, el diminutivo de dos palabras finlandesas que significan “Contra el acoso escolar”. Es un programa creado por expertos de la Universidad de Turku, donde llevan 25 años estudiando el comportamiento y relaciones entre los niños.
(4) ¿En qué consiste exactamente ese programa? Mientras que en la mayoría de los centros se centran en acosador y víctima, el programa KiVa cambia las normas que rigen el grupo: lo importante es concienciar a los ‘testigos’, los que miran, animan y ríen al agresor. Los que callan. La solución no pasa por intentar cambiar la timidez del agredido ni en cambiar al agresor, sino en que esos testigos actúen ante un caso de acoso escolar. Que arropen al niño agredido y no apoyen al agresor. De esa forma, el agresor se sentirá anulado y el agredido ganará en seguridad. […]
Texto adaptado del guiainfantil.com
https://www.guiainfantil.com/educacion/escuela/acosoescolar/ index.htm
En el primer párrafo, con relación a los tres verbos subrayados, “entiende”, “escogen” y “atacan”, todos en Presente de Indicativo, señale la alternativa correcta, que expone los mismos verbos en Pretérito Perfecto Simple y Pretérito Imperfecto del Indicativo, respectivamente:
Marque a alternativa abaixo que a frase em espanhol o tempo verbal está no presente do indicativo: