Questões de Concurso Público SEED-PR 2021 para Professor - Espanhol
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Tras analizar la imagen, se puede afirmar que la obra de J.Borges es un ejemplo de
La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.
Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.
Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.
Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.
El español Mario Costeja encarnó la paradoja de esta época al conquistar el “derecho al olvido” y, por ello, ser más recordado que nunca. El abogado se quejaba de que, al teclear su nombre en Google, encontraba destacado un texto que manchaba su reputación. Era una página del periódico La Vanguardia, publicada en 1998, que relacionaba su nombre con la subasta de una propiedad por deudas con el Gobierno. Pidió que los enlaces a la noticia fueran eliminados, pero tanto el periódico como Google rechazaron la solicitud. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que buscadores como Google deberán permitir que las personas sean “olvidadas” cuando las informaciones ya superadas de su pasado sean consideradas lesivas o sin relevancia. Pero abre un precedente, tal vez peligroso, y una discusión fascinante. ¿Tenemos derecho a ser olvidados?
El español Mario Costeja encarnó la paradoja de esta época al conquistar el “derecho al olvido” y, por ello, ser más recordado que nunca. El abogado se quejaba de que, al teclear su nombre en Google, encontraba destacado un texto que manchaba su reputación. Era una página del periódico La Vanguardia, publicada en 1998, que relacionaba su nombre con la subasta de una propiedad por deudas con el Gobierno. Pidió que los enlaces a la noticia fueran eliminados, pero tanto el periódico como Google rechazaron la solicitud. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que buscadores como Google deberán permitir que las personas sean “olvidadas” cuando las informaciones ya superadas de su pasado sean consideradas lesivas o sin relevancia. Pero abre un precedente, tal vez peligroso, y una discusión fascinante. ¿Tenemos derecho a ser olvidados?
El español Mario Costeja encarnó la paradoja de esta época al conquistar el “derecho al olvido” y, por ello, ser más recordado que nunca. El abogado se quejaba de que, al teclear su nombre en Google, encontraba destacado un texto que manchaba su reputación. Era una página del periódico La Vanguardia, publicada en 1998, que relacionaba su nombre con la subasta de una propiedad por deudas con el Gobierno. Pidió que los enlaces a la noticia fueran eliminados, pero tanto el periódico como Google rechazaron la solicitud. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que buscadores como Google deberán permitir que las personas sean “olvidadas” cuando las informaciones ya superadas de su pasado sean consideradas lesivas o sin relevancia. Pero abre un precedente, tal vez peligroso, y una discusión fascinante. ¿Tenemos derecho a ser olvidados?