Questões de Concurso Público SEED-PR 2021 para Professor - Espanhol

Foram encontradas 32 questões

Q1689534 Espanhol
Texto 4A1-I


    La revista Gourmet describe a Lima como la “próxima parada” de la gastronomía sofisticada, mientras que Food & Wine promueve la cocina del Perú como de primera clase. Hoy turistas viajan a menudo a Lima para “saborear un poco del Perú” o, como una página web anuncia, para experimentar “un viaje culinario a la tierra de los Incas”. Por supuesto, estos aventureros culinarios demandan el paquete completo de seducción y belleza junto a la tradición y autenticidad peruana. En este sentido, la cocina novoandina es una versión exportable y refinada de lo que previamente se consideraba local y atrasado. En una entrevista con Gourmet, un amigo de la infancia del chef Gastón Acurio comenta: “Cuando era chico, si comías cuy eras un salvaje”.
     El desarrollo de platos tradicionales “alternativos” ha sido una estrategia fundamental para transformar la cocina desde lo “salvaje” hacia lo “sofisticado”. Puede que los turistas de alto nivel quieran probar el cuy, por ejemplo, pero preparado a la manera tradicional y servido con todo y ojos, dientes, uñas e incluso con un poco de pelo carbonizado, quizás no les apetezca a ciertos turistas europeos y norteamericanos. Por esta razón, Acurio y otros chefs crean recetas que mantienen los ingredientes exóticos y tradicionales, pero haciendo invisibles esos componentes. Servir raviolis rellenos de carne de cuy, por ejemplo, permite a los turistas probar este animal tradicional sin tener que verlo. De este modo, también se enfatiza la “hermosa fusión”.
     Animadamente, Acurio presenta al Perú como un ejemplo de nación en la que la cocina ha desempeñado un papel mágico, equilibrado y consensuado. Tal afirmación es, por supuesto, demasiado buena para ser verdad. De hecho, una de las grandes habilidades de Acurio es hacer desaparecer los antagonismos históricos y políticos.
     Acurio promueve lo que él llama “una ética culinaria que va más allá del mero placer”. Insiste en que el movimiento gastronómico debe ser guiado por principios éticos que tengan en cuenta de dónde procede la comida y quién es el principal beneficiado de su consumo. Utilizando productos locales, elogiando a los productores indígenas y entrenando a nuevos chefs de origen humilde, Acurio combina ética y estética en el mismo plato: “La gastronomía y el hambre no van de la mano. Es inmoral disfrutar de un buen plato… cuando eres consciente de que el pescador que atrapó a tu divinamente cocinado pescado vive en una cabaña miserable y debe sobrevivir con casi nada”.
     El punto de vista indígena sobre estos avances culinarios se oye menos que el de los chefs. La organización indígena en el Perú que ha realizado un mayor esfuerzo en el área de la alimentación ha sido Chirapaq, el Centro de Culturas Indígenas del Perú. Hace unos años hablé con varios activistas indígenas y cuando le pregunté a Nelson, uno de ellos, sobre la labor de Chirapaq en relación al derecho soberano sobre la comida y al boom gastronómico, Nelson sonrió, diciendo que le sorprendía mi pregunta, ya que el boom “va contra todo lo que hacemos”.

Una mirada crítica al boom de la cocina peruana. Internet:
<revista.drclas.harvard.edu> (con adaptaciones).
De acuerdo con el texto 4A1-I, actualmente la gastronomía peruana se caracteriza por su
Alternativas
Q1689535 Espanhol
Texto 4A1-I


    La revista Gourmet describe a Lima como la “próxima parada” de la gastronomía sofisticada, mientras que Food & Wine promueve la cocina del Perú como de primera clase. Hoy turistas viajan a menudo a Lima para “saborear un poco del Perú” o, como una página web anuncia, para experimentar “un viaje culinario a la tierra de los Incas”. Por supuesto, estos aventureros culinarios demandan el paquete completo de seducción y belleza junto a la tradición y autenticidad peruana. En este sentido, la cocina novoandina es una versión exportable y refinada de lo que previamente se consideraba local y atrasado. En una entrevista con Gourmet, un amigo de la infancia del chef Gastón Acurio comenta: “Cuando era chico, si comías cuy eras un salvaje”.
     El desarrollo de platos tradicionales “alternativos” ha sido una estrategia fundamental para transformar la cocina desde lo “salvaje” hacia lo “sofisticado”. Puede que los turistas de alto nivel quieran probar el cuy, por ejemplo, pero preparado a la manera tradicional y servido con todo y ojos, dientes, uñas e incluso con un poco de pelo carbonizado, quizás no les apetezca a ciertos turistas europeos y norteamericanos. Por esta razón, Acurio y otros chefs crean recetas que mantienen los ingredientes exóticos y tradicionales, pero haciendo invisibles esos componentes. Servir raviolis rellenos de carne de cuy, por ejemplo, permite a los turistas probar este animal tradicional sin tener que verlo. De este modo, también se enfatiza la “hermosa fusión”.
     Animadamente, Acurio presenta al Perú como un ejemplo de nación en la que la cocina ha desempeñado un papel mágico, equilibrado y consensuado. Tal afirmación es, por supuesto, demasiado buena para ser verdad. De hecho, una de las grandes habilidades de Acurio es hacer desaparecer los antagonismos históricos y políticos.
     Acurio promueve lo que él llama “una ética culinaria que va más allá del mero placer”. Insiste en que el movimiento gastronómico debe ser guiado por principios éticos que tengan en cuenta de dónde procede la comida y quién es el principal beneficiado de su consumo. Utilizando productos locales, elogiando a los productores indígenas y entrenando a nuevos chefs de origen humilde, Acurio combina ética y estética en el mismo plato: “La gastronomía y el hambre no van de la mano. Es inmoral disfrutar de un buen plato… cuando eres consciente de que el pescador que atrapó a tu divinamente cocinado pescado vive en una cabaña miserable y debe sobrevivir con casi nada”.
     El punto de vista indígena sobre estos avances culinarios se oye menos que el de los chefs. La organización indígena en el Perú que ha realizado un mayor esfuerzo en el área de la alimentación ha sido Chirapaq, el Centro de Culturas Indígenas del Perú. Hace unos años hablé con varios activistas indígenas y cuando le pregunté a Nelson, uno de ellos, sobre la labor de Chirapaq en relación al derecho soberano sobre la comida y al boom gastronómico, Nelson sonrió, diciendo que le sorprendía mi pregunta, ya que el boom “va contra todo lo que hacemos”.

Una mirada crítica al boom de la cocina peruana. Internet:
<revista.drclas.harvard.edu> (con adaptaciones).
De acuerdo con el texto 4A1-I, para lograr que los turistas gastronómicos consuman ciertos alimentos considerados poco elegantes, algunos chefs peruanos
Alternativas
Q1689536 Espanhol
Texto 4A1-I


    La revista Gourmet describe a Lima como la “próxima parada” de la gastronomía sofisticada, mientras que Food & Wine promueve la cocina del Perú como de primera clase. Hoy turistas viajan a menudo a Lima para “saborear un poco del Perú” o, como una página web anuncia, para experimentar “un viaje culinario a la tierra de los Incas”. Por supuesto, estos aventureros culinarios demandan el paquete completo de seducción y belleza junto a la tradición y autenticidad peruana. En este sentido, la cocina novoandina es una versión exportable y refinada de lo que previamente se consideraba local y atrasado. En una entrevista con Gourmet, un amigo de la infancia del chef Gastón Acurio comenta: “Cuando era chico, si comías cuy eras un salvaje”.
     El desarrollo de platos tradicionales “alternativos” ha sido una estrategia fundamental para transformar la cocina desde lo “salvaje” hacia lo “sofisticado”. Puede que los turistas de alto nivel quieran probar el cuy, por ejemplo, pero preparado a la manera tradicional y servido con todo y ojos, dientes, uñas e incluso con un poco de pelo carbonizado, quizás no les apetezca a ciertos turistas europeos y norteamericanos. Por esta razón, Acurio y otros chefs crean recetas que mantienen los ingredientes exóticos y tradicionales, pero haciendo invisibles esos componentes. Servir raviolis rellenos de carne de cuy, por ejemplo, permite a los turistas probar este animal tradicional sin tener que verlo. De este modo, también se enfatiza la “hermosa fusión”.
     Animadamente, Acurio presenta al Perú como un ejemplo de nación en la que la cocina ha desempeñado un papel mágico, equilibrado y consensuado. Tal afirmación es, por supuesto, demasiado buena para ser verdad. De hecho, una de las grandes habilidades de Acurio es hacer desaparecer los antagonismos históricos y políticos.
     Acurio promueve lo que él llama “una ética culinaria que va más allá del mero placer”. Insiste en que el movimiento gastronómico debe ser guiado por principios éticos que tengan en cuenta de dónde procede la comida y quién es el principal beneficiado de su consumo. Utilizando productos locales, elogiando a los productores indígenas y entrenando a nuevos chefs de origen humilde, Acurio combina ética y estética en el mismo plato: “La gastronomía y el hambre no van de la mano. Es inmoral disfrutar de un buen plato… cuando eres consciente de que el pescador que atrapó a tu divinamente cocinado pescado vive en una cabaña miserable y debe sobrevivir con casi nada”.
     El punto de vista indígena sobre estos avances culinarios se oye menos que el de los chefs. La organización indígena en el Perú que ha realizado un mayor esfuerzo en el área de la alimentación ha sido Chirapaq, el Centro de Culturas Indígenas del Perú. Hace unos años hablé con varios activistas indígenas y cuando le pregunté a Nelson, uno de ellos, sobre la labor de Chirapaq en relación al derecho soberano sobre la comida y al boom gastronómico, Nelson sonrió, diciendo que le sorprendía mi pregunta, ya que el boom “va contra todo lo que hacemos”.

Una mirada crítica al boom de la cocina peruana. Internet:
<revista.drclas.harvard.edu> (con adaptaciones).
En el texto 4A1-I, de acuerdo con el chef Gastón Acurio, la cocina peruana
Alternativas
Q1689537 Espanhol
Texto 4A1-I


    La revista Gourmet describe a Lima como la “próxima parada” de la gastronomía sofisticada, mientras que Food & Wine promueve la cocina del Perú como de primera clase. Hoy turistas viajan a menudo a Lima para “saborear un poco del Perú” o, como una página web anuncia, para experimentar “un viaje culinario a la tierra de los Incas”. Por supuesto, estos aventureros culinarios demandan el paquete completo de seducción y belleza junto a la tradición y autenticidad peruana. En este sentido, la cocina novoandina es una versión exportable y refinada de lo que previamente se consideraba local y atrasado. En una entrevista con Gourmet, un amigo de la infancia del chef Gastón Acurio comenta: “Cuando era chico, si comías cuy eras un salvaje”.
     El desarrollo de platos tradicionales “alternativos” ha sido una estrategia fundamental para transformar la cocina desde lo “salvaje” hacia lo “sofisticado”. Puede que los turistas de alto nivel quieran probar el cuy, por ejemplo, pero preparado a la manera tradicional y servido con todo y ojos, dientes, uñas e incluso con un poco de pelo carbonizado, quizás no les apetezca a ciertos turistas europeos y norteamericanos. Por esta razón, Acurio y otros chefs crean recetas que mantienen los ingredientes exóticos y tradicionales, pero haciendo invisibles esos componentes. Servir raviolis rellenos de carne de cuy, por ejemplo, permite a los turistas probar este animal tradicional sin tener que verlo. De este modo, también se enfatiza la “hermosa fusión”.
     Animadamente, Acurio presenta al Perú como un ejemplo de nación en la que la cocina ha desempeñado un papel mágico, equilibrado y consensuado. Tal afirmación es, por supuesto, demasiado buena para ser verdad. De hecho, una de las grandes habilidades de Acurio es hacer desaparecer los antagonismos históricos y políticos.
     Acurio promueve lo que él llama “una ética culinaria que va más allá del mero placer”. Insiste en que el movimiento gastronómico debe ser guiado por principios éticos que tengan en cuenta de dónde procede la comida y quién es el principal beneficiado de su consumo. Utilizando productos locales, elogiando a los productores indígenas y entrenando a nuevos chefs de origen humilde, Acurio combina ética y estética en el mismo plato: “La gastronomía y el hambre no van de la mano. Es inmoral disfrutar de un buen plato… cuando eres consciente de que el pescador que atrapó a tu divinamente cocinado pescado vive en una cabaña miserable y debe sobrevivir con casi nada”.
     El punto de vista indígena sobre estos avances culinarios se oye menos que el de los chefs. La organización indígena en el Perú que ha realizado un mayor esfuerzo en el área de la alimentación ha sido Chirapaq, el Centro de Culturas Indígenas del Perú. Hace unos años hablé con varios activistas indígenas y cuando le pregunté a Nelson, uno de ellos, sobre la labor de Chirapaq en relación al derecho soberano sobre la comida y al boom gastronómico, Nelson sonrió, diciendo que le sorprendía mi pregunta, ya que el boom “va contra todo lo que hacemos”.

Una mirada crítica al boom de la cocina peruana. Internet:
<revista.drclas.harvard.edu> (con adaptaciones).
Según el texto 4A1-I, el chef Gastón Acurio
Alternativas
Q1689538 Espanhol
Texto 4A1-I


    La revista Gourmet describe a Lima como la “próxima parada” de la gastronomía sofisticada, mientras que Food & Wine promueve la cocina del Perú como de primera clase. Hoy turistas viajan a menudo a Lima para “saborear un poco del Perú” o, como una página web anuncia, para experimentar “un viaje culinario a la tierra de los Incas”. Por supuesto, estos aventureros culinarios demandan el paquete completo de seducción y belleza junto a la tradición y autenticidad peruana. En este sentido, la cocina novoandina es una versión exportable y refinada de lo que previamente se consideraba local y atrasado. En una entrevista con Gourmet, un amigo de la infancia del chef Gastón Acurio comenta: “Cuando era chico, si comías cuy eras un salvaje”.
     El desarrollo de platos tradicionales “alternativos” ha sido una estrategia fundamental para transformar la cocina desde lo “salvaje” hacia lo “sofisticado”. Puede que los turistas de alto nivel quieran probar el cuy, por ejemplo, pero preparado a la manera tradicional y servido con todo y ojos, dientes, uñas e incluso con un poco de pelo carbonizado, quizás no les apetezca a ciertos turistas europeos y norteamericanos. Por esta razón, Acurio y otros chefs crean recetas que mantienen los ingredientes exóticos y tradicionales, pero haciendo invisibles esos componentes. Servir raviolis rellenos de carne de cuy, por ejemplo, permite a los turistas probar este animal tradicional sin tener que verlo. De este modo, también se enfatiza la “hermosa fusión”.
     Animadamente, Acurio presenta al Perú como un ejemplo de nación en la que la cocina ha desempeñado un papel mágico, equilibrado y consensuado. Tal afirmación es, por supuesto, demasiado buena para ser verdad. De hecho, una de las grandes habilidades de Acurio es hacer desaparecer los antagonismos históricos y políticos.
     Acurio promueve lo que él llama “una ética culinaria que va más allá del mero placer”. Insiste en que el movimiento gastronómico debe ser guiado por principios éticos que tengan en cuenta de dónde procede la comida y quién es el principal beneficiado de su consumo. Utilizando productos locales, elogiando a los productores indígenas y entrenando a nuevos chefs de origen humilde, Acurio combina ética y estética en el mismo plato: “La gastronomía y el hambre no van de la mano. Es inmoral disfrutar de un buen plato… cuando eres consciente de que el pescador que atrapó a tu divinamente cocinado pescado vive en una cabaña miserable y debe sobrevivir con casi nada”.
     El punto de vista indígena sobre estos avances culinarios se oye menos que el de los chefs. La organización indígena en el Perú que ha realizado un mayor esfuerzo en el área de la alimentación ha sido Chirapaq, el Centro de Culturas Indígenas del Perú. Hace unos años hablé con varios activistas indígenas y cuando le pregunté a Nelson, uno de ellos, sobre la labor de Chirapaq en relación al derecho soberano sobre la comida y al boom gastronómico, Nelson sonrió, diciendo que le sorprendía mi pregunta, ya que el boom “va contra todo lo que hacemos”.

Una mirada crítica al boom de la cocina peruana. Internet:
<revista.drclas.harvard.edu> (con adaptaciones).
En el texto 4A1-I, en cuanto a su posición ante este boom gastronómico, la comunidad indígena
Alternativas
Q1689539 Espanhol
Texto 4A1-II


    Siempre me ha llamado la atención la tendencia que tenemos los seres humanos a etiquetar, clasificar, poner a andar nuestros prejuicios antes de comprender al otro, escucharlo en su condición de otro. En cierto modo podrí-a decir que la escritura es el camino que encontré para intentar desarticular en mí los prejuicios que me asaltan con respecto a personas o asuntos, porque escribir (lo mismo que leer) es mirar intensamente y seguir en su transformación a un personaje en un camino que no sabemos hacia dónde nos llevará.
     Hace ya muchos años coordiné talleres de lectura con chicos encarcelados, un grupo de menores de entre 9 y 17 años. Mi mayor preocupación era encontrar algún tipo de literatura que les interesara. Me decidí por cuentos fuertes, donde aparecieran la pobreza y la violencia, porque me parecí-a que si ellos habían vivido esas experiencias, sus intereses serian bien diferentes de los de otros niños y jóvenes de esa edad. Era sin dudas un prejuicio. No funcionó. Y así seguí de un material a otro, a los tumbos, durante meses, hasta que un día descubrimos ellos y yo, de modo completamente azaroso, un punto de encuentro: los cuentos maravillosos. Maravillosos cuentos de amor entre príncipes y princesas.
     En el mismo sentido, otra experiencia, más reciente, en una escuela a la que fui invitada como escritora. Una escuela primaria, pública, en la que una docente muy entusiasta realiza un proyecto de lectura que incluye un diario de lector que los alumnos de quinto y sexto llevan durante los dos años que transitan con ella. La escena que nos compete: más de 60 alumnos sentados en el suelo, y yo frente a ellos en una silla, dispuestos todos a comenzar el diálogo. Me sorprenden los chicos, muy inquietos, pero especialmente uno de ellos, que pregunta cuestiones muy precisas sobre los libros. Es menudo, morocho, gracioso y tiene una trencita roja muy fina colgándole del pelo, supe después que tenía 11 años y que en algún momento había repetido curso. Me pregunta especialmente sobre uno de mis libros, El caballo de Chuang Tzu; cuando indago dice que trabaja para un señor que alquila caballos a los turistas. Le regalé un libro, un poco aparte, en secreto, porque no tenía libros para todos. Después, cuando el encuentro terminó, me quedé hablando con la vicedirectora, quien se lamentó por el niño que vení-a de una familia con muchos problemas y que por esa razón no aprendía. ¿No aprende?, pregunté sorprendida, ella contestó que el problema era la escritura, leer sí, pero tiene muchos problemas para escribir, y todo terminó en la palabra: pobrecito. Me pareció que un chico que era capaz de leer con entusiasmo, de relacionar lo que había leído con cuestiones de su vida, de hablar con soltura con la escritora que llegaba a la escuela, un chico que tenía esa vivacidad en la mirada, no merecía el adjetivo de pobrecito. Seguramente así lo comprendió la maestra, que cuando nos despedíamos me dijo: tiene tanto entusiasmo que cuando no viene lo extraño. Faltaba mucho, pero cuando le dije que lo extrañaba empezó a venir, fue como mágico.

¿De quién y para quién es un libro? Revista Cuatro Gatos.
Internet: <https://www.cuatrogatos.org> (con adaptaciones).
De acuerdo con el texto 4A1-II, el acto de escribir es
Alternativas
Q1689540 Espanhol
Texto 4A1-II


    Siempre me ha llamado la atención la tendencia que tenemos los seres humanos a etiquetar, clasificar, poner a andar nuestros prejuicios antes de comprender al otro, escucharlo en su condición de otro. En cierto modo podrí-a decir que la escritura es el camino que encontré para intentar desarticular en mí los prejuicios que me asaltan con respecto a personas o asuntos, porque escribir (lo mismo que leer) es mirar intensamente y seguir en su transformación a un personaje en un camino que no sabemos hacia dónde nos llevará.
     Hace ya muchos años coordiné talleres de lectura con chicos encarcelados, un grupo de menores de entre 9 y 17 años. Mi mayor preocupación era encontrar algún tipo de literatura que les interesara. Me decidí por cuentos fuertes, donde aparecieran la pobreza y la violencia, porque me parecí-a que si ellos habían vivido esas experiencias, sus intereses serian bien diferentes de los de otros niños y jóvenes de esa edad. Era sin dudas un prejuicio. No funcionó. Y así seguí de un material a otro, a los tumbos, durante meses, hasta que un día descubrimos ellos y yo, de modo completamente azaroso, un punto de encuentro: los cuentos maravillosos. Maravillosos cuentos de amor entre príncipes y princesas.
     En el mismo sentido, otra experiencia, más reciente, en una escuela a la que fui invitada como escritora. Una escuela primaria, pública, en la que una docente muy entusiasta realiza un proyecto de lectura que incluye un diario de lector que los alumnos de quinto y sexto llevan durante los dos años que transitan con ella. La escena que nos compete: más de 60 alumnos sentados en el suelo, y yo frente a ellos en una silla, dispuestos todos a comenzar el diálogo. Me sorprenden los chicos, muy inquietos, pero especialmente uno de ellos, que pregunta cuestiones muy precisas sobre los libros. Es menudo, morocho, gracioso y tiene una trencita roja muy fina colgándole del pelo, supe después que tenía 11 años y que en algún momento había repetido curso. Me pregunta especialmente sobre uno de mis libros, El caballo de Chuang Tzu; cuando indago dice que trabaja para un señor que alquila caballos a los turistas. Le regalé un libro, un poco aparte, en secreto, porque no tenía libros para todos. Después, cuando el encuentro terminó, me quedé hablando con la vicedirectora, quien se lamentó por el niño que vení-a de una familia con muchos problemas y que por esa razón no aprendía. ¿No aprende?, pregunté sorprendida, ella contestó que el problema era la escritura, leer sí, pero tiene muchos problemas para escribir, y todo terminó en la palabra: pobrecito. Me pareció que un chico que era capaz de leer con entusiasmo, de relacionar lo que había leído con cuestiones de su vida, de hablar con soltura con la escritora que llegaba a la escuela, un chico que tenía esa vivacidad en la mirada, no merecía el adjetivo de pobrecito. Seguramente así lo comprendió la maestra, que cuando nos despedíamos me dijo: tiene tanto entusiasmo que cuando no viene lo extraño. Faltaba mucho, pero cuando le dije que lo extrañaba empezó a venir, fue como mágico.

¿De quién y para quién es un libro? Revista Cuatro Gatos.
Internet: <https://www.cuatrogatos.org> (con adaptaciones).
En el texto 4A1-II, en su primer relato sobre un taller de lectura, la autora narra su experiencia con jóvenes
Alternativas
Q1689541 Espanhol
Texto 4A1-II


    Siempre me ha llamado la atención la tendencia que tenemos los seres humanos a etiquetar, clasificar, poner a andar nuestros prejuicios antes de comprender al otro, escucharlo en su condición de otro. En cierto modo podrí-a decir que la escritura es el camino que encontré para intentar desarticular en mí los prejuicios que me asaltan con respecto a personas o asuntos, porque escribir (lo mismo que leer) es mirar intensamente y seguir en su transformación a un personaje en un camino que no sabemos hacia dónde nos llevará.
     Hace ya muchos años coordiné talleres de lectura con chicos encarcelados, un grupo de menores de entre 9 y 17 años. Mi mayor preocupación era encontrar algún tipo de literatura que les interesara. Me decidí por cuentos fuertes, donde aparecieran la pobreza y la violencia, porque me parecí-a que si ellos habían vivido esas experiencias, sus intereses serian bien diferentes de los de otros niños y jóvenes de esa edad. Era sin dudas un prejuicio. No funcionó. Y así seguí de un material a otro, a los tumbos, durante meses, hasta que un día descubrimos ellos y yo, de modo completamente azaroso, un punto de encuentro: los cuentos maravillosos. Maravillosos cuentos de amor entre príncipes y princesas.
     En el mismo sentido, otra experiencia, más reciente, en una escuela a la que fui invitada como escritora. Una escuela primaria, pública, en la que una docente muy entusiasta realiza un proyecto de lectura que incluye un diario de lector que los alumnos de quinto y sexto llevan durante los dos años que transitan con ella. La escena que nos compete: más de 60 alumnos sentados en el suelo, y yo frente a ellos en una silla, dispuestos todos a comenzar el diálogo. Me sorprenden los chicos, muy inquietos, pero especialmente uno de ellos, que pregunta cuestiones muy precisas sobre los libros. Es menudo, morocho, gracioso y tiene una trencita roja muy fina colgándole del pelo, supe después que tenía 11 años y que en algún momento había repetido curso. Me pregunta especialmente sobre uno de mis libros, El caballo de Chuang Tzu; cuando indago dice que trabaja para un señor que alquila caballos a los turistas. Le regalé un libro, un poco aparte, en secreto, porque no tenía libros para todos. Después, cuando el encuentro terminó, me quedé hablando con la vicedirectora, quien se lamentó por el niño que vení-a de una familia con muchos problemas y que por esa razón no aprendía. ¿No aprende?, pregunté sorprendida, ella contestó que el problema era la escritura, leer sí, pero tiene muchos problemas para escribir, y todo terminó en la palabra: pobrecito. Me pareció que un chico que era capaz de leer con entusiasmo, de relacionar lo que había leído con cuestiones de su vida, de hablar con soltura con la escritora que llegaba a la escuela, un chico que tenía esa vivacidad en la mirada, no merecía el adjetivo de pobrecito. Seguramente así lo comprendió la maestra, que cuando nos despedíamos me dijo: tiene tanto entusiasmo que cuando no viene lo extraño. Faltaba mucho, pero cuando le dije que lo extrañaba empezó a venir, fue como mágico.

¿De quién y para quién es un libro? Revista Cuatro Gatos.
Internet: <https://www.cuatrogatos.org> (con adaptaciones).
En el texto 4A1-II, en la primera experiencia relatada por la autora, se puede observar que los jóvenes expuestos a un ambiente pobre y violento
Alternativas
Q1689542 Espanhol
Texto 4A1-II


    Siempre me ha llamado la atención la tendencia que tenemos los seres humanos a etiquetar, clasificar, poner a andar nuestros prejuicios antes de comprender al otro, escucharlo en su condición de otro. En cierto modo podrí-a decir que la escritura es el camino que encontré para intentar desarticular en mí los prejuicios que me asaltan con respecto a personas o asuntos, porque escribir (lo mismo que leer) es mirar intensamente y seguir en su transformación a un personaje en un camino que no sabemos hacia dónde nos llevará.
     Hace ya muchos años coordiné talleres de lectura con chicos encarcelados, un grupo de menores de entre 9 y 17 años. Mi mayor preocupación era encontrar algún tipo de literatura que les interesara. Me decidí por cuentos fuertes, donde aparecieran la pobreza y la violencia, porque me parecí-a que si ellos habían vivido esas experiencias, sus intereses serian bien diferentes de los de otros niños y jóvenes de esa edad. Era sin dudas un prejuicio. No funcionó. Y así seguí de un material a otro, a los tumbos, durante meses, hasta que un día descubrimos ellos y yo, de modo completamente azaroso, un punto de encuentro: los cuentos maravillosos. Maravillosos cuentos de amor entre príncipes y princesas.
     En el mismo sentido, otra experiencia, más reciente, en una escuela a la que fui invitada como escritora. Una escuela primaria, pública, en la que una docente muy entusiasta realiza un proyecto de lectura que incluye un diario de lector que los alumnos de quinto y sexto llevan durante los dos años que transitan con ella. La escena que nos compete: más de 60 alumnos sentados en el suelo, y yo frente a ellos en una silla, dispuestos todos a comenzar el diálogo. Me sorprenden los chicos, muy inquietos, pero especialmente uno de ellos, que pregunta cuestiones muy precisas sobre los libros. Es menudo, morocho, gracioso y tiene una trencita roja muy fina colgándole del pelo, supe después que tenía 11 años y que en algún momento había repetido curso. Me pregunta especialmente sobre uno de mis libros, El caballo de Chuang Tzu; cuando indago dice que trabaja para un señor que alquila caballos a los turistas. Le regalé un libro, un poco aparte, en secreto, porque no tenía libros para todos. Después, cuando el encuentro terminó, me quedé hablando con la vicedirectora, quien se lamentó por el niño que vení-a de una familia con muchos problemas y que por esa razón no aprendía. ¿No aprende?, pregunté sorprendida, ella contestó que el problema era la escritura, leer sí, pero tiene muchos problemas para escribir, y todo terminó en la palabra: pobrecito. Me pareció que un chico que era capaz de leer con entusiasmo, de relacionar lo que había leído con cuestiones de su vida, de hablar con soltura con la escritora que llegaba a la escuela, un chico que tenía esa vivacidad en la mirada, no merecía el adjetivo de pobrecito. Seguramente así lo comprendió la maestra, que cuando nos despedíamos me dijo: tiene tanto entusiasmo que cuando no viene lo extraño. Faltaba mucho, pero cuando le dije que lo extrañaba empezó a venir, fue como mágico.

¿De quién y para quién es un libro? Revista Cuatro Gatos.
Internet: <https://www.cuatrogatos.org> (con adaptaciones).
De acuerdo con el texto 4A1-II, el proyecto de la escuela primaria es obra
Alternativas
Q1689543 Espanhol
Texto 4A1-II


    Siempre me ha llamado la atención la tendencia que tenemos los seres humanos a etiquetar, clasificar, poner a andar nuestros prejuicios antes de comprender al otro, escucharlo en su condición de otro. En cierto modo podrí-a decir que la escritura es el camino que encontré para intentar desarticular en mí los prejuicios que me asaltan con respecto a personas o asuntos, porque escribir (lo mismo que leer) es mirar intensamente y seguir en su transformación a un personaje en un camino que no sabemos hacia dónde nos llevará.
     Hace ya muchos años coordiné talleres de lectura con chicos encarcelados, un grupo de menores de entre 9 y 17 años. Mi mayor preocupación era encontrar algún tipo de literatura que les interesara. Me decidí por cuentos fuertes, donde aparecieran la pobreza y la violencia, porque me parecí-a que si ellos habían vivido esas experiencias, sus intereses serian bien diferentes de los de otros niños y jóvenes de esa edad. Era sin dudas un prejuicio. No funcionó. Y así seguí de un material a otro, a los tumbos, durante meses, hasta que un día descubrimos ellos y yo, de modo completamente azaroso, un punto de encuentro: los cuentos maravillosos. Maravillosos cuentos de amor entre príncipes y princesas.
     En el mismo sentido, otra experiencia, más reciente, en una escuela a la que fui invitada como escritora. Una escuela primaria, pública, en la que una docente muy entusiasta realiza un proyecto de lectura que incluye un diario de lector que los alumnos de quinto y sexto llevan durante los dos años que transitan con ella. La escena que nos compete: más de 60 alumnos sentados en el suelo, y yo frente a ellos en una silla, dispuestos todos a comenzar el diálogo. Me sorprenden los chicos, muy inquietos, pero especialmente uno de ellos, que pregunta cuestiones muy precisas sobre los libros. Es menudo, morocho, gracioso y tiene una trencita roja muy fina colgándole del pelo, supe después que tenía 11 años y que en algún momento había repetido curso. Me pregunta especialmente sobre uno de mis libros, El caballo de Chuang Tzu; cuando indago dice que trabaja para un señor que alquila caballos a los turistas. Le regalé un libro, un poco aparte, en secreto, porque no tenía libros para todos. Después, cuando el encuentro terminó, me quedé hablando con la vicedirectora, quien se lamentó por el niño que vení-a de una familia con muchos problemas y que por esa razón no aprendía. ¿No aprende?, pregunté sorprendida, ella contestó que el problema era la escritura, leer sí, pero tiene muchos problemas para escribir, y todo terminó en la palabra: pobrecito. Me pareció que un chico que era capaz de leer con entusiasmo, de relacionar lo que había leído con cuestiones de su vida, de hablar con soltura con la escritora que llegaba a la escuela, un chico que tenía esa vivacidad en la mirada, no merecía el adjetivo de pobrecito. Seguramente así lo comprendió la maestra, que cuando nos despedíamos me dijo: tiene tanto entusiasmo que cuando no viene lo extraño. Faltaba mucho, pero cuando le dije que lo extrañaba empezó a venir, fue como mágico.

¿De quién y para quién es un libro? Revista Cuatro Gatos.
Internet: <https://www.cuatrogatos.org> (con adaptaciones).
Según el texto 4A1-II, en la segunda experiencia, la autora se fija en un niño de once años que
Alternativas
Q1689544 Espanhol
De acuerdo con la viñeta 4A2-I,
Alternativas
Q1689545 Espanhol
Del contexto de producción y recepción textual de la viñeta 4A2-I, se puede inferir que es un texto con fines
Alternativas
Q1689546 Espanhol
Texto 4A2-II


        El Festival de Otoño y el Teatro del Barrio de Madrid han ideado en tiempos de pandemia Teatro de guardia, en la que 24 actores y actrices recitan poemas o textos dramáticos a través del teléfono en un íntimo encuentro con un oyente único, a lo largo de los 18 días que dura el certamen. En total, se aceptarán 92 llamadas telefónicas (cuatro cada intérprete). Cuatro de ellas serán en formato de videollamada, las que corresponden a la actriz sorda Ángela Ibáñez, que interpretará en la lengua de signos el final de la obra de La casa de Bernarda Alba.
        El Festival de Otoño, está dirigido por el dramaturgo y poeta Alberto Conejero. Los encuentros serán de 15 minutos de duración y gratuitos. Habrá reservas en todos los turnos de llamadas para el personal sanitario, hospitalizados o personas mayores. Las entradas se pueden reservar en la página web del Teatro del Barrio.
         “Es un acto simbólico, pero de gran significado. Muy hermoso. Es una manera de mantener viva esa llama de la resistencia, de que se vea que seguimos contando historias sea como sea y en cualquier circunstancia”, explica Aitana Sánchez Gijón. “No habrá escenario ni contacto visual. Todo se jugará con la palabra y la imaginación”, añade Alberto San Juan.
         Fran Perea, Pepe Viyuela o Javier Cámara, que han pedido a Alberto Conejero que les aconseje en la elección de los textos, tienen claro que ese encuentro hará volar la imaginación del oyente y contribuirá a aliviar, de alguna manera, esta rutina tediosa a la que nos ha abocado el coronavirus. “El teatro estará así presente en la vida de las personas”, asegura Perea. 

Teatro de guardia… ¿dígame? Internet: <https://elpais.com> (con adaptaciones).
El texto 4A2-II tiene como principal objetivo
Alternativas
Q1689547 Espanhol
Texto 4A2-II


        El Festival de Otoño y el Teatro del Barrio de Madrid han ideado en tiempos de pandemia Teatro de guardia, en la que 24 actores y actrices recitan poemas o textos dramáticos a través del teléfono en un íntimo encuentro con un oyente único, a lo largo de los 18 días que dura el certamen. En total, se aceptarán 92 llamadas telefónicas (cuatro cada intérprete). Cuatro de ellas serán en formato de videollamada, las que corresponden a la actriz sorda Ángela Ibáñez, que interpretará en la lengua de signos el final de la obra de La casa de Bernarda Alba.
        El Festival de Otoño, está dirigido por el dramaturgo y poeta Alberto Conejero. Los encuentros serán de 15 minutos de duración y gratuitos. Habrá reservas en todos los turnos de llamadas para el personal sanitario, hospitalizados o personas mayores. Las entradas se pueden reservar en la página web del Teatro del Barrio.
         “Es un acto simbólico, pero de gran significado. Muy hermoso. Es una manera de mantener viva esa llama de la resistencia, de que se vea que seguimos contando historias sea como sea y en cualquier circunstancia”, explica Aitana Sánchez Gijón. “No habrá escenario ni contacto visual. Todo se jugará con la palabra y la imaginación”, añade Alberto San Juan.
         Fran Perea, Pepe Viyuela o Javier Cámara, que han pedido a Alberto Conejero que les aconseje en la elección de los textos, tienen claro que ese encuentro hará volar la imaginación del oyente y contribuirá a aliviar, de alguna manera, esta rutina tediosa a la que nos ha abocado el coronavirus. “El teatro estará así presente en la vida de las personas”, asegura Perea. 

Teatro de guardia… ¿dígame? Internet: <https://elpais.com> (con adaptaciones).
Señale la opción en que aparecen dos secuencias textuales encontradas en el texto 4A2-II.
Alternativas
Q1689548 Espanhol
Texto 4A2-II


        El Festival de Otoño y el Teatro del Barrio de Madrid han ideado en tiempos de pandemia Teatro de guardia, en la que 24 actores y actrices recitan poemas o textos dramáticos a través del teléfono en un íntimo encuentro con un oyente único, a lo largo de los 18 días que dura el certamen. En total, se aceptarán 92 llamadas telefónicas (cuatro cada intérprete). Cuatro de ellas serán en formato de videollamada, las que corresponden a la actriz sorda Ángela Ibáñez, que interpretará en la lengua de signos el final de la obra de La casa de Bernarda Alba.
        El Festival de Otoño, está dirigido por el dramaturgo y poeta Alberto Conejero. Los encuentros serán de 15 minutos de duración y gratuitos. Habrá reservas en todos los turnos de llamadas para el personal sanitario, hospitalizados o personas mayores. Las entradas se pueden reservar en la página web del Teatro del Barrio.
         “Es un acto simbólico, pero de gran significado. Muy hermoso. Es una manera de mantener viva esa llama de la resistencia, de que se vea que seguimos contando historias sea como sea y en cualquier circunstancia”, explica Aitana Sánchez Gijón. “No habrá escenario ni contacto visual. Todo se jugará con la palabra y la imaginación”, añade Alberto San Juan.
         Fran Perea, Pepe Viyuela o Javier Cámara, que han pedido a Alberto Conejero que les aconseje en la elección de los textos, tienen claro que ese encuentro hará volar la imaginación del oyente y contribuirá a aliviar, de alguna manera, esta rutina tediosa a la que nos ha abocado el coronavirus. “El teatro estará así presente en la vida de las personas”, asegura Perea. 

Teatro de guardia… ¿dígame? Internet: <https://elpais.com> (con adaptaciones).
La variación lingüística es fundamental en el estudio del lenguaje y en el uso de la lengua. El español, así como otras lenguas, sufre distintas variaciones, no solo por el contexto conversacional, como por sus variantes geográficas o sociales. A esse respecto, se puede afirmar que el conjunto de rasgos propios de la forma de expresarse de un individuo se llama
Alternativas
Q1689549 Espanhol
Texto 4A2-III


Zuma mamá, la rumba y tambó
mabimba, mabomba, bomba y bombó

Zuma, mamá, la rumba y tambó,
mabimba, mabomba, bomba y bombó.

Cómo baila la rumba la negra Tomasa,
cómo baila la rumba José Encarnación.
Ella mueve una nalga, ella mueve la otra,
él se estira, se encoge, dispara la grupa,
el vientre dispara, se agacha, camina,
sobre el uno y el otro talón.

Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui,
Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui.
(José Zacarías Tallet)

Torres-Ríoseco, Arturo. Historia de la literatura Ibero Americana.
New York, Las americas publising company, 1965, p.131.
Al analizar la estructura del texto 4A2-III, señale la opción en que aparece un período composto.
Alternativas
Q1689550 Espanhol
Texto 4A2-III


Zuma mamá, la rumba y tambó
mabimba, mabomba, bomba y bombó

Zuma, mamá, la rumba y tambó,
mabimba, mabomba, bomba y bombó.

Cómo baila la rumba la negra Tomasa,
cómo baila la rumba José Encarnación.
Ella mueve una nalga, ella mueve la otra,
él se estira, se encoge, dispara la grupa,
el vientre dispara, se agacha, camina,
sobre el uno y el otro talón.

Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui,
Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui.
(José Zacarías Tallet)

Torres-Ríoseco, Arturo. Historia de la literatura Ibero Americana.
New York, Las americas publising company, 1965, p.131.
Se puede afirmar que la función del lenguaje predominante en el texto 4A2-III, es la función
Alternativas
Q1689551 Espanhol
Texto 4A2-IV


        Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.
         — ¿Qué pasó con la santa?
         — Ahí está la santa me contestó. Esperando.
     Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable.

Gabriel Garcia Marquez. La Santa. In: Doce cuentos peregrinos.
Bogotá: Editorial La Oveja Negra, 1992, p. 57
Por lo que se refiere a las características composicionales textuales y discursivas, se puede afirmar que el fragmento del texto 4A2-IV presenta la tipología
Alternativas
Q1689552 Espanhol
Texto 4A2-IV


        Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.
         — ¿Qué pasó con la santa?
         — Ahí está la santa me contestó. Esperando.
     Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable.

Gabriel Garcia Marquez. La Santa. In: Doce cuentos peregrinos.
Bogotá: Editorial La Oveja Negra, 1992, p. 57
En el trecho “Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre” del texto 4A2-IV, el sentido de los términos “rastros” y “lúgubre” es, respectivamente,
Alternativas
Q1689553 Espanhol
Texto 4A2-IV


        Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.
         — ¿Qué pasó con la santa?
         — Ahí está la santa me contestó. Esperando.
     Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable.

Gabriel Garcia Marquez. La Santa. In: Doce cuentos peregrinos.
Bogotá: Editorial La Oveja Negra, 1992, p. 57
A partir del texto 4A2-IV y de sus relaciones semánticas y sintácticas, señale la opción correcta.
Alternativas
Respostas
1: D
2: B
3: D
4: C
5: E
6: B
7: C
8: E
9: D
10: E
11: D
12: D
13: E
14: C
15: B
16: E
17: B
18: A
19: D
20: B