Questões de Vestibular de Espanhol
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( ) El autor no quiere parecer débil por eso le pide a Dios que lo ayude cuando dice la verdad y cuando miente.
( ) Pide éxito a cualquier precio.
( ) Quiere que los demás piensen igual que él.
( ) No quiere caer en desesperación por el triunfo.
( ) Quiere perdonar como los grandes y vengarse como los bajos.
Ahora, señale la alternativa que contiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo.
( ) El autor acaba comprendiendo y coincidiendo con su padre.
( ) El narrador vive en una cueva.
( ) El autor recibió un golpe.
( ) El texto fue escrito por un hombre.
( ) El texto fue escrito por una mujer.
Ahora, señale la alternativa que contiene la secuencia correcta, de arriba hacia abajo.
Elpais.com – accesado en 27/09/2010 (con adaptaciones)
Elpais.com – accesado en 27/09/2010 (con adaptaciones)
I. Solamente después del 25 de diciembre los mineros atrapados podrán ser rescatados.
II. La iluminación llega a los mineros a través de un conducto de ocho centímetros de diámetro.
III. La esperanza de rescate está en la llegada de la roca de setecientos mil toneladas que abrirá un túnel por donde los trabajadores subirán.
IV. El gobierno teme que el agujero podrá causar el ahogamiento de los atrapados.
V. Florencio Ávalos y su hermano fueron los primeros mineros rescatados.
Dentre las opciones abajo, señale la CORRECTA:
FOUCAULT, Michel. Microfísica del poder. Trad. Julia Varela e Fernando Álvares-Uría.
Madrid: Ediciones de La Piqueta, 1992, p. 137-138. (con adaptaciones)
FOUCAULT, Michel. Microfísica del poder. Trad. Julia Varela e Fernando Álvares-Uría.
Madrid: Ediciones de La Piqueta, 1992, p. 137-138. (con adaptaciones)
I. La condición onírica del poder es algo que ya había sido dicho por Hegel, Freud y Marcuse.
II. Para se hacer un análisis del poder económico disponemos actualmente de muy poco.
III. La naturaleza, los instintos, clases y individuos pueden ser reprimidos por el poder.
IV. El poder es una relación de fuerza y su análisis debe ser primeramente el análisis de los mecanismos de represión.
Elija la respuesta CORRECTA:
La palabra despistados, de acuerdo con la viñeta arriba, se refiere a las personas:
Castro Alves del Brasil
Pablo Neruda
Castro Alves del Brasil, ¿tú para quién cantaste?
¿Para la flor cantaste? ¿Para el agua
cuya hermosura dice palabras a las piedras?
¿Cantaste para los ojos, para el perfil cortado
de la que amaste entonces? ¿Para la primavera?
Sí, pero aquellos pétalos no tenían rocío,
aquellas aguas negras no tenían palabras,
aquellos ojos eran los que vieron la muerte,
ardían los martirios aun detrás del amor,
la primavera estaba salpicada de sangre.
– Canté para los esclavos, ellos sobre los barcos
como el racimo oscuro del árbol de la ira
viajaron, y en el puerto se desangró el navío
dejándonos el peso de una sangre robada.
– Canté en aquellos días contra el infierno,
contra las afiladas lenguas de la codicia,
contra el oro empapado en el tormento,
contra la mano que empuñaba el látigo,
contra los directores de tinieblas.
– Cada rosa tenía un muerto en sus raíces.
La luz, la noche, el cielo se cubrían de llanto,
los ojos se apartaban de las manos heridas
y era mi voz la única que llenaba el silencio.
– Yo quise que del hombre nos salváramos,
yo creía que la ruta pasaba por el hombre,
y que de allí tenía que salir el destino.
Yo canté para aquellos que no tenían voz.
Mi voz golpeó las puertas hasta entonces cerradas
para que, combatiendo, la Libertad entrase.
Castro Alves del Brasil, hoy que tu libro puro
vuelve a nacer para la tierra libre,
déjame a mí, poeta de nuestra pobre América,
coronar tu cabeza con el laurel del pueblo.
Tu voz se unió a la eterna y alta voz de los hombres.
Cantaste bien. Cantaste como debe cantarse.
In: NERUDA, P. Canto general. Santiago: Pehúen Editores, 2005. p. 137 (con adaptaciones)
Castro Alves del Brasil
Pablo Neruda
Castro Alves del Brasil, ¿tú para quién cantaste?
¿Para la flor cantaste? ¿Para el agua
cuya hermosura dice palabras a las piedras?
¿Cantaste para los ojos, para el perfil cortado
de la que amaste entonces? ¿Para la primavera?
Sí, pero aquellos pétalos no tenían rocío,
aquellas aguas negras no tenían palabras,
aquellos ojos eran los que vieron la muerte,
ardían los martirios aun detrás del amor,
la primavera estaba salpicada de sangre.
– Canté para los esclavos, ellos sobre los barcos
como el racimo oscuro del árbol de la ira
viajaron, y en el puerto se desangró el navío
dejándonos el peso de una sangre robada.
– Canté en aquellos días contra el infierno,
contra las afiladas lenguas de la codicia,
contra el oro empapado en el tormento,
contra la mano que empuñaba el látigo,
contra los directores de tinieblas.
– Cada rosa tenía un muerto en sus raíces.
La luz, la noche, el cielo se cubrían de llanto,
los ojos se apartaban de las manos heridas
y era mi voz la única que llenaba el silencio.
– Yo quise que del hombre nos salváramos,
yo creía que la ruta pasaba por el hombre,
y que de allí tenía que salir el destino.
Yo canté para aquellos que no tenían voz.
Mi voz golpeó las puertas hasta entonces cerradas
para que, combatiendo, la Libertad entrase.
Castro Alves del Brasil, hoy que tu libro puro
vuelve a nacer para la tierra libre,
déjame a mí, poeta de nuestra pobre América,
coronar tu cabeza con el laurel del pueblo.
Tu voz se unió a la eterna y alta voz de los hombres.
Cantaste bien. Cantaste como debe cantarse.
In: NERUDA, P. Canto general. Santiago: Pehúen Editores, 2005. p. 137 (con adaptaciones)
Castro Alves del Brasil
Pablo Neruda
Castro Alves del Brasil, ¿tú para quién cantaste?
¿Para la flor cantaste? ¿Para el agua
cuya hermosura dice palabras a las piedras?
¿Cantaste para los ojos, para el perfil cortado
de la que amaste entonces? ¿Para la primavera?
Sí, pero aquellos pétalos no tenían rocío,
aquellas aguas negras no tenían palabras,
aquellos ojos eran los que vieron la muerte,
ardían los martirios aun detrás del amor,
la primavera estaba salpicada de sangre.
– Canté para los esclavos, ellos sobre los barcos
como el racimo oscuro del árbol de la ira
viajaron, y en el puerto se desangró el navío
dejándonos el peso de una sangre robada.
– Canté en aquellos días contra el infierno,
contra las afiladas lenguas de la codicia,
contra el oro empapado en el tormento,
contra la mano que empuñaba el látigo,
contra los directores de tinieblas.
– Cada rosa tenía un muerto en sus raíces.
La luz, la noche, el cielo se cubrían de llanto,
los ojos se apartaban de las manos heridas
y era mi voz la única que llenaba el silencio.
– Yo quise que del hombre nos salváramos,
yo creía que la ruta pasaba por el hombre,
y que de allí tenía que salir el destino.
Yo canté para aquellos que no tenían voz.
Mi voz golpeó las puertas hasta entonces cerradas
para que, combatiendo, la Libertad entrase.
Castro Alves del Brasil, hoy que tu libro puro
vuelve a nacer para la tierra libre,
déjame a mí, poeta de nuestra pobre América,
coronar tu cabeza con el laurel del pueblo.
Tu voz se unió a la eterna y alta voz de los hombres.
Cantaste bien. Cantaste como debe cantarse.
In: NERUDA, P. Canto general. Santiago: Pehúen Editores, 2005. p. 137 (con adaptaciones)