Questões de Concurso Sobre ensino da língua estrangeira espanhola | enseñanza y aprendizaje del español como lengua extranjera em espanhol

Foram encontradas 184 questões

Q2572806 Espanhol

Cuando se enseñan géneros discursivos a hablantes de portugués, ¿qué enfoque se recomienda para asegurar que los estudiantes comprendan la diversidad y función de estos en la lengua española?

Alternativas
Q2572805 Espanhol

Respecto a la enseñanza de la cultura hispanohablante, ¿cómo podría un profesor de español en Brasil enfatizar la diversidad cultural de países como Argentina y Venezuela?

Alternativas
Q2572804 Espanhol

En el contexto de la enseñanza de español como lengua extranjera en Brasil, ¿cuál de las siguientes opciones refleja mejor un enfoque comunicativo para la práctica en clase?

Alternativas
Q2572803 Espanhol

Considerando las identidades de los aprendices, desde niños hasta ancianos, ¿cuál es el enfoque más adecuado para enseñar español a adultos mayores en Brasil?

Alternativas
Q2572802 Espanhol

En la enseñanza de la sintaxis del español a hablantes de portugués avanzados, ¿cuál de las siguientes propuestas didácticas se considera más avanzada y desafiante?

Alternativas
Q2572801 Espanhol

Al considerar la unidad y diversidad de la lengua española en la enseñanza, es importante exponer a los estudiantes a diferentes variantes lingüísticas. ¿Cómo se podría abordar mejor este tema en clase?

Alternativas
Q2572800 Espanhol

Cuando se trata de enseñar sustantivos y adjetivos en español a estudiantes brasileños, ¿cuál es la consideración más importante a tener en cuenta debido a las diferencias con el portugués?

Alternativas
Q2572799 Espanhol

Para abordar las identidades que configuran el proceso educativo en la enseñanza de ELE (Español como Lengua Extranjera), es importante reconocer las diferencias de aprendizaje en distintas edades. ¿Qué técnica sería más apropiada para enseñar a adolescentes en Brasil?

Alternativas
Q2430773 Espanhol

Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.


Las cartas de amor


Por Eduardo Galeano


  1. Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
  2. casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
  3. que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
  4. a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
  5. —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
  6. Se acercó a la mesa y dijo:
  7. —“¿Me permite?”
  8. —“Por supuesto”.
  9. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
  10. cuando dices:
  11. —“Me permites”, dicen
  12. —“De qué”
  13. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
  14. que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
  15. se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
  16. —“¿y qué lees?”
  17. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
  18. mal, muy mal, por ahí no.
  19. —“Pues bonito día”
  20. Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
  21. —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
  22. Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
  23. fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
  24. era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
  25. cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
  26. estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
  27. gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
  28. —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
  29. —“No”,
  30. —“Oye quedamos el fin de semana”,
  31. —“Vale”.
  32. Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
  33. él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
  34. yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
  35. musical, y le dijo:
  36. —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
  37. —“Ismael qué?”,
  38. —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
  39. —“Los de verdad me gustan”.
  40. Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
  41. atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
  42. esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
  43. Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
  44. de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
  45. importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
  46. acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
  47. —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
  48. —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
  49. —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
  50. camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
  51. que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
  52. y todo lo poco que nos falta para vernos”,
  53. Él dijo que bueno, que vale.
  54. —“Pero que si no te vas casi mejor”.
  55. Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
  56. perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
  57. cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
  58. vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
  59. A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
  60. echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
  61. de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
  62. iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
  63. y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
  64. diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
  65. se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
  66. vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
  67. creo que diez años, quince, no me acuerdo.
  68. Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
  69. buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
  70. ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
  71. casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
  72. no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
  73. riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
  74. Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
  75. le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
  76. cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
  77. sabe si falsas.
  78. Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
  79. de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
  80. declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
  81. llevarla a la guarida no era moco de pavo.
  82. Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
  83. encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
  84. sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
  85. era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
  86. joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
  87. Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
  88. buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
  89. cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
  90. Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
  91. la carta en la que ella diría:
  92. —“Pronto estaré allí”.


(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).

Sobre el uso del texto del inicio del examen en clases de Educación Básica, NO es correcto decir que:

Alternativas
Q2430771 Espanhol

Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.


Las cartas de amor


Por Eduardo Galeano


  1. Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
  2. casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
  3. que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
  4. a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
  5. —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
  6. Se acercó a la mesa y dijo:
  7. —“¿Me permite?”
  8. —“Por supuesto”.
  9. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
  10. cuando dices:
  11. —“Me permites”, dicen
  12. —“De qué”
  13. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
  14. que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
  15. se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
  16. —“¿y qué lees?”
  17. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
  18. mal, muy mal, por ahí no.
  19. —“Pues bonito día”
  20. Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
  21. —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
  22. Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
  23. fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
  24. era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
  25. cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
  26. estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
  27. gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
  28. —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
  29. —“No”,
  30. —“Oye quedamos el fin de semana”,
  31. —“Vale”.
  32. Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
  33. él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
  34. yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
  35. musical, y le dijo:
  36. —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
  37. —“Ismael qué?”,
  38. —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
  39. —“Los de verdad me gustan”.
  40. Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
  41. atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
  42. esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
  43. Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
  44. de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
  45. importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
  46. acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
  47. —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
  48. —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
  49. —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
  50. camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
  51. que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
  52. y todo lo poco que nos falta para vernos”,
  53. Él dijo que bueno, que vale.
  54. —“Pero que si no te vas casi mejor”.
  55. Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
  56. perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
  57. cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
  58. vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
  59. A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
  60. echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
  61. de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
  62. iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
  63. y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
  64. diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
  65. se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
  66. vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
  67. creo que diez años, quince, no me acuerdo.
  68. Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
  69. buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
  70. ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
  71. casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
  72. no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
  73. riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
  74. Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
  75. le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
  76. cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
  77. sabe si falsas.
  78. Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
  79. de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
  80. declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
  81. llevarla a la guarida no era moco de pavo.
  82. Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
  83. encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
  84. sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
  85. era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
  86. joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
  87. Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
  88. buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
  89. cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
  90. Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
  91. la carta en la que ella diría:
  92. —“Pronto estaré allí”.


(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).

Un trabajo pedagógico con el texto del examen:


I. No necesita de una introducción respecto a la comunicación por cartas, pues los estudiantes ya están acostumbrados con mensajes de internet.

II. Debe incluir informaciones sobre el autor del texto y su país de origen.

III. Permite una discusión sobre cómo las personas se conocen hoy en día y establecen relaciones.


¿Cuáles están correctas?

Alternativas
Q2430767 Espanhol

Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.


Las cartas de amor


Por Eduardo Galeano


  1. Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
  2. casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
  3. que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
  4. a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
  5. —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
  6. Se acercó a la mesa y dijo:
  7. —“¿Me permite?”
  8. —“Por supuesto”.
  9. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
  10. cuando dices:
  11. —“Me permites”, dicen
  12. —“De qué”
  13. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
  14. que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
  15. se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
  16. —“¿y qué lees?”
  17. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
  18. mal, muy mal, por ahí no.
  19. —“Pues bonito día”
  20. Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
  21. —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
  22. Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
  23. fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
  24. era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
  25. cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
  26. estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
  27. gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
  28. —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
  29. —“No”,
  30. —“Oye quedamos el fin de semana”,
  31. —“Vale”.
  32. Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
  33. él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
  34. yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
  35. musical, y le dijo:
  36. —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
  37. —“Ismael qué?”,
  38. —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
  39. —“Los de verdad me gustan”.
  40. Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
  41. atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
  42. esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
  43. Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
  44. de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
  45. importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
  46. acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
  47. —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
  48. —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
  49. —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
  50. camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
  51. que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
  52. y todo lo poco que nos falta para vernos”,
  53. Él dijo que bueno, que vale.
  54. —“Pero que si no te vas casi mejor”.
  55. Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
  56. perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
  57. cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
  58. vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
  59. A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
  60. echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
  61. de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
  62. iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
  63. y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
  64. diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
  65. se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
  66. vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
  67. creo que diez años, quince, no me acuerdo.
  68. Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
  69. buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
  70. ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
  71. casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
  72. no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
  73. riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
  74. Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
  75. le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
  76. cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
  77. sabe si falsas.
  78. Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
  79. de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
  80. declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
  81. llevarla a la guarida no era moco de pavo.
  82. Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
  83. encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
  84. sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
  85. era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
  86. joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
  87. Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
  88. buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
  89. cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
  90. Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
  91. la carta en la que ella diría:
  92. —“Pronto estaré allí”.


(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).

Sobre el trabajo con textos en la Educación Básica, es correcto decir que:

Alternativas
Q2430765 Espanhol

Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.


Las cartas de amor


Por Eduardo Galeano


  1. Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
  2. casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
  3. que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
  4. a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
  5. —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
  6. Se acercó a la mesa y dijo:
  7. —“¿Me permite?”
  8. —“Por supuesto”.
  9. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
  10. cuando dices:
  11. —“Me permites”, dicen
  12. —“De qué”
  13. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
  14. que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
  15. se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
  16. —“¿y qué lees?”
  17. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
  18. mal, muy mal, por ahí no.
  19. —“Pues bonito día”
  20. Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
  21. —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
  22. Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
  23. fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
  24. era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
  25. cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
  26. estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
  27. gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
  28. —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
  29. —“No”,
  30. —“Oye quedamos el fin de semana”,
  31. —“Vale”.
  32. Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
  33. él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
  34. yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
  35. musical, y le dijo:
  36. —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
  37. —“Ismael qué?”,
  38. —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
  39. —“Los de verdad me gustan”.
  40. Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
  41. atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
  42. esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
  43. Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
  44. de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
  45. importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
  46. acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
  47. —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
  48. —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
  49. —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
  50. camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
  51. que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
  52. y todo lo poco que nos falta para vernos”,
  53. Él dijo que bueno, que vale.
  54. —“Pero que si no te vas casi mejor”.
  55. Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
  56. perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
  57. cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
  58. vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
  59. A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
  60. echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
  61. de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
  62. iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
  63. y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
  64. diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
  65. se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
  66. vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
  67. creo que diez años, quince, no me acuerdo.
  68. Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
  69. buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
  70. ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
  71. casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
  72. no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
  73. riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
  74. Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
  75. le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
  76. cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
  77. sabe si falsas.
  78. Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
  79. de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
  80. declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
  81. llevarla a la guarida no era moco de pavo.
  82. Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
  83. encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
  84. sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
  85. era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
  86. joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
  87. Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
  88. buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
  89. cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
  90. Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
  91. la carta en la que ella diría:
  92. —“Pronto estaré allí”.


(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).

Respecto al uso del cuento del inicio del examen en una clase de Educación Básica, se puede decir que:

Alternativas
Q2430764 Espanhol

Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.


Las cartas de amor


Por Eduardo Galeano


  1. Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
  2. casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
  3. que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
  4. a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
  5. —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
  6. Se acercó a la mesa y dijo:
  7. —“¿Me permite?”
  8. —“Por supuesto”.
  9. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
  10. cuando dices:
  11. —“Me permites”, dicen
  12. —“De qué”
  13. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
  14. que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
  15. se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
  16. —“¿y qué lees?”
  17. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
  18. mal, muy mal, por ahí no.
  19. —“Pues bonito día”
  20. Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
  21. —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
  22. Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
  23. fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
  24. era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
  25. cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
  26. estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
  27. gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
  28. —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
  29. —“No”,
  30. —“Oye quedamos el fin de semana”,
  31. —“Vale”.
  32. Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
  33. él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
  34. yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
  35. musical, y le dijo:
  36. —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
  37. —“Ismael qué?”,
  38. —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
  39. —“Los de verdad me gustan”.
  40. Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
  41. atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
  42. esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
  43. Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
  44. de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
  45. importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
  46. acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
  47. —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
  48. —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
  49. —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
  50. camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
  51. que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
  52. y todo lo poco que nos falta para vernos”,
  53. Él dijo que bueno, que vale.
  54. —“Pero que si no te vas casi mejor”.
  55. Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
  56. perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
  57. cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
  58. vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
  59. A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
  60. echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
  61. de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
  62. iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
  63. y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
  64. diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
  65. se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
  66. vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
  67. creo que diez años, quince, no me acuerdo.
  68. Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
  69. buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
  70. ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
  71. casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
  72. no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
  73. riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
  74. Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
  75. le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
  76. cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
  77. sabe si falsas.
  78. Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
  79. de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
  80. declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
  81. llevarla a la guarida no era moco de pavo.
  82. Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
  83. encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
  84. sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
  85. era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
  86. joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
  87. Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
  88. buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
  89. cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
  90. Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
  91. la carta en la que ella diría:
  92. —“Pronto estaré allí”.


(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).

Tomando como base la enseñanza de español en la Educación Básica, sobre la utilización del texto del inicio del examen es correcto decir que:

Alternativas
Q2430756 Espanhol

Instrucciones: Las cuestiones de números 31 a 60 se refieren al texto abajo.


Las cartas de amor


Por Eduardo Galeano


  1. Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores,
  2. casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito. A ellos lo
  3. que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio
  4. a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
  5. —“ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
  6. Se acercó a la mesa y dijo:
  7. —“¿Me permite?”
  8. —“Por supuesto”.
  9. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general
  10. cuando dices:
  11. —“Me permites”, dicen
  12. —“De qué”
  13. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá
  14. que inventar otra historia en la que ella le dice “De qué”, en este caso ella lo invitó a él para que
  15. se sentase, y él se sentó. Y claro, no había de qué hablar,
  16. —“¿y qué lees?”
  17. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella estaba leyendo, mal empezamos,
  18. mal, muy mal, por ahí no.
  19. —“Pues bonito día”
  20. Pero enseguida empezaron a profundizar, porque ella dijo
  21. —“Sí, la verdad es que hace un bonito día”.
  22. Y aunque no lo hiciera. Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracteriza y
  23. fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que
  24. era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde,
  25. cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café a la habana con coca cola. Por entonces ya
  26. estaban descubriendo que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, y compartían
  27. gustos cinematográficos, y por eso él le dijo
  28. —“Oye, y si vamos a ver esta, ¿has visto La vida es bella?” y ella
  29. —“No”,
  30. —“Oye quedamos el fin de semana”,
  31. —“Vale”.
  32. Y aquel fin de semana pues, yo no sé muy bien si para sorprenderla o no, pero el caso es que
  33. él rompía a llorar en cada escena en la que aparecía el chaval pequeño, esto a ella le enterneció,
  34. yo quiero pensar que era de verdad. Resulta que coincidían en más gustos, y también en lo
  35. musical, y le dijo:
  36. —“Oye, este fin de semana toca Ismael Serrano”,
  37. —“Ismael qué?”,
  38. —“Pero a ti te gustan los cantautores?”,
  39. —“Los de verdad me gustan”.
  40. Pero él le convenció a ella y fueron. Cuando él empezó a cantar aquella de Vértigo, pues se
  41. atrevió a cogerle la mano. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por
  42. esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
  43. Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado
  44. de ella, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos
  45. importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que
  46. acabo de decir, pero es una buena frase. Pero fue en aquel café en donde ella le dijo:
  47. —“Sabes, creo que me tengo que ir durante algún tiempo”,
  48. —“Yo te iba a decir casi lo contrario, que te quedaras conmigo para toda la vida”, y ella dijo
  49. —“No te preocupes porque yo estaré esperando el día que vuelva para retomar contigo este
  50. camino que emprendimos, además, cada quince días puntualmente te mandaré una carta en la
  51. que te contaré todo lo que he hecho, todo lo que siento, todo lo mucho que te echo de menos,
  52. y todo lo poco que nos falta para vernos”,
  53. Él dijo que bueno, que vale.
  54. —“Pero que si no te vas casi mejor”.
  55. Pero se fue. Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba
  56. perdidamente enamorado, que no había ningún elixir que hiciera que la olvidase, que no era
  57. cierto aquella de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera
  58. vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.
  59. A los quince días puntualmente llegó la carta de ella toda llena de besos y de caricias, de te
  60. echo de menos, él lloró, y esta vez era de verdad. Y guardaba las cartas con mucho cariño encima
  61. de la mesilla. Pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y otros quince, y las cartas se
  62. iban acumulando. Y su vida consistía en esperar a que llegara el decimoquinto día, abrir el buzón
  63. y encontrar la carta de amor en la que ella prometía volver, esperar esa carta en la que ella le
  64. diría que volvía pronto. Y pasaron años, muchos años, y ya las cartas casi no cabían en la casa,
  65. se compró una gran caja fuerte para guardar todas las cartas, porque eran su gran tesoro, porque
  66. vivía para leer las cartas que ella le había escrito, porque ella era lo que más quería, y así pasaron
  67. creo que diez años, quince, no me acuerdo.
  68. Y un día ella, sin saber cómo ni por qué, dejó de escribir, y al quince día él se encontró el
  69. buzón vacío, y el alma partida en dos. Ahora solo podía vivir del recuerdo, leyendo las cartas que
  70. ella le había escrito con tanto cariño, aquellas cartas eran su mayor tesoro. Un día él salió de
  71. casa, porque tenía que salir, y unos ladrones entraron en su casa. Al ver allí la gran caja fuerte
  72. no se lo pensaron dos veces, porque pensaron que debían esconder algún gran tesoro, grandes
  73. riquezas, realmente no era. Y se llevaron la gran caja fuerte.
  74. Imagínate la desolación de nuestro protagonista cuando llega a su casa y se da cuenta de que
  75. le han robado lo que él más quería, lo que le hacía sentirse vivo algunas tardes de domingo
  76. cuando no sonaba el jodido teléfono, cuando releía aquellas cartas y aquellas promesas quién
  77. sabe si falsas.
  78. Suele pasar que los ladrones son buenas personas, y este era el caso. Pero imagínate la cara
  79. de los ladrones cuando abren la caja fuerte y se encuentran montones de cartas de amor,
  80. declaraciones imposibles. El jefe de los ladrones se enfadó un poquito, pues la caja pesaba, y
  81. llevarla a la guarida no era moco de pavo.
  82. Nuestro hombre vagaba casi moribundo por las calles de su ciudad, con la esperanza de
  83. encontrar alguna carta, a alguien que le hablara de una gran caja fuerte llena de cartas, perdido
  84. sin saber ya qué hacer. El jefe ladrón lo que dijo es que aquellas cartas lo que había que hacer
  85. era quemarlas o tirarlas al río, lo que fuera, pero que desaparecieran de inmediato. Pero el más
  86. joven de los ladrones era más bueno, y se le ocurrió una gran idea.
  87. Un día nuestro hombre llegó a casa después de estar buscando toda una tarde, y al abrir el
  88. buzón ¿Adivina lo que se encontró?... Una carta. Los ladrones habían decidido mandarle las
  89. cartas tal y como ella se las había mandado, puntualmente cada quince días, por riguroso orden.
  90. Ahora él resucitaba con la esperanza de revivir aquellos momentos en los que quizá un día leería
  91. la carta en la que ella diría:
  92. —“Pronto estaré allí”.


(Disponible en: www.poeticous.com/eduardo-galeano/las-cartas-de-amor-1?locale=es – texto adaptado especialmente para ese examen).

El uso del texto del inicio de este examen en una clase de español permite:

Alternativas
Q2418236 Espanhol

En este tipo de enseñanza, el alumnado ocupa el centro de interés y se tienden a incorporar las experiencias personales y los conocimientos previos del discente a la enseñanza, apelando a su imaginación y creatividad. Cabe reseñar que el acercamiento a la lengua extranjera se hace de modo global, y no meramente secuencial, de acuerdo con las necesidades creadas por la propia tarea. Su unidad organizativa gira alrededor de lo que se denomina tarea, entendiendo esta como la realización de una o varias actividades con el propósito de alcanzar un objetivo establecido previamente.

Palacios Martínez, I. (dir.), R. Alonso Alonso, M. Cal Varela, Y. Calvo Benzies, F.X. Fernández Polo, L. Gómez García, P. López Rúa, Y. Rodríguez Rodríguez & J. R. Varela Pérez. 2019. Diccionario electrónico de enseñanza y aprendizaje de lenguas. ISBN 978-84-09-10971-5. Disponible en https://www.dicenlen.eu/es/diccionario/entradas/ enfoque-tareas


Con base en el texto, señale la alternativa correcta:

Alternativas
Q2418235 Espanhol

La interculturalidad se basa en la necesidad de comprender lo diferente de cada cultura y asumir la posibilidad de la convivencia democrática en tanto el “otro” representa una alteridad no asimilable, ni unificable, sino inmersa en su propia condición histórica como sujeto de enunciación. De esta manera, la interculturalidad implica, por un lado, la convivencia democrática entre grupos y culturas nacionales, el reconocimiento de las diferencias y la paridad de derechos, el respeto a las diferencias y su integración sin anularlas (FLEURI, 2003) y, por último, la necesidad de salir del etnocentrismo.

BUGNONE, A.L., CAPASSO, V.C. Reflexiones y aportes para pensar la cultura en la enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras, in Trab. Ling. Aplic., Campinas, n. 55.3, 2016. p. 681.


En lo que se refiere a interculturalidad, señale la alternativa correcta:

Alternativas
Q2410322 Espanhol

Las cuestiones 16 y 17 se refieren a la parte del texto de J. Díaz-Corralejo.


El aprendizaje de las lenguas extranjeras es un proceso en el que el desarrollo se hace individualmente y está constituido por diferentes etapas de desestructuración y de __________________ para construir un sistema, o sistemas, de lengua y cultura además del materno. Las etapas intermedias las llamamos interlengua y, poco a poco, los profesores tienen en cuenta que los errores no son faltas (Lamy 1976, Corder 1980: 13) que hay que castigar o que poner en evidencia, sino pistas que permitan conocer los obstáculos que cada alumno encuentra en la progresión de su aprendizaje de las lenguas extranjeras.


CONDE, J. Díaz-Corralejo. Didáctica de las lenguas extranjeras: los enfoques comunicativos, in Didáctica, 8, 87-103. Servicio de Publicaciones UCM. Madrid, 1996. http://revistas.ucm.es/index.php/DIDA/article/view/DIDA9696110087A

El sistema lingüístico del estudiante de una segunda lengua es llamado interlengua. Con relación a este sistema considere las afirmaciones abajo y posteriormente marque las opciones correctas:


I – Ser un sistema individual, propio de cada aprendiente.

II – Mediar entre el sistema de la lengua materna y el de la lengua meta del alumno.

III – Estar en constante evolución, puesto que está constituido por etapas sucesivas de aproximación a la lengua meta.

IV – Ser permeable al aducto, y, por tanto, capaz de experimentar sucesivas reestructuraciones para dar paso al siguiente estadio.


Están correctas:

Alternativas
Q2410318 Espanhol

Una caracteristica del Español de España que lo diferencia del español de otros países es el uso del sujeto "vosotros". Más allá de esto, con relación a pronunciación, es correcto afirmar:

Alternativas
Q2340977 Espanhol
Leia o texto a seguir.
A língua castelhana é uma língua românica e a maioria dos seus vocábulos procede do Latim. No entanto, há palavras de uso comum que foram se incorporando ao Espanhol ao longo da Idade Moderna e da Idade Contemporânea; exemplo disso são os termos “ají”, “canoa”, “chocolate”, “iguana”, “malón”, “ñandú”, “piragua”, “puma”, “tamal” e “yuca”.

Esses dez termos na língua castelhana são consequência da incorporação da América ao âmbito hispânico e, por isso, os vocábulos pertencentes a alguma língua indígena da América ou que procedem do espanhol falado na América são denominados, pela Lexicologia, como
Alternativas
Q2335161 Espanhol

TEXTO 2





(NIK. Gaturro 3. Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 2006, p.60.)

Para Solé (1998), el proceso de lectura debe asegurar que el lector comprende el texto y que puede ir construyendo una idea acerca de su contenido, extrayendo de él aquello que en función de sus objetivos le interesa. Según esa perspectiva, el desarrollo de la comprensión lectora en las clases de lengua depende principalmente:
Alternativas
Respostas
21: C
22: B
23: B
24: E
25: A
26: A
27: E
28: D
29: C
30: D
31: C
32: B
33: E
34: B
35: C
36: A
37: D
38: A
39: D
40: B