Questões de Concurso Sobre interpretação de texto | comprensión de lectura em espanhol

Foram encontradas 1.474 questões

Q752810 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

Siempre que exista en la faz de la tierra cualquier palabra,

los jilgueros saldrán de sus jaulas.

Alternativas
Q752809 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

Siempre que exista en la faz de la tierra cualquier palabra,

podremos escribirla tal como se habla o como se escribe.

Alternativas
Q752808 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

Siempre que exista en la faz de la tierra cualquier palabra,

podremos rescatarla de la cárcel de la impresión a través de la guitarra.


Alternativas
Q752807 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

Siempre que exista en la faz de la tierra cualquier palabra,

habrá poesía.

Alternativas
Q752806 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

De acuerdo con Blas de Otero, el verso no puede ser liberado por medio de

un jilguero embalsamado.

Alternativas
Q752805 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

De acuerdo con Blas de Otero, el verso no puede ser liberado por medio de

la propia voz y una cinta magnetofónica.

Alternativas
Q752804 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

De acuerdo con Blas de Otero, el verso no puede ser liberado por medio de

la guitarra y la televisión.

Alternativas
Q752803 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

De acuerdo con Blas de Otero, el verso no puede ser liberado por medio de

un artesano numismático.

Alternativas
Q752802 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

La identidad de un poeta está en ser un

impresor.

Alternativas
Q752801 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

La identidad de un poeta está en ser un

alguacil.

Alternativas
Q752800 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

La identidad de un poeta está en ser un

bardo.

Alternativas
Q752799 Espanhol

Texto para la cuestione.

Verso y prosa

El verso

  Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.

  Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.

  El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.

  Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.

  Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.

  Poesía y palabra

  Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.

 El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.

  Qué será de la poesía

  Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.

  Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?

Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.

Blas de Otero. Verso y prosa.

La identidad de un poeta está en ser un

jugador de ajedrez.

Alternativas
Q744358 Espanhol

TEXTO VII

       El español de "vos", un pasaporte para refugiados y solicitantes de asilo

      Buenos Aires, 8 jul (EFE). - "Me gusta Messi", dice el haitiano Roland, con algo de acento. Está en clase de español rodeado de pakistaníes, iraquíes... la mayoría en una situación similar a él: son refugiados o solicitantes de asilo que, además de los requisitos legales, necesitan el idioma para construir una vida en Argentina.

      En 2015, una de cada 113 personas del planeta era refugiada, solicitante de asilo o desplazada interna, según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una crisis humanitaria sin precedentes que para los implicados ni siquiera termina con los papeles del visado.

      Aunque los destinos más habituales de quienes se ven forzados a abandonar sus casas son los países cercanos, la política de puertas abiertas de Argentina convence a muchos de entre los pocos que, aún en esas condiciones, tienen los medios para pagarse un billete de avión de larga distancia. Una vez en el Cono Sur, a las dificultades burocráticas se les suman otras, como la imposibilidad de conseguir un trabajo o estudiar si no hablan español.

      Por ello, desde hace más de una década, ACNUR, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM) ofrecen cursos gratuitos de castellano con acento argentino, especialmente pensados para que este colectivo que aumenta cada día supere la principal barrera cultural que encuentra en su nueva vida.

      Estamos en una de esas clases y toca conjugar el verbo "me gusta", explica la profesora, Sandra Sgarbi, y las respuestas de sus internacionales alumnos no pueden ser más del Río de la Plata: Boca Juniors, el dulce de leche, el mate... […]

      Para esta profesora, estas clases "no son tan diferentes de otras" salvo "quizás la urgencia de socializar, de insertarse en la sociedad", que hace que como docente enfoque "no sólo a lo lingüístico sino también más a cuestiones sociales, cómo moverse... cosas bien culturales para que ellos puedan interactuar con nuestra sociedad".

      En 2015, Argentina acogió 111 refugiados, en 2014, 92 y en 2013 fueron 286, según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, pero, pese al marco legislativo amable, las posibilidades de desarrollar una vida van más allá de lo legal.

      Para Juan Pablo Terminiello, responsable de la Oficina Legal de ACNUR, las dificultades pasan por temas como que el sistema de reconocimiento de los títulos educativos no está adaptado o que el mercado inmobiliario exige muchos requisitos a los extranjeros pero, sobre todo, que el castellano se hace imprescindible para conseguir trabajo o estudiar.

      "Son dos caras de la moneda, por un lado tienen un marco general generoso porque hoy día que un país acepte a los refugiados, los documente, les garantice el acceso a la salud... no es algo que se pueda decir de todos", explicó a Efe Terminiello, antes de resaltar el dato "alentador" de que, en Argentina, pese a las dificultades, la tasa de retorno no es muy alta.

Disponible en:<http://www.diariolasamericas.com/5051_portada-america-latina/3923959_el-espanol-de-vos-un-pasaporte-pararefugiados-y-solicitantes-de-asilo.html. Accedido en: 15 jul. 2016. (Texto adaptado) 

En este examen, los textos exploran, bajo diferentes perspectivas, el tema de la inmigración.

El abordaje de textos con relevancia social en el proceso de enseñanza-aprendizaje de español-LE favorece

Alternativas
Q744357 Espanhol

TEXTO VII

       El español de "vos", un pasaporte para refugiados y solicitantes de asilo

      Buenos Aires, 8 jul (EFE). - "Me gusta Messi", dice el haitiano Roland, con algo de acento. Está en clase de español rodeado de pakistaníes, iraquíes... la mayoría en una situación similar a él: son refugiados o solicitantes de asilo que, además de los requisitos legales, necesitan el idioma para construir una vida en Argentina.

      En 2015, una de cada 113 personas del planeta era refugiada, solicitante de asilo o desplazada interna, según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una crisis humanitaria sin precedentes que para los implicados ni siquiera termina con los papeles del visado.

      Aunque los destinos más habituales de quienes se ven forzados a abandonar sus casas son los países cercanos, la política de puertas abiertas de Argentina convence a muchos de entre los pocos que, aún en esas condiciones, tienen los medios para pagarse un billete de avión de larga distancia. Una vez en el Cono Sur, a las dificultades burocráticas se les suman otras, como la imposibilidad de conseguir un trabajo o estudiar si no hablan español.

      Por ello, desde hace más de una década, ACNUR, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM) ofrecen cursos gratuitos de castellano con acento argentino, especialmente pensados para que este colectivo que aumenta cada día supere la principal barrera cultural que encuentra en su nueva vida.

      Estamos en una de esas clases y toca conjugar el verbo "me gusta", explica la profesora, Sandra Sgarbi, y las respuestas de sus internacionales alumnos no pueden ser más del Río de la Plata: Boca Juniors, el dulce de leche, el mate... […]

      Para esta profesora, estas clases "no son tan diferentes de otras" salvo "quizás la urgencia de socializar, de insertarse en la sociedad", que hace que como docente enfoque "no sólo a lo lingüístico sino también más a cuestiones sociales, cómo moverse... cosas bien culturales para que ellos puedan interactuar con nuestra sociedad".

      En 2015, Argentina acogió 111 refugiados, en 2014, 92 y en 2013 fueron 286, según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, pero, pese al marco legislativo amable, las posibilidades de desarrollar una vida van más allá de lo legal.

      Para Juan Pablo Terminiello, responsable de la Oficina Legal de ACNUR, las dificultades pasan por temas como que el sistema de reconocimiento de los títulos educativos no está adaptado o que el mercado inmobiliario exige muchos requisitos a los extranjeros pero, sobre todo, que el castellano se hace imprescindible para conseguir trabajo o estudiar.

      "Son dos caras de la moneda, por un lado tienen un marco general generoso porque hoy día que un país acepte a los refugiados, los documente, les garantice el acceso a la salud... no es algo que se pueda decir de todos", explicó a Efe Terminiello, antes de resaltar el dato "alentador" de que, en Argentina, pese a las dificultades, la tasa de retorno no es muy alta.

Disponible en:<http://www.diariolasamericas.com/5051_portada-america-latina/3923959_el-espanol-de-vos-un-pasaporte-pararefugiados-y-solicitantes-de-asilo.html. Accedido en: 15 jul. 2016. (Texto adaptado) 

Las OCEM son un documento que dispone orientaciones y formulaciones para la enseñanza del español en Brasil. En él, se proponen al educador prácticas que envuelvan los temas transversales por su importancia en la escuela.

Con base en eso, reflexione acerca del tema desarrollado en este examen y marque la opción correcta en lo que respecta a su inserción en la práctica del profesor de lenguas extranjeras.

Alternativas
Q744355 Espanhol

TEXTO VII

       El español de "vos", un pasaporte para refugiados y solicitantes de asilo

      Buenos Aires, 8 jul (EFE). - "Me gusta Messi", dice el haitiano Roland, con algo de acento. Está en clase de español rodeado de pakistaníes, iraquíes... la mayoría en una situación similar a él: son refugiados o solicitantes de asilo que, además de los requisitos legales, necesitan el idioma para construir una vida en Argentina.

      En 2015, una de cada 113 personas del planeta era refugiada, solicitante de asilo o desplazada interna, según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una crisis humanitaria sin precedentes que para los implicados ni siquiera termina con los papeles del visado.

      Aunque los destinos más habituales de quienes se ven forzados a abandonar sus casas son los países cercanos, la política de puertas abiertas de Argentina convence a muchos de entre los pocos que, aún en esas condiciones, tienen los medios para pagarse un billete de avión de larga distancia. Una vez en el Cono Sur, a las dificultades burocráticas se les suman otras, como la imposibilidad de conseguir un trabajo o estudiar si no hablan español.

      Por ello, desde hace más de una década, ACNUR, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM) ofrecen cursos gratuitos de castellano con acento argentino, especialmente pensados para que este colectivo que aumenta cada día supere la principal barrera cultural que encuentra en su nueva vida.

      Estamos en una de esas clases y toca conjugar el verbo "me gusta", explica la profesora, Sandra Sgarbi, y las respuestas de sus internacionales alumnos no pueden ser más del Río de la Plata: Boca Juniors, el dulce de leche, el mate... […]

      Para esta profesora, estas clases "no son tan diferentes de otras" salvo "quizás la urgencia de socializar, de insertarse en la sociedad", que hace que como docente enfoque "no sólo a lo lingüístico sino también más a cuestiones sociales, cómo moverse... cosas bien culturales para que ellos puedan interactuar con nuestra sociedad".

      En 2015, Argentina acogió 111 refugiados, en 2014, 92 y en 2013 fueron 286, según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, pero, pese al marco legislativo amable, las posibilidades de desarrollar una vida van más allá de lo legal.

      Para Juan Pablo Terminiello, responsable de la Oficina Legal de ACNUR, las dificultades pasan por temas como que el sistema de reconocimiento de los títulos educativos no está adaptado o que el mercado inmobiliario exige muchos requisitos a los extranjeros pero, sobre todo, que el castellano se hace imprescindible para conseguir trabajo o estudiar.

      "Son dos caras de la moneda, por un lado tienen un marco general generoso porque hoy día que un país acepte a los refugiados, los documente, les garantice el acceso a la salud... no es algo que se pueda decir de todos", explicó a Efe Terminiello, antes de resaltar el dato "alentador" de que, en Argentina, pese a las dificultades, la tasa de retorno no es muy alta.

Disponible en:<http://www.diariolasamericas.com/5051_portada-america-latina/3923959_el-espanol-de-vos-un-pasaporte-pararefugiados-y-solicitantes-de-asilo.html. Accedido en: 15 jul. 2016. (Texto adaptado) 

De acuerdo con lo declarado por la profesora Sandra Sgarbi sobre las clases impartidas a los refugiados (§6), es correcto afirmar que la
Alternativas
Q744354 Espanhol

TEXTO VII

       El español de "vos", un pasaporte para refugiados y solicitantes de asilo

      Buenos Aires, 8 jul (EFE). - "Me gusta Messi", dice el haitiano Roland, con algo de acento. Está en clase de español rodeado de pakistaníes, iraquíes... la mayoría en una situación similar a él: son refugiados o solicitantes de asilo que, además de los requisitos legales, necesitan el idioma para construir una vida en Argentina.

      En 2015, una de cada 113 personas del planeta era refugiada, solicitante de asilo o desplazada interna, según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una crisis humanitaria sin precedentes que para los implicados ni siquiera termina con los papeles del visado.

      Aunque los destinos más habituales de quienes se ven forzados a abandonar sus casas son los países cercanos, la política de puertas abiertas de Argentina convence a muchos de entre los pocos que, aún en esas condiciones, tienen los medios para pagarse un billete de avión de larga distancia. Una vez en el Cono Sur, a las dificultades burocráticas se les suman otras, como la imposibilidad de conseguir un trabajo o estudiar si no hablan español.

      Por ello, desde hace más de una década, ACNUR, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM) ofrecen cursos gratuitos de castellano con acento argentino, especialmente pensados para que este colectivo que aumenta cada día supere la principal barrera cultural que encuentra en su nueva vida.

      Estamos en una de esas clases y toca conjugar el verbo "me gusta", explica la profesora, Sandra Sgarbi, y las respuestas de sus internacionales alumnos no pueden ser más del Río de la Plata: Boca Juniors, el dulce de leche, el mate... […]

      Para esta profesora, estas clases "no son tan diferentes de otras" salvo "quizás la urgencia de socializar, de insertarse en la sociedad", que hace que como docente enfoque "no sólo a lo lingüístico sino también más a cuestiones sociales, cómo moverse... cosas bien culturales para que ellos puedan interactuar con nuestra sociedad".

      En 2015, Argentina acogió 111 refugiados, en 2014, 92 y en 2013 fueron 286, según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, pero, pese al marco legislativo amable, las posibilidades de desarrollar una vida van más allá de lo legal.

      Para Juan Pablo Terminiello, responsable de la Oficina Legal de ACNUR, las dificultades pasan por temas como que el sistema de reconocimiento de los títulos educativos no está adaptado o que el mercado inmobiliario exige muchos requisitos a los extranjeros pero, sobre todo, que el castellano se hace imprescindible para conseguir trabajo o estudiar.

      "Son dos caras de la moneda, por un lado tienen un marco general generoso porque hoy día que un país acepte a los refugiados, los documente, les garantice el acceso a la salud... no es algo que se pueda decir de todos", explicó a Efe Terminiello, antes de resaltar el dato "alentador" de que, en Argentina, pese a las dificultades, la tasa de retorno no es muy alta.

Disponible en:<http://www.diariolasamericas.com/5051_portada-america-latina/3923959_el-espanol-de-vos-un-pasaporte-pararefugiados-y-solicitantes-de-asilo.html. Accedido en: 15 jul. 2016. (Texto adaptado) 

Según el reportaje leído, el programa de acogimiento a refugiados en Argentina se vale de algunos elementos que contribuyen para su plena realización, A EXCEPCION DE
Alternativas
Q744353 Espanhol

TEXTO VII

       El español de "vos", un pasaporte para refugiados y solicitantes de asilo

      Buenos Aires, 8 jul (EFE). - "Me gusta Messi", dice el haitiano Roland, con algo de acento. Está en clase de español rodeado de pakistaníes, iraquíes... la mayoría en una situación similar a él: son refugiados o solicitantes de asilo que, además de los requisitos legales, necesitan el idioma para construir una vida en Argentina.

      En 2015, una de cada 113 personas del planeta era refugiada, solicitante de asilo o desplazada interna, según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una crisis humanitaria sin precedentes que para los implicados ni siquiera termina con los papeles del visado.

      Aunque los destinos más habituales de quienes se ven forzados a abandonar sus casas son los países cercanos, la política de puertas abiertas de Argentina convence a muchos de entre los pocos que, aún en esas condiciones, tienen los medios para pagarse un billete de avión de larga distancia. Una vez en el Cono Sur, a las dificultades burocráticas se les suman otras, como la imposibilidad de conseguir un trabajo o estudiar si no hablan español.

      Por ello, desde hace más de una década, ACNUR, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM) ofrecen cursos gratuitos de castellano con acento argentino, especialmente pensados para que este colectivo que aumenta cada día supere la principal barrera cultural que encuentra en su nueva vida.

      Estamos en una de esas clases y toca conjugar el verbo "me gusta", explica la profesora, Sandra Sgarbi, y las respuestas de sus internacionales alumnos no pueden ser más del Río de la Plata: Boca Juniors, el dulce de leche, el mate... […]

      Para esta profesora, estas clases "no son tan diferentes de otras" salvo "quizás la urgencia de socializar, de insertarse en la sociedad", que hace que como docente enfoque "no sólo a lo lingüístico sino también más a cuestiones sociales, cómo moverse... cosas bien culturales para que ellos puedan interactuar con nuestra sociedad".

      En 2015, Argentina acogió 111 refugiados, en 2014, 92 y en 2013 fueron 286, según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, pero, pese al marco legislativo amable, las posibilidades de desarrollar una vida van más allá de lo legal.

      Para Juan Pablo Terminiello, responsable de la Oficina Legal de ACNUR, las dificultades pasan por temas como que el sistema de reconocimiento de los títulos educativos no está adaptado o que el mercado inmobiliario exige muchos requisitos a los extranjeros pero, sobre todo, que el castellano se hace imprescindible para conseguir trabajo o estudiar.

      "Son dos caras de la moneda, por un lado tienen un marco general generoso porque hoy día que un país acepte a los refugiados, los documente, les garantice el acceso a la salud... no es algo que se pueda decir de todos", explicó a Efe Terminiello, antes de resaltar el dato "alentador" de que, en Argentina, pese a las dificultades, la tasa de retorno no es muy alta.

Disponible en:<http://www.diariolasamericas.com/5051_portada-america-latina/3923959_el-espanol-de-vos-un-pasaporte-pararefugiados-y-solicitantes-de-asilo.html. Accedido en: 15 jul. 2016. (Texto adaptado) 

La idea enfatizada en la expresión “El español de ‘vos’”, contenida en el título del texto, se reitera en el siguiente fragmento:
Alternativas
Q744352 Espanhol
En el fragmento “No queremos dejaros pasar sin antes sensibilizar a nuestros ciudadanos…” se infiere que
Alternativas
Q744351 Espanhol

El Diario explora la cuestión de la inmigración a través de una viñeta, género compuesto por discurso e imagen.

La opción que mejor sintetiza el mensaje del Texto VI es:

Alternativas
Q744350 Espanhol

TEXTO IV

                                         UN DIA SIN MEXICANOS

LUIS ARTURO RAMOS

Begin .post

AGOSTO 17, 2006

      La película "Un día sin mexicanos" causó sensación en México y pasó sin pena ni gloria en Estados Unidos. Y resultó así porque el público al que la cinta iba dirigida somos nosotros. A los gringos no les preocupa la posibilidad de quedarse sin mexicanos porque tienen, en reserva y en lista de espera, a incontables ciudadanos de otros países.

      La película es una invitación a la migración constante bajo el supuesto de que algún día, con películas o promociones similares, los gringos comenzarán a aquilatar la valiosísima participación, innegable por otra parte, de nuestros paisanos.

      Y mientras esto ocurre, mientras esperamos que los tratados entre los gobiernos y las manifestaciones multitudinarias y la solidaridad entre los seres humanos coloquen las cosas en su exacta dimensión (y termine el debate si nos rechazan a punta de pelotas de goma, bardas electrificadas de tres mil kilómetros de largo o tiros de a de veras), muchos mexicanos seguirán soñando este tipo de sueño, que por falso, resulta muy peligroso. Sobre todo cuando lo propone un director mexicano, seguramente, con la mejor de las intenciones.

      En un mundo globalizado, donde las economías poderosas requieren de mano de obra barata y dispuesta a emplearse en labores extremas (“que ni los negros se atreven a aceptar”, Fox dixit), inclusive las inherentes a la guerra, las políticas neoliberales vuelven a reconocer que no se trata de eliminar o atajar a las supuestas razas inferiores, sino de hacerles ver el sitio que les corresponde. O dicho de otra manera: ponerlas en su lugar.

      Y a mí me parece que "Un día sin mexicanos" acata este punto medular de los nuevos y viejos racismos, sin percatarse siquiera de que lo hace. Y en esto radica el peligro de una película como "Un día sin mexicanos": El hacernos creer que los mexicanos en particular y los latinoamericanos en general, nada más servimos para labores que sólo requieren de la fuerza y no de la inteligencia, aunque tanto la una como la otra resulten tan dignas, eficientes y productivas como cualquiera.

      El día que los mexicanos les faltemos, lo cual, a juzgar por la situación del país, permanece todavía como una posibilidad muy lejana, no habrá quien haga la comida, ni lave la ropa, ni cave zanjas, ni vaya por el mandado, ni cuide a los niños, ni reciba las palizas y humillaciones de la migra, ni recoja las cosechas bajo un sol inclemente a cambio de un salario miserable.

      Creo que los mexicanos servimos para mucho más, como de sobra lo han demostrado quienes han alcanzado, no el sueño americano, sino la realidad que deriva del trabajo productivo y bien remunerado. Por eso, sólo me queda decirle al director de la película y a quienes la produjeron pensando que nos hacían un favor: No me defiendas, compadre. No, al menos, de esa manera.

Disponible en:<http://luisarturoramos.blogspot.com.br/2006/08/un-dia-sin-mexicanos.html Accedido en: 21 jun. 2016


TEXTO V

                 Las matemáticas mágicas de Donald Trump y su muro con México

Pablo Pardo Corresponsal Washington @PabloPardo1

05/04/2016 18:43 

      Donald Trump ha explicado cómo va a conseguir que México pague la muralla que él dice que construirá en la frontera con ese país si gana las elecciones de noviembre. Como es habitual en las promesas electorales del candidato a la Casa Blanca, los números no encajan, y algunos de ellos son manifiestamente mentira. Y, como siempre en las promesas de Trump, el Partido Republicano ha optado por mirar hacia otro lado, sin oponerse, pero sin apoyarle. 

      Tampoco parece que la comunidad empresarial le esté haciendo mucho caso. Ford, la segunda empresa de automoción de Estados Unidos, ha anunciado que va a invertir 1.400 millones de euros (1.600 millones de dólares) en la construcción de una nueva fábrica en la localidad mexicana de San Luis Potosí, que dará empleo a 2.800 personas, todas (o casi todas) mexicanas. 

      El primer punto de la propuesta de Trump es que a partir del "primer día" en que esté en la Casa Blanca, el magnate exigirá que los "extranjeros" que residan en Estados Unidos tengan que ofrecer pruebas de su residencia legal para realizar transferencias de dinero fuera del país.

      Según el peculiarísimo memorándum de dos páginas de Trump, en el que se contiene esa propuesta, y que ha hecho llegar al diario The Washington Post, supone dar la vuelta al actual sistema financiero de Estados Unidos. El "segundo día" de su presidencia, "México protestará" por la medida anunciada el primero (curiosamente, en su primer día en la Casa Blanca, Barack Obama prohibió el uso de la tortura a detenidos, lo que indica que cada presidente tiene sus prioridades). Trump afirma en su misiva que los inmigrantes mexicanos envían a su país 24.000 millones de dólares (21.000 millones de euros) anuales en remesas, "que actúan como una red de protección social en ese país".

      El candidato, sin embargo, no especifica qué parte de esos 24.000 millones proceden de inmigrantes legales, ni tampoco que esa "red de protección social" es en realidad consecuencia de los salarios que perciben esos inmigrantes en Estados Unidos por realizar trabajos que fundamentalmente los estadounidenses no quieren hacer, como recoger fruta y maíz, fregar retretes y suelos, y trabajar en la construcción.

      Entretanto, "en el tercer día" de su presidencia, Trump exigirá al Gobierno mexicano que pague una cantidad indeterminada de miles de millones de dólares para construir el muro. Si no lo hace, Trump aplicará la prohibición de que los 'sin papeles' puedan enviar dinero a sus familias. 

      […] 

      Finalmente, está la cuestión de qué harían los inmigrantes que no pudieran enviar sus remesas a sus familias. Lo más probable es que se fueran, dejando una gran masa de suelos sin fregar y de fruta sin recoger en Estados Unidos. 

      El empresario y estrella de 'reality shows' afronta este martes unas primarias complicadas en el estado de Wisconsin, donde va por detrás de su rival, el también ultraconservador Ted Cruz, en las encuestas, por lo que su propuesta podría tener un componente electoral, toda vez que ataca a uno de sus blancos favoritos: los inmigrantes hispanos. 

Disponible en: <http://www.elmundo.es/internacional/2016/04/05/5703d86a22601d41118b45db.html> Accedido en: 21 jun. 2016. (Texto adaptado)

El texto anterior, “Um día sin mexicanos”, se relaciona temáticamente con el texto en cuestión.

El fragmento del Texto IV que más dialoga con el contenido del Texto V es

Alternativas
Respostas
1001: E
1002: C
1003: C
1004: C
1005: C
1006: E
1007: E
1008: C
1009: E
1010: E
1011: C
1012: E
1013: B
1014: D
1015: B
1016: A
1017: C
1018: C
1019: A
1020: C