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El deseo de viajar
El deseo de viajar constituye un rasgo característico de las sociedades desarrolladas modernas. La cifra de llegadas turísticas internacionales de la OMT para 2004 ascendió a 763 millones, con una previsión de alcanzar los 1.000 millones en 2010 y 1.500 millones en 2020. En estas cifras tienen un papel principal los turistas procedentes de los países desarrollados. Sin embargo, en los últimos años están tomando protagonismo también nuevos países emisores, como es el caso de China. Lejos de lo que a veces se considera, el turismo interno tiene un peso económico aún mayor que el turismo internacional. Los residentes en España, por ejemplo, realizaron 133 millones de viajes turísticos durante 2004, de los que solamente 4,6 millones fueron al extranjero. En sus etapas iniciales, el turismo era considerado como un bien de lujo, vinculado a los grupos sociales más pudientes. Sin embargo, en los países desarrollados se trata cada vez más de un consumo asentado sólidamente entre las decisiones de gasto de la familia media. De este modo, un estudio realizado en Alemania muestra que los viajes turísticos constituyen uno de los gastos prioritarios de las familias, por detrás de gastos como la alimentación o la salud, pero con prioridad respecto al automóvil, las prendas de vestir o los gastos en el hogar. Internet: (adaptado)
El turismo no es un producto que se consume de una vez. Por el contrario, está formado por un amplio conjunto de bienes y servicios ofrecidos por diferentes empresas que se combinan, a su vez, con los recursos turísticos del destino. Por ello se habla del carácter mixto del producto turístico, puesto que está formado por un conjunto heterogéneo de bienes y servicios. Los turistas no consumen solamente productos característicos del turismo, sino que su gasto puede abarcar prácticamente a la totalidad de las actividades económicas que venden bienes y servicios a los consumidores. Este carácter multiproducto incorpora complejidad en el análisis del sector, puesto que existen interdependencias entre los oferentes. Así, la regularidad o puntualidad del transporte aéreo afecta positivamente a las empresas de alojamiento; la calidad de la oferta de ocio tiene efectos sobre las empresas de restauración etc. Es decir, en el sector turístico opera un conjunto amplio de empresas formalmente independientes pero que dependen de forma crucial entre sí, con fuertes relaciones de complementariedad. El consumidor trata de obtener la máxima satisfacción global en su consumo, mientras que cada empresa tiene intereses relativamente particulares en relación al turista, aunque en realidad la satisfacción de su cliente depende del comportamiento de otras empresas. Internet: (adaptado)
Texto VII, para responder las preguntas de 46 a 50.
1 Masculinidad y feminidad, juventud y senectud, son dos parejas de potencias antagónicas. Vienen a ser como estilos
diversos del vivir. Y como todos coexisten en cualquier instante de la historia, se produce entre ellos una colisión, un forcejeo
en que intenta cada cual arrastrar en su sentido, íntegra, la existencia humana. Para comprender bien una época es preciso
4 determinar la ecuación dinámica que en ella dan esas cuatro potencias. Es sobremanera interesante perseguir en los siglos
los desplazamientos del poder hacia una u otra de esas potencias. Entonces se advierte lo que de antemano debía
presumirse: que, siendo rítmica toda vida, lo es también la histórica, y que los ritmos fundamentales son precisamente los
7 biológicos; es decir, que hay épocas en que predominan lo masculino y otras señoreadas por los instintos de la feminidad, que
hay tiempos de jóvenes y tiempos de viejos.
Idem, ibidem.
El vocablo “Entonces” (línea 5) equivale a
Texto VII, para responder las preguntas de 46 a 50.
1 Masculinidad y feminidad, juventud y senectud, son dos parejas de potencias antagónicas. Vienen a ser como estilos
diversos del vivir. Y como todos coexisten en cualquier instante de la historia, se produce entre ellos una colisión, un forcejeo
en que intenta cada cual arrastrar en su sentido, íntegra, la existencia humana. Para comprender bien una época es preciso
4 determinar la ecuación dinámica que en ella dan esas cuatro potencias. Es sobremanera interesante perseguir en los siglos
los desplazamientos del poder hacia una u otra de esas potencias. Entonces se advierte lo que de antemano debía
presumirse: que, siendo rítmica toda vida, lo es también la histórica, y que los ritmos fundamentales son precisamente los
7 biológicos; es decir, que hay épocas en que predominan lo masculino y otras señoreadas por los instintos de la feminidad, que
hay tiempos de jóvenes y tiempos de viejos.
Idem, ibidem.
El sinónimo del vocablo “forcejeo” (línea 2) es
Texto VII, para responder las preguntas de 46 a 50.
1 Masculinidad y feminidad, juventud y senectud, son dos parejas de potencias antagónicas. Vienen a ser como estilos
diversos del vivir. Y como todos coexisten en cualquier instante de la historia, se produce entre ellos una colisión, un forcejeo
en que intenta cada cual arrastrar en su sentido, íntegra, la existencia humana. Para comprender bien una época es preciso
4 determinar la ecuación dinámica que en ella dan esas cuatro potencias. Es sobremanera interesante perseguir en los siglos
los desplazamientos del poder hacia una u otra de esas potencias. Entonces se advierte lo que de antemano debía
presumirse: que, siendo rítmica toda vida, lo es también la histórica, y que los ritmos fundamentales son precisamente los
7 biológicos; es decir, que hay épocas en que predominan lo masculino y otras señoreadas por los instintos de la feminidad, que
hay tiempos de jóvenes y tiempos de viejos.
Idem, ibidem.
La expresión “Vienen a ser” (línea 1) puede ser sustituida, sin producir alteraciones semánticas o gramaticales, por
Texto VI, para responder las preguntas de 38 a 45.
1 Pensando así, había de parecerme sobremanera
verosímil que en los más profundos y amplios fenómenos
históricos aparezca, más o menos claro, el decisivo influjo de
4 las diferencias biológicas más elementales. La vida es
masculina o femenina, es joven o es vieja. ¿Cómo se puede
pensar que estos módulos elementalísimos y divergentes de
7 la vitalidad no sean gigantescos poderes plásticos de la
historia? Fue, a mi juicio, uno de los descubrimientos
sociológicos más importantes el que se hizo, va para treinta
10 años, cuando se advirtió que la organización social más
primitiva no es sino la impronta en la masa colectiva de esas
grandes categorías vitales: sexos y edades. La estructura
13 más primitiva de la sociedad se reduce a dividir los individuos
que la integran en hombres y mujeres, y cada una de estas
clases sexuales en niños, jóvenes y viejos, en clases de
16 edad. Las formas biológicas mismas fueron, por decirlo así,
las primeras instituciones.
Idem, ibidem.
El vocablo “plásticos” (línea 7) es utilizado en el texto con la acepción de
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
La expresión “hay que” (línea 26) denota
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
El elemento “aun” (línea 22) tiene el mismo significado de
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
El elemento “sólo” (línea 19) es reemplazable por
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
La expresión “Basta que” (líneas 12 y 13) puede ser reemplazada sin producir alteraciones semánticas o gramaticales en el texto por
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
La expresión “por lo visto” (línea 10) es reemplazable, sin producir alteraciones semánticas ni gramaticales en el texto por
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
El vocablo “trastornó” (línea 7) se usa en el texto con el significado de
Texto V, para responder las preguntas de 26 a 37.
Masculinidad y feminidad, juventud y senectud
1 Las variaciones históricas no proceden nunca de
causas externas al organismo humano, al menos dentro de
un mismo período zoológico. Si ha habido catástrofes
4 telúricas — diluvios, sumersión de continentes, cambios
súbitos y extremos de clima — como en los mitos más
arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas
7 producido trascendió los límites de lo histórico y trastornó la
especie como tal. Lo más probable es que el hombre no ha
asistido nunca a semejantes catástrofes. La existencia ha
10 sido, por lo visto, siempre muy cotidiana. Los cambios más
violentos que nuestra especie ha conocido, los períodos
glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta
13 que durante algún tiempo la temperatura media del año
descienda cinco o seis grados para que la glacialización se
produzca. En definitiva, que los veranos sean un poco más
16 frescos. Conviene abandonar la idea de que el medio,
mecánicamente, modele la vida; por lo tanto, que la vida sea
un proceso de fuera a dentro. Las modificaciones externas
19 actúan sólo como excitantes de modificaciones
intraorgánicas; son, más bien, preguntas a que el ser vivo
responde con un amplio margen de originalidad imprevisible.
22 Cada especie, y aun cada variedad, y allí cada individuo,
aprontará una respuesta más o menos diferente, nunca
idéntica. Vivir, en suma, es una operación que se hace de
25 dentro a fuera, y por eso las causas o principios de sus
variaciones hay que buscarlos en el interior del organismo.
José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Internet:
<www.laeditorialvirtual.com.ar> (adaptado).
La expresión “al menos” (línea 2) puede ser reemplazada sin producir alteraciones semánticas o gramaticales en el texto por
Observe la relación entre cada expresión idiomática y su significado:
I. Dar la lata. Molestar insistentemente.
II. Echar tierra a algo. Esconder un asunto feo.
III. Empinar el codo. Beber mucho alcohol.
IV. Ir con pies de plomo. No trabajar
V. No dar golpe. Ser muy precavido.
La alternativa correcta es la
La opción que presenta un falso cognato cuya definición está equivocada, si consultamos el diccionario de la Real Academia Española es:
Tras leer el texto que sigue contesta a las cuestiones 16 a 19.
Museos
Es inconcebible en la actualidad que el museo – lugar de conservación, estudio y reflexión sobre el patrimonio y la cultura – quede al margen de los desafíos principales de nuestra época. Sin embargo, los museos no han existido siempre y su creación es más bien reciente en la historia cultural de la humanidad. ¿Qué es un museo hoy y para qué sirve?
La definición de museo ha podido variar a lo largo de sus aproximadamente dos siglos de existencia. Actualmente se aplica a “una institución permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público y que realiza investigaciones sobre los testimonios materiales del hombre y de su entorno, los adquiere, los conserva, los comunica y, en particular, los expone con fines de estudio, educación y recreo”. Asociadas durante mucho tiempo a los gustos de la aristocracia europea, las colecciones de objetos existen de hecho en la mayoría de las culturas humanas. Expresan una relación con el pasado que da prioridad a las huellas materiales dejadas por nuestros antepasados, tiende a preservarlas e incluso, en ocasiones, a hacerlas imprescindibles para el funcionamiento de las sociedades humanas. Junto con los monumentos, constituyen actualmente la parte principal de lo que se conoce globalmente con la denominación de patrimonio cultural.
El patrimonio museográfico es a la vez actor e instrumento del establecimiento del diálogo entre las naciones y de una visión común en el plano internacional cuyo objetivo primordial es el desarrollo cultural. Este desarrollo presenta un carácter y una forma muy diferentes según los contextos históricos y culturales.
El museo es ante todo un instrumento de salvaguardia y preservación del conjunto del patrimonio. Se encarga de los estudios científicos necesarios para la comprensión y la determinación del sentido como de la propiedad. De este modo el museo contribuye a la formulación de una ética global basada en prácticas de conservación, protección y difusión de los valores del patrimonio cultural. La misión educativa del museo, sea del tipo que sea, es complementaria del estudio científico.
El museo es el asimismo lugar en el que se exponen las interacciones entre la naturaleza y la cultura: son cada vez más numerosos los museos que presentan las ciencias, las ciencias naturales y las tecnologías.
Por último, el museo está al servicio del desarrollo endógeno de las comunidades sociales cuyos testimonios conserva y de las que facilita la expresión de las aspiraciones culturales. Decididamente orientados hacia su público, los museos comunitarios permanecen atentos a las evoluciones sociales y culturales, y permiten exponer nuestra identidad y nuestra diversidad en un mundo en perpetua mutación.
La expresión "asimismo" (quinto párrafo) puede ser sustituída sin pérdida de sentido por:
En el texto,
la expresión “por ende” (140) es reemplazable por puesto que, sin que se produzcan alteraciones semânticas y gramaticales.
En el texto,
la palabra “tono” (l.38) significa entonación.
En el texto,
el término “Aunque” (l..30) es correctamente sustituible por
todavia sin alteraciones semânticas y gramaticales.