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Q3128159 Espanhol
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    Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.


(Diego Muñoz Valenzuela – 1956. Disponible en: https://www.culturagenial.com/. Acceso en: 10/11/2024.)
En la frase “Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo.”, es possible decir que:
Alternativas
Q3128158 Espanhol
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    Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.


(Diego Muñoz Valenzuela – 1956. Disponible en: https://www.culturagenial.com/. Acceso en: 10/11/2024.)
¿Cuál es el tipo de variación lingüística que el hablante utiliza como una adaptación de acuerdo con el contexto comunicativo, el habla o el estilo?
Alternativas
Q3128157 Espanhol
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    Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.


(Diego Muñoz Valenzuela – 1956. Disponible en: https://www.culturagenial.com/. Acceso en: 10/11/2024.)
En [...] producto de una borrachera consuetudinaria.”, la palabra subrayada tiene el significado de:
Alternativas
Q3128156 Espanhol
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    Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.


(Diego Muñoz Valenzuela – 1956. Disponible en: https://www.culturagenial.com/. Acceso en: 10/11/2024.)
La opción correcta de acuerdo con el texto y sus conocimientos es:
Alternativas
Q3128155 Espanhol
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    Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.


(Diego Muñoz Valenzuela – 1956. Disponible en: https://www.culturagenial.com/. Acceso en: 10/11/2024.)
Después de leer el texto, el título podría ser:
Alternativas
Q3128154 Espanhol
Rellene los huecos y elija la opción correcta:

I. “Anoche nosotros ____________ hasta la madrugada.”
II. “Cuando _____________ el metro le llevaron el móvil.”
III. “El hijo de Graciela _________ llorando toda la mañana.”
Alternativas
Q3128153 Espanhol
Rellene el hueco con el concepto correcto.

“____________ son las variantes lingüísticas que están relacionadas con las diferencias geográficas de los hablantes de una misma lengua. Esto no solo sucede con el lenguaje verbal, sino también con la lengua de signos.”
(Disponible en: https://signame.es. Adaptación. Acceso en: 10/11/2024.)
Alternativas
Q3128152 Espanhol
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Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
Las palabras “personaje” y “mensaje” en relación a la lengua portuguesa son:
Alternativas
Q3128151 Espanhol
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Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
Sobre Luis Ortega y sus respuestas en la entrevista es possible decir que:
Alternativas
Q3128150 Espanhol
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Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
En “no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle”, los verbos subrayados:
Alternativas
Q3128149 Espanhol
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Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
Sobre las palabras retiradas del texto, es posible decir:

I. guion, confusión, conversación;
II. encontró, terminó, sentó;
III. político, película, fútbol;
Alternativas
Q3128148 Espanhol
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Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
Observe las frases:

I. […] y no qué da más miedo.
II. Para hacer películas es más […]
III. me senté al lado de él […]
Alternativas
Q3128147 Espanhol
Haga la lectura del texto abajo para contestar la cuestion.

Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
Haga la lectura de las frases del texto:

I. El director argentino recibió numerosos rechazos…
II. […] empecé a hablar…
III. Se sentó en un banco […]
IV. no te podés ni parar en la cama

Sobre los verbos subrayados, es posible decir que:
Alternativas
Q3128145 Espanhol
Haga la lectura del texto abajo para contestar la cuestion.

Luis Ortega, cineasta: “Baja mucho la potencia poética cuando una película se vuelve un discurso narrativo y político”

    El director argentino recibió numerosos rechazos por el guion de ‘El Jockey’, una película que es un ejercicio de libertad, palabra que ha vuelto, por otras razones, al centro de la conversación en el país sudamericano
    Cuando antes de dormir reza con un hortodoxo padre nuestro, Luis Ortega (Buenos Aires, 44 años) piensa en las personas que ama y en las que odia. En ese grupo aparece un subgrupo: los que rechazaron su proyecto de película El Jockey. En su estimación fue el 95% de los que recibieron el guion, incluido los que apoyaron su última y muy taquillera El Ángel (2018), que llegó casi al millón y medio de espectadores en Argentina. El director agradeció el no rotundo, sin ambigüedades, de la plataforma Netflix: les interesaban solamente – cuenta – proyectos de alto impacto comercial.
    – El rechazo – el romántico, el profesional – genera mucho rencor. Como cuando te deja una novia y durante seis meses no te podés ni parar en la cama, pero al final decís que deberías agradecerle por el enorme favor de haberte dejado solo. En mi caso, armé una productora con Esteban Perroud y Rodolfo Palacios [eldespacho] y para El Jockey nos asociamos con Rei cine para juntar los fondos que necesitábamos [el presupuesto final rondó los tres millones de dólares].
   – Hay una presión muy fuerte por la identidad, y no sé qué da más miedo: si tener una identidad o no tenerla. Porque la identidad viene a ocupar el espacio vacío que somos, y tal vez esa sea una especie de invasión o de posesión. No sé si me da más miedo esa idea de no saber quién soy, o la posibilidad de que uno en realidad no sea nadie en particular. Me pasa a mí, passa en El Jockey.
    A los 19 años el director cargaba con esa pregunta y encontró, también en la calle, también con un marginal, la idea de su primera película: Caja Negra.
    -Llevaba cuatro meses en la Universidad del Cine y cuando salgo veo pasar al que terminó siendo el actor principal de mi primera película [Eduardo Couget]. Se sentó en un banco, me senté al lado de él, empecé a hablar y le dije: “Me gustaría hacer una película juntos, mi novia [Dolores Fonzi] es atriz”.
    Filmada por el propio Ortega en un formato de video digital de baja resolución, el protagonista sale agobiado de la cárcel, se instala en una pensión del Ejército de Salvación, pide limosna en los semáforos y parece imposibilitado de tener una relación con su hija, representada por Fonzi.   
      -Hubo una intuición de acercar la película a una cosa vital e inabordable. Yo quería contar la relación con mi padre, íntimamente. Por supuesto nunca lo explicite.
     Ramón Palito Ortega fue uno de los músicos argentinos más populares del siglo XX. También actor, productor y director de cine, luego de un breve tiempo de residencia en Miami en la década de 1980 tuvo una incursión de una década en la política: fue gobernador de la norteña provincia de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente del peronismo en 1999.
     P. En El Jockey aparece, como personaje, alguien calcado al célebre policía Mario El Malevo Ferreyra. ¿En ese momento vio la dimensión del personaje?
     R. El Malevo estaba detenido porque había matado tres pibes y les había puesto un arma en la mano para plantar un enfrentamiento que no había existido. Se escapó con una granada en mano y le juró la muerte a mi viejo. Se terminó suicidando en vivo en Crónica TV. En El Jockey me propuse ponerme al día con mi niñez, quedaron muchas cosas sin poner en escena. Para mí hacer películas es más eso que una representación, una exteriorización de una narrativa en particular. Creo que estamos todos conectados. Yo confío en eso, que es una confianza ciega, y va a hacer eco en el espectador. Yo trato de conectar con esa fuerza inaccesible al discurso. Por eso en El Jockey no se termina armando un discurso, porque no está alimentada de eso, no tiene un mensaje.
     P. Cuando Pérez Biscayart recibió el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián hizo una referencia al gobierno de Javier Milei: “Se creen muy pillos, se creen militantes de la libertad, pero detrás del autoengaño y el odio que profesan no hay libertad, solo una profunda soledad”. Usted, en general, no se expide sobre temas políticos actuales, ¿pero cómo es su relación con el peronismo?
     R. Yo evito echar leña al fuego porque me parece que hay algo que contribuye a la confusión general y que básicamente es: o estás con esto o estás con esto y no hay otra. Eso baja el nivel de la conversación y es como hablar de fútbol. No quiero tener ningún discurso político, me parece que hay cosas evidentes en la película y una sensibilidad con determinados personajes que no hace falta que yo levante una pancarta. Baja mucho la potencia poética cuando se vuelve un discurso narrativo y político tan preciso. Tengo mucha simpatía por el periodo del ‘45 [el año fundacional del peronismo], previo al bombardeo a la plaza [de Mayo, en junio de 1955, previo al golpe contra Juan Domingo Perón]. Me parece que la gente no llega a entender la transformación que esos dos gobiernos produjeron. No llega a entender que un capataz o una persona que está disminuida a la miseria absoluta, de repente haya tenido posibilidad de tener su casa, su autito, sus vacaciones, un respiro a su vida que le diera espacio para indagar en cosas que hoy sólo están reservadas para los que estamos en una situación más cómoda. Me parece que la gente que odia el peronismo no está viendo lo que ese periodo corto produjo en la sociedad. Yo tengo una empatía con ese periodo y la sostengo. No se refleja en mi voto porque yo no voto.

(Martín Siva – Buenos Aires. Disponible en: https://elpais.com/argentina/. Acceso en: 10/11/2024.) 
Luis Ortega defende que:
Alternativas
Q3127875 Biologia
Os danos ambientais resultantes do desenvolvimento econômico e do crescimento populacional têm levado a humanidade repensar o seu modo de vida. Para isso, autoridades de muitos países se reuniram em fóruns mundiais dedicados a tratar globalmente dos problemas ambientais e das possíveis soluções, que levaram ao surgimento do conceito, desenvolvimento sustentável. Uma das ações de desenvolvimento sustentável é investir em estudos de fontes de energia renováveis para substituir gradativamente: 
Alternativas
Q3127874 Biologia
“A cadeia respiratória ocorre associada _____________________. Por meio desse processo, há transferência de hidrogênios transportados pelo ________ e pelo _________ para o gás _______________ formando _________ e produzindo ATP.” Assinale a alternativa que completa correta e sequencialmente a afirmativa anterior.
Alternativas
Q3127873 Biologia

Analise as alternativas a seguir.


I. Mammalia.

II. Chordata.

III. Hominídeos.

IV. Primatas.


Os itens anteriores se referem, respectivamente, a quais categorias dentro da classificação biológica, segundo Lineu, da espécie humana?

Alternativas
Q3127872 Biologia
Certo agricultor estava perdendo boa parte da sua plantação de feijão, devido a uma intoxicação por um composto em excesso no solo. Ele procurou um profissional da área que o orientou ajustar o solo para que não perdesse toda a sua plantação. Esse fato ocorreu com o agricultor, porque o solo da plantação estava com ausência de bactérias do gênero:
Alternativas
Q3127871 Biologia
Há bactérias capazes de sintetizar substâncias orgânicas a partir de gás carbônico, água e outras substâncias inorgânica com ausência de energia luminosa. São espécies que vivem no solo e provocam a oxidação de substâncias encontradas tanto onde vivem quanto na água, e assim aproveitam a energia liberada para sintetizar açúcares que serão utilizados para produzir outras substâncias orgânicas. Esse processo é conhecido por:
Alternativas
Q3127870 Biologia
Determinado professor sorteou quatro alunos para escreverem os nomes de quatro espécies, conforme classificação de Lineu. O aluno 1 escreveu o nome da espécie do cachorro; o aluno 2 escreveu o nome da espécie do gato; o aluno 3 escreveu o nome da espécie do urso; e o aluno 4 o nome da espécie do cavalo; Observe:

Aluno 1: canis Familiaris Aluno 2: Felis catus Aluno 3: Ursus Maritimus Aluno 4: Equus caballus 

Os alunos que escreveram corretamente os nomes das espécies, segundo a classificação de Lineu, foram:
Alternativas
Respostas
1161: D
1162: A
1163: A
1164: D
1165: C
1166: B
1167: B
1168: C
1169: A
1170: A
1171: D
1172: B
1173: C
1174: B
1175: D
1176: C
1177: D
1178: D
1179: C
1180: D