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INFORME ONU - 2009
GINEBRA - La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), dependiente de la ONU, pidió hoy a los gobiernos que
adopten medidas de apoyo simples e inmediatas para impulsar las tecnologías de la información.
Esta recomendación se incluye en un informe elaborado por la UIT, la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE), el Banco Mundial y varias empresas como Ericsson e Intel, que se presentó el lunes con motivo de la
inauguración de la feria de telecomunicaciones Telecom World 2009, que se celebra hasta el viernes en Ginebra.
El informe considera que es poco probable que el sector privado se encuentre en situación de poder impulsar por sí solo un
amplio desarrollo de las infraestructuras por lo que pide a los gobiernos que apoyen este sector. Les recomienda también que
muestren cautela a la hora de escoger las tecnologías que decidan impulsar.
La UIT asegura que la crisis no ha menguado la demanda de servicios de telecomunicaciones.
"Los sectores móvil y de satélites han mostrado una notable resistencia, mientras que la demanda de conexiones fijas y
móviles de alta velocidad sigue impulsando el incremento de abonos en todo el mundo, incluidos Brasil, China y los Estados
Unidos", apunta el informe.
El informe pronostica además que en los próximos cinco años la demanda de instalación de fibra óptica aumentará un
tercio. En total prevé un crecimiento del 50 por ciento para el sector de las telecomunicaciones en los próximos diez años, gracias
sobre todo a la industria del entretenimiento.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, apuntó que los países en vías de desarrollo deben participar en los
avances tecnológicos. "Los países en vías de desarrollo deben participar también como pioneros en este área" apuntó Ban.
La Telecom World 2009 contará hasta el viernes con la presencia de 50 expositores y 40.000 participantes de todo el
mundo.
(http://internetblog.emol.com/archives/2009/10/informe_onu_gob.asp)
El Mercurio / Chile
Lunes, 22 de Febrero de 2010
En los próximos años, el calentamiento global y su efecto sobre el clima tendrán un duro impacto sobre los precios de los
alimentos y el hambre en el mundo, afirmó un estudio presentado este fin de semana en la reunión anual de la Asociación
Estadounidense para el Avance de las Ciencias (AAAS, su sigla en inglés), en San Diego, California. Pero así como sus
consecuencias serán especialmente duras para muchos sectores, habrá otros que resultarán beneficiados por la situación, indicó
el estudio realizado por científicos del Programa de Seguridad Alimentaria y Ambiente de la Universidad de Stanford (California).
Según los investigadores, las temperaturas más altas podrían reducir de manera considerable la producción de trigo, arroz
y maíz, ingredientes básicos en la dieta de millones de personas que subsisten con un ingreso de menos de un dólar diario. La
escasez resultante de esas cosechas probablemente empuje al alza los precios de los alimentos y aumente la pobreza de amplios
sectores. Sin embargo, otros grupos, especialmente de agricultores, saldrán de la pobreza como consecuencia del alza de precios
de los alimentos básicos que producen, según David Lobell, experto en asuntos agrícolas de Stanford. "El impacto sobre la
pobreza no depende sólo de los precios de los alimentos, sino también de los ingresos que tiene la gente pobre". Según el
científico, la mayoría de las proyecciones dan por sentado que con el alza de los alimentos se incrementará paralelamente la
pobreza, porque las personas de escasos recursos gastan la mayor parte de sus ingresos en esos alimentos. Sin embargo, señaló,
"hay algunos que cultivan su propia tierra y en realidad resultarán beneficiados de los mayores precios de los alimentos". Un efecto
que alza de 1,5 grado en la temperatura en los próximos 20 años provocaría una baja en la productividad agrícola de 10 a 20%, y
un aumento de 10 a 60% en los precios del arroz, el trigo y el maíz.
(http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2010/02/22/el-cambio-climatico-tendra-efe.asp)
( ) El calentamiento global significará el aumento de la pobreza en los sectores productivos de la agricultura.
( ) La reducción en la producción de alimentos, a causa del calentamiento global, podrá beneficiar algunos agricultores pobres.
( ) La reducción en la producción de alimentos significará un aumento significativo en los niveles de pobreza de los que viven con menos de 1 dólar al día.
Ahora, señala la alternativa que presenta la secuencia correcta, de arriba para abajo.
El Mercurio / Chile
Lunes, 22 de Febrero de 2010
En los próximos años, el calentamiento global y su efecto sobre el clima tendrán un duro impacto sobre los precios de los
alimentos y el hambre en el mundo, afirmó un estudio presentado este fin de semana en la reunión anual de la Asociación
Estadounidense para el Avance de las Ciencias (AAAS, su sigla en inglés), en San Diego, California. Pero así como sus
consecuencias serán especialmente duras para muchos sectores, habrá otros que resultarán beneficiados por la situación, indicó
el estudio realizado por científicos del Programa de Seguridad Alimentaria y Ambiente de la Universidad de Stanford (California).
Según los investigadores, las temperaturas más altas podrían reducir de manera considerable la producción de trigo, arroz
y maíz, ingredientes básicos en la dieta de millones de personas que subsisten con un ingreso de menos de un dólar diario. La
escasez resultante de esas cosechas probablemente empuje al alza los precios de los alimentos y aumente la pobreza de amplios
sectores. Sin embargo, otros grupos, especialmente de agricultores, saldrán de la pobreza como consecuencia del alza de precios
de los alimentos básicos que producen, según David Lobell, experto en asuntos agrícolas de Stanford. "El impacto sobre la
pobreza no depende sólo de los precios de los alimentos, sino también de los ingresos que tiene la gente pobre". Según el
científico, la mayoría de las proyecciones dan por sentado que con el alza de los alimentos se incrementará paralelamente la
pobreza, porque las personas de escasos recursos gastan la mayor parte de sus ingresos en esos alimentos. Sin embargo, señaló,
"hay algunos que cultivan su propia tierra y en realidad resultarán beneficiados de los mayores precios de los alimentos". Un efecto
que alza de 1,5 grado en la temperatura en los próximos 20 años provocaría una baja en la productividad agrícola de 10 a 20%, y
un aumento de 10 a 60% en los precios del arroz, el trigo y el maíz.
(http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2010/02/22/el-cambio-climatico-tendra-efe.asp)
Muchos pasajeros han optado por bajar el ritmo y disfrutar los días que están varados
The New York Times / LA NACIÓN [Traducción de Jaime Arrambide]
20 de abril de 2010
LONDRES - No hay nada mejor que una gigantesca nube de ceniza volcánica que obliga a cancelar los vuelos en toda
Europa para convertir este mundo vertiginoso y globalizado en un lugar más íntimo, pausado y acogedor.
Por supuesto que entre los cientos de miles de viajeros que esta semana se vieron obligados a permanecer lejos de sus
familias y sus hogares cundieron el estrés y la ansiedad. Estamos acostumbrados a poder ir a donde queramos y conseguir lo que
queramos cuando queramos, gracias a la fenomenal red de transporte mundial. Sin ella, en más de un sentido, estamos perdidos.
Pero como al fin y al cabo no había a quién culpar de la actual contingencia y había muy poco que se pudiera hacer para
solucionarla, muchos viajeros que se encuentran en esta ciudad han descubierto que este ocio forzoso es como un respiro de las
presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI.
No se oía, obviamente, el rugir del motor de los aviones en el cielo. Pero hay más: debido a que desde hace cuatro días
Londres vive un fantástico clima primaveral, ésta ha sido una oportunidad para caminar sin andar a las corridas, un ritmo de vida
que no se experimentaba desde hacía 25 años. (Expongo mi caso personal: volé a Londres para lo que sería apenas una escala
nocturna, el miércoles por la noche, y aquí estoy desde entonces.) Birgit Wittenstein, una cardióloga pediatra de Kiel, Alemania,
vino a Londres para asistir a una importante conferencia y debería haber vuelto a casa el jueves, el primer día en que los vuelos
fueron cancelados. El viernes, estaba en pánico. "Pensé: tengo que salir de acá y volver a casa", dijo, y explicó que su hijo cumplió
6 años el sábado. Entonces, sucedió algo casi mágico. "Tardé 24 horas en tomar conciencia y decirme: «Bueno, tengo un poco de
tiempo libre para hacer compras y leer» por primera vez en seis años", afirmó Wittenstein mientras pasaba las páginas de una
novela de Salman Rushdie y se tomaba un café en el soleado domingo londinense. Wittenstein aprovechó los últimos dos días
para encontrarse con viejos amigos, ver un espectáculo, hacer sobremesa después del desayuno y realizar largas caminatas por
Hyde Park. Incluso se compró una cámara para tomar fotos, algo que no había hecho en dos años de viajes de trabajo. Hoy
espera volver a Alemania en tren, ya que logró comprar un pasaje. [.]
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1255745)
Muchos pasajeros han optado por bajar el ritmo y disfrutar los días que están varados
The New York Times / LA NACIÓN [Traducción de Jaime Arrambide]
20 de abril de 2010
LONDRES - No hay nada mejor que una gigantesca nube de ceniza volcánica que obliga a cancelar los vuelos en toda
Europa para convertir este mundo vertiginoso y globalizado en un lugar más íntimo, pausado y acogedor.
Por supuesto que entre los cientos de miles de viajeros que esta semana se vieron obligados a permanecer lejos de sus
familias y sus hogares cundieron el estrés y la ansiedad. Estamos acostumbrados a poder ir a donde queramos y conseguir lo que
queramos cuando queramos, gracias a la fenomenal red de transporte mundial. Sin ella, en más de un sentido, estamos perdidos.
Pero como al fin y al cabo no había a quién culpar de la actual contingencia y había muy poco que se pudiera hacer para
solucionarla, muchos viajeros que se encuentran en esta ciudad han descubierto que este ocio forzoso es como un respiro de las
presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI.
No se oía, obviamente, el rugir del motor de los aviones en el cielo. Pero hay más: debido a que desde hace cuatro días
Londres vive un fantástico clima primaveral, ésta ha sido una oportunidad para caminar sin andar a las corridas, un ritmo de vida
que no se experimentaba desde hacía 25 años. (Expongo mi caso personal: volé a Londres para lo que sería apenas una escala
nocturna, el miércoles por la noche, y aquí estoy desde entonces.) Birgit Wittenstein, una cardióloga pediatra de Kiel, Alemania,
vino a Londres para asistir a una importante conferencia y debería haber vuelto a casa el jueves, el primer día en que los vuelos
fueron cancelados. El viernes, estaba en pánico. "Pensé: tengo que salir de acá y volver a casa", dijo, y explicó que su hijo cumplió
6 años el sábado. Entonces, sucedió algo casi mágico. "Tardé 24 horas en tomar conciencia y decirme: «Bueno, tengo un poco de
tiempo libre para hacer compras y leer» por primera vez en seis años", afirmó Wittenstein mientras pasaba las páginas de una
novela de Salman Rushdie y se tomaba un café en el soleado domingo londinense. Wittenstein aprovechó los últimos dos días
para encontrarse con viejos amigos, ver un espectáculo, hacer sobremesa después del desayuno y realizar largas caminatas por
Hyde Park. Incluso se compró una cámara para tomar fotos, algo que no había hecho en dos años de viajes de trabajo. Hoy
espera volver a Alemania en tren, ya que logró comprar un pasaje. [.]
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1255745)
( ) Birgit Wittenstein, que no tenía tiempo libre para leer y hacer compras desde que nació su hijo, hace seis años, disfrutó de su estadía forzosa en Londres.
( ) Birgit Wittenstein esperó ansiosamente volver a casa por dos días hasta que se dio cuenta de la posibilidad que tenía para hacer cosas que no pudiera hacer en los últimos seis años.
( ) Birgit Wittenstein entró en pánico después de casi dos días en Londres sin poder viajar, pues deseaba estar para el cumpleaños de su hijo que completaría 6 años aquel sábado.
( ) Birgit Wittenstein aprovechó para realizar su deseo de viajar en tren, una oportunidad que no tenía desde que empezó a hacer viajes de trabajo.
( ) Birgit Wittenstein aprovechó el final de semana soleado en Londres para ver amigos, hacer compras, ver un espectáculo, tomar un café y leer, cosas que dejó de hacer por no tener tiempo libre.
Ahora, señala la alternativa que presenta la secuencia correcta, de arriba para abajo.
Muchos pasajeros han optado por bajar el ritmo y disfrutar los días que están varados
The New York Times / LA NACIÓN [Traducción de Jaime Arrambide]
20 de abril de 2010
LONDRES - No hay nada mejor que una gigantesca nube de ceniza volcánica que obliga a cancelar los vuelos en toda
Europa para convertir este mundo vertiginoso y globalizado en un lugar más íntimo, pausado y acogedor.
Por supuesto que entre los cientos de miles de viajeros que esta semana se vieron obligados a permanecer lejos de sus
familias y sus hogares cundieron el estrés y la ansiedad. Estamos acostumbrados a poder ir a donde queramos y conseguir lo que
queramos cuando queramos, gracias a la fenomenal red de transporte mundial. Sin ella, en más de un sentido, estamos perdidos.
Pero como al fin y al cabo no había a quién culpar de la actual contingencia y había muy poco que se pudiera hacer para
solucionarla, muchos viajeros que se encuentran en esta ciudad han descubierto que este ocio forzoso es como un respiro de las
presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI.
No se oía, obviamente, el rugir del motor de los aviones en el cielo. Pero hay más: debido a que desde hace cuatro días
Londres vive un fantástico clima primaveral, ésta ha sido una oportunidad para caminar sin andar a las corridas, un ritmo de vida
que no se experimentaba desde hacía 25 años. (Expongo mi caso personal: volé a Londres para lo que sería apenas una escala
nocturna, el miércoles por la noche, y aquí estoy desde entonces.) Birgit Wittenstein, una cardióloga pediatra de Kiel, Alemania,
vino a Londres para asistir a una importante conferencia y debería haber vuelto a casa el jueves, el primer día en que los vuelos
fueron cancelados. El viernes, estaba en pánico. "Pensé: tengo que salir de acá y volver a casa", dijo, y explicó que su hijo cumplió
6 años el sábado. Entonces, sucedió algo casi mágico. "Tardé 24 horas en tomar conciencia y decirme: «Bueno, tengo un poco de
tiempo libre para hacer compras y leer» por primera vez en seis años", afirmó Wittenstein mientras pasaba las páginas de una
novela de Salman Rushdie y se tomaba un café en el soleado domingo londinense. Wittenstein aprovechó los últimos dos días
para encontrarse con viejos amigos, ver un espectáculo, hacer sobremesa después del desayuno y realizar largas caminatas por
Hyde Park. Incluso se compró una cámara para tomar fotos, algo que no había hecho en dos años de viajes de trabajo. Hoy
espera volver a Alemania en tren, ya que logró comprar un pasaje. [.]
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1255745)
Muchos pasajeros han optado por bajar el ritmo y disfrutar los días que están varados
The New York Times / LA NACIÓN [Traducción de Jaime Arrambide]
20 de abril de 2010
LONDRES - No hay nada mejor que una gigantesca nube de ceniza volcánica que obliga a cancelar los vuelos en toda
Europa para convertir este mundo vertiginoso y globalizado en un lugar más íntimo, pausado y acogedor.
Por supuesto que entre los cientos de miles de viajeros que esta semana se vieron obligados a permanecer lejos de sus
familias y sus hogares cundieron el estrés y la ansiedad. Estamos acostumbrados a poder ir a donde queramos y conseguir lo que
queramos cuando queramos, gracias a la fenomenal red de transporte mundial. Sin ella, en más de un sentido, estamos perdidos.
Pero como al fin y al cabo no había a quién culpar de la actual contingencia y había muy poco que se pudiera hacer para
solucionarla, muchos viajeros que se encuentran en esta ciudad han descubierto que este ocio forzoso es como un respiro de las
presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI.
No se oía, obviamente, el rugir del motor de los aviones en el cielo. Pero hay más: debido a que desde hace cuatro días
Londres vive un fantástico clima primaveral, ésta ha sido una oportunidad para caminar sin andar a las corridas, un ritmo de vida
que no se experimentaba desde hacía 25 años. (Expongo mi caso personal: volé a Londres para lo que sería apenas una escala
nocturna, el miércoles por la noche, y aquí estoy desde entonces.) Birgit Wittenstein, una cardióloga pediatra de Kiel, Alemania,
vino a Londres para asistir a una importante conferencia y debería haber vuelto a casa el jueves, el primer día en que los vuelos
fueron cancelados. El viernes, estaba en pánico. "Pensé: tengo que salir de acá y volver a casa", dijo, y explicó que su hijo cumplió
6 años el sábado. Entonces, sucedió algo casi mágico. "Tardé 24 horas en tomar conciencia y decirme: «Bueno, tengo un poco de
tiempo libre para hacer compras y leer» por primera vez en seis años", afirmó Wittenstein mientras pasaba las páginas de una
novela de Salman Rushdie y se tomaba un café en el soleado domingo londinense. Wittenstein aprovechó los últimos dos días
para encontrarse con viejos amigos, ver un espectáculo, hacer sobremesa después del desayuno y realizar largas caminatas por
Hyde Park. Incluso se compró una cámara para tomar fotos, algo que no había hecho en dos años de viajes de trabajo. Hoy
espera volver a Alemania en tren, ya que logró comprar un pasaje. [.]
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1255745)
( ) El mundo vertiginoso y globalizado de hoy parece un lugar más íntimo, pausado y acogedor que el de antes del siglo XXI.
( ) Las presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI hacen de Londres el lugar más íntimo, pausado y acogedor de este mundo.
( ) Las presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI no coinciden con un ritmo de vida más pausado e íntimo.
Ahora, señala la alternativa que presenta la secuencia correcta, de arriba para abajo.
Muchos pasajeros han optado por bajar el ritmo y disfrutar los días que están varados
The New York Times / LA NACIÓN [Traducción de Jaime Arrambide]
20 de abril de 2010
LONDRES - No hay nada mejor que una gigantesca nube de ceniza volcánica que obliga a cancelar los vuelos en toda
Europa para convertir este mundo vertiginoso y globalizado en un lugar más íntimo, pausado y acogedor.
Por supuesto que entre los cientos de miles de viajeros que esta semana se vieron obligados a permanecer lejos de sus
familias y sus hogares cundieron el estrés y la ansiedad. Estamos acostumbrados a poder ir a donde queramos y conseguir lo que
queramos cuando queramos, gracias a la fenomenal red de transporte mundial. Sin ella, en más de un sentido, estamos perdidos.
Pero como al fin y al cabo no había a quién culpar de la actual contingencia y había muy poco que se pudiera hacer para
solucionarla, muchos viajeros que se encuentran en esta ciudad han descubierto que este ocio forzoso es como un respiro de las
presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI.
No se oía, obviamente, el rugir del motor de los aviones en el cielo. Pero hay más: debido a que desde hace cuatro días
Londres vive un fantástico clima primaveral, ésta ha sido una oportunidad para caminar sin andar a las corridas, un ritmo de vida
que no se experimentaba desde hacía 25 años. (Expongo mi caso personal: volé a Londres para lo que sería apenas una escala
nocturna, el miércoles por la noche, y aquí estoy desde entonces.) Birgit Wittenstein, una cardióloga pediatra de Kiel, Alemania,
vino a Londres para asistir a una importante conferencia y debería haber vuelto a casa el jueves, el primer día en que los vuelos
fueron cancelados. El viernes, estaba en pánico. "Pensé: tengo que salir de acá y volver a casa", dijo, y explicó que su hijo cumplió
6 años el sábado. Entonces, sucedió algo casi mágico. "Tardé 24 horas en tomar conciencia y decirme: «Bueno, tengo un poco de
tiempo libre para hacer compras y leer» por primera vez en seis años", afirmó Wittenstein mientras pasaba las páginas de una
novela de Salman Rushdie y se tomaba un café en el soleado domingo londinense. Wittenstein aprovechó los últimos dos días
para encontrarse con viejos amigos, ver un espectáculo, hacer sobremesa después del desayuno y realizar largas caminatas por
Hyde Park. Incluso se compró una cámara para tomar fotos, algo que no había hecho en dos años de viajes de trabajo. Hoy
espera volver a Alemania en tren, ya que logró comprar un pasaje. [.]
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1255745)
from Oxford as a dissenter in 1660. Sent to Ireland to manage the family estates, he regularly attended the Quaker meeting at Cork,
and on his return to England he was twice imprisoned for proselytizing, but nonetheless retained connections with the court. In
1681, Charles II repaid a debt owed to Penn's father by granting him a large province on the west bank of the Delaware river in
North America. Penn drew up a frame of government providing for religious toleration in the new colony, which he named
Pennsylvania. After he had supervised the building of Philadelphia (1682-4), he returned to England and, on James II's accession,
secured the release of some 1,200 Quaker prisoners. Out of favour after the Glorious Revolution, he returned to America in 1699,
but financial mismanagement forced him to mortgage his rights as proprietor of the colony.
(Gardiner, J., & Wenborn, N. (eds.) (1995). The History Today Companion to British History. London: Collins & Brown.)
from Oxford as a dissenter in 1660. Sent to Ireland to manage the family estates, he regularly attended the Quaker meeting at Cork,
and on his return to England he was twice imprisoned for proselytizing, but nonetheless retained connections with the court. In
1681, Charles II repaid a debt owed to Penn's father by granting him a large province on the west bank of the Delaware river in
North America. Penn drew up a frame of government providing for religious toleration in the new colony, which he named
Pennsylvania. After he had supervised the building of Philadelphia (1682-4), he returned to England and, on James II's accession,
secured the release of some 1,200 Quaker prisoners. Out of favour after the Glorious Revolution, he returned to America in 1699,
but financial mismanagement forced him to mortgage his rights as proprietor of the colony.
(Gardiner, J., & Wenborn, N. (eds.) (1995). The History Today Companion to British History. London: Collins & Brown.)
clear example of how improvements in food supply may decisively increase military success comes from the history of Maori New
Zealand. The Maori are the Polynesian people who were the first to settle New Zealand. Traditionally, they fought frequent fierce
wars against each other, but only against closely neighboring tribes. Those wars were limited by the modest productivity of their
agriculture, whose staple crop was sweet potatoes. It was not possible to grow enough sweet potatoes to feed an army in the field
for a long time or on distant marches. When Europeans arrived in New Zealand, they brought potatoes, which beginning around
1815 considerably increased Maori crop yields. Maori could now grow enough food to supply armies in the field for many weeks.
The result was a 15-year period in Maori history, from 1818 until 1833, when Maori tribes that had acquired potatoes and guns from
the English sent armies out on raids to attack tribes hundreds of miles away that had not yet acquired potatoes and guns. Thus, the
potato's productivity relieved previous limitations on Maori warfare, similar to the limitations that low-productivity corn agriculture
imposed on Maya warfare.
(Diamond, J. (2006). Collapse. London: Penguin.)
clear example of how improvements in food supply may decisively increase military success comes from the history of Maori New
Zealand. The Maori are the Polynesian people who were the first to settle New Zealand. Traditionally, they fought frequent fierce
wars against each other, but only against closely neighboring tribes. Those wars were limited by the modest productivity of their
agriculture, whose staple crop was sweet potatoes. It was not possible to grow enough sweet potatoes to feed an army in the field
for a long time or on distant marches. When Europeans arrived in New Zealand, they brought potatoes, which beginning around
1815 considerably increased Maori crop yields. Maori could now grow enough food to supply armies in the field for many weeks.
The result was a 15-year period in Maori history, from 1818 until 1833, when Maori tribes that had acquired potatoes and guns from
the English sent armies out on raids to attack tribes hundreds of miles away that had not yet acquired potatoes and guns. Thus, the
potato's productivity relieved previous limitations on Maori warfare, similar to the limitations that low-productivity corn agriculture
imposed on Maya warfare.
(Diamond, J. (2006). Collapse. London: Penguin.)
clear example of how improvements in food supply may decisively increase military success comes from the history of Maori New
Zealand. The Maori are the Polynesian people who were the first to settle New Zealand. Traditionally, they fought frequent fierce
wars against each other, but only against closely neighboring tribes. Those wars were limited by the modest productivity of their
agriculture, whose staple crop was sweet potatoes. It was not possible to grow enough sweet potatoes to feed an army in the field
for a long time or on distant marches. When Europeans arrived in New Zealand, they brought potatoes, which beginning around
1815 considerably increased Maori crop yields. Maori could now grow enough food to supply armies in the field for many weeks.
The result was a 15-year period in Maori history, from 1818 until 1833, when Maori tribes that had acquired potatoes and guns from
the English sent armies out on raids to attack tribes hundreds of miles away that had not yet acquired potatoes and guns. Thus, the
potato's productivity relieved previous limitations on Maori warfare, similar to the limitations that low-productivity corn agriculture
imposed on Maya warfare.
(Diamond, J. (2006). Collapse. London: Penguin.)