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Q1689565 Espanhol
Texto 4A3-III


    El español Mario Costeja encarnó la paradoja de esta época al conquistar el “derecho al olvido” y, por ello, ser más recordado que nunca. El abogado se quejaba de que, al teclear su nombre en Google, encontraba destacado un texto que manchaba su reputación. Era una página del periódico La Vanguardia, publicada en 1998, que relacionaba su nombre con la subasta de una propiedad por deudas con el Gobierno. Pidió que los enlaces a la noticia fueran eliminados, pero tanto el periódico como Google rechazaron la solicitud. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que buscadores como Google deberán permitir que las personas sean “olvidadas” cuando las informaciones ya superadas de su pasado sean consideradas lesivas o sin relevancia. Pero abre un precedente, tal vez peligroso, y una discusión fascinante. ¿Tenemos derecho a ser olvidados?
     Mario Costeja, de 56 años, probablemente vaya a descubrir que no. Él obtuvo una victoria inédita —no sobre cualquiera, sino sobre un gigante, Google—. Desde la decisión del tribunal, cuando su nombre es tecleado en el buscador, el número de menciones es muchas veces mayor. A lo largo de varias páginas hay noticias en la prensa de diferentes partes del mundo sobre su victoria. Lo que él quería que fuera olvidado es recordado en todas ellas, ya que es la razón por la cual acudió a la Justicia. Si antes ese episodio podía, eventualmente, ser recordado por un público interesado, al entrar en Google, ahora jamás será olvidado por un número mucho mayor y más variado de personas, al entrar a la historia del derecho digital, un campo en disputa encarnizada.
     Hay varias implicaciones en esa decisión del tribunal europeo. Sin contar el debate complejo que ha contrapuesto los derechos a la información y la libertad de expresión al derecho a la privacidad. Pero hay una, subyacente, que me interesa más: la construcción de la memoria después de Internet. O, siendo más específica, no solo si es posible ser olvidado, sino algo más: ¿es posible morir?
     Me parece que Mario Costeja no quería ser olvidado, sino controlar la narrativa de su vida. Él quería editarla, cortando las partes que consideraba vejatorias y manteniendo las más edificantes. Para él, no bastaba con superar personalmente un mal momento, era necesario que nadie supiera que lo había vivido. Costeja no está solo en ese deseo. Muchos hacen eso todos los días en Internet, ese campo en que cabe todo, al escoger qué publicar en Instagram, Facebook, en Twitter, en otras redes sociales, en blogs y webs personales en forma de texto, vídeo, fotos y audio. Solo publicamos aquello que creemos que hace bien a nuestra imagen —y, en última instancia, a nuestra memoria en construcción—.

Eliane Brum. ¿Es posible morir después de Internet?
Internet: <elpais.com/sociedad> (con adaptaciones).
Considerando el carácter argumentativo del texto 4A3-III, se puede afirmar que el punto de vista discursivo de la autora es marcado en el siguiente pasaje
Alternativas
Q1689564 Espanhol
Texto 4A3-III


    El español Mario Costeja encarnó la paradoja de esta época al conquistar el “derecho al olvido” y, por ello, ser más recordado que nunca. El abogado se quejaba de que, al teclear su nombre en Google, encontraba destacado un texto que manchaba su reputación. Era una página del periódico La Vanguardia, publicada en 1998, que relacionaba su nombre con la subasta de una propiedad por deudas con el Gobierno. Pidió que los enlaces a la noticia fueran eliminados, pero tanto el periódico como Google rechazaron la solicitud. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que buscadores como Google deberán permitir que las personas sean “olvidadas” cuando las informaciones ya superadas de su pasado sean consideradas lesivas o sin relevancia. Pero abre un precedente, tal vez peligroso, y una discusión fascinante. ¿Tenemos derecho a ser olvidados?
     Mario Costeja, de 56 años, probablemente vaya a descubrir que no. Él obtuvo una victoria inédita —no sobre cualquiera, sino sobre un gigante, Google—. Desde la decisión del tribunal, cuando su nombre es tecleado en el buscador, el número de menciones es muchas veces mayor. A lo largo de varias páginas hay noticias en la prensa de diferentes partes del mundo sobre su victoria. Lo que él quería que fuera olvidado es recordado en todas ellas, ya que es la razón por la cual acudió a la Justicia. Si antes ese episodio podía, eventualmente, ser recordado por un público interesado, al entrar en Google, ahora jamás será olvidado por un número mucho mayor y más variado de personas, al entrar a la historia del derecho digital, un campo en disputa encarnizada.
     Hay varias implicaciones en esa decisión del tribunal europeo. Sin contar el debate complejo que ha contrapuesto los derechos a la información y la libertad de expresión al derecho a la privacidad. Pero hay una, subyacente, que me interesa más: la construcción de la memoria después de Internet. O, siendo más específica, no solo si es posible ser olvidado, sino algo más: ¿es posible morir?
     Me parece que Mario Costeja no quería ser olvidado, sino controlar la narrativa de su vida. Él quería editarla, cortando las partes que consideraba vejatorias y manteniendo las más edificantes. Para él, no bastaba con superar personalmente un mal momento, era necesario que nadie supiera que lo había vivido. Costeja no está solo en ese deseo. Muchos hacen eso todos los días en Internet, ese campo en que cabe todo, al escoger qué publicar en Instagram, Facebook, en Twitter, en otras redes sociales, en blogs y webs personales en forma de texto, vídeo, fotos y audio. Solo publicamos aquello que creemos que hace bien a nuestra imagen —y, en última instancia, a nuestra memoria en construcción—.

Eliane Brum. ¿Es posible morir después de Internet?
Internet: <elpais.com/sociedad> (con adaptaciones).
Considerando las ideas presentadas en el texto 4A3-III, señale el contenido más importante según la autora.
Alternativas
Q1689563 Espanhol
Texto 4A3-III


    El español Mario Costeja encarnó la paradoja de esta época al conquistar el “derecho al olvido” y, por ello, ser más recordado que nunca. El abogado se quejaba de que, al teclear su nombre en Google, encontraba destacado un texto que manchaba su reputación. Era una página del periódico La Vanguardia, publicada en 1998, que relacionaba su nombre con la subasta de una propiedad por deudas con el Gobierno. Pidió que los enlaces a la noticia fueran eliminados, pero tanto el periódico como Google rechazaron la solicitud. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó que buscadores como Google deberán permitir que las personas sean “olvidadas” cuando las informaciones ya superadas de su pasado sean consideradas lesivas o sin relevancia. Pero abre un precedente, tal vez peligroso, y una discusión fascinante. ¿Tenemos derecho a ser olvidados?
     Mario Costeja, de 56 años, probablemente vaya a descubrir que no. Él obtuvo una victoria inédita —no sobre cualquiera, sino sobre un gigante, Google—. Desde la decisión del tribunal, cuando su nombre es tecleado en el buscador, el número de menciones es muchas veces mayor. A lo largo de varias páginas hay noticias en la prensa de diferentes partes del mundo sobre su victoria. Lo que él quería que fuera olvidado es recordado en todas ellas, ya que es la razón por la cual acudió a la Justicia. Si antes ese episodio podía, eventualmente, ser recordado por un público interesado, al entrar en Google, ahora jamás será olvidado por un número mucho mayor y más variado de personas, al entrar a la historia del derecho digital, un campo en disputa encarnizada.
     Hay varias implicaciones en esa decisión del tribunal europeo. Sin contar el debate complejo que ha contrapuesto los derechos a la información y la libertad de expresión al derecho a la privacidad. Pero hay una, subyacente, que me interesa más: la construcción de la memoria después de Internet. O, siendo más específica, no solo si es posible ser olvidado, sino algo más: ¿es posible morir?
     Me parece que Mario Costeja no quería ser olvidado, sino controlar la narrativa de su vida. Él quería editarla, cortando las partes que consideraba vejatorias y manteniendo las más edificantes. Para él, no bastaba con superar personalmente un mal momento, era necesario que nadie supiera que lo había vivido. Costeja no está solo en ese deseo. Muchos hacen eso todos los días en Internet, ese campo en que cabe todo, al escoger qué publicar en Instagram, Facebook, en Twitter, en otras redes sociales, en blogs y webs personales en forma de texto, vídeo, fotos y audio. Solo publicamos aquello que creemos que hace bien a nuestra imagen —y, en última instancia, a nuestra memoria en construcción—.

Eliane Brum. ¿Es posible morir después de Internet?
Internet: <elpais.com/sociedad> (con adaptaciones).
En el texto 4A3-III, la expresión conjuntiva “ya que” en “ya que es la razón por la cual acudió a la Justicia”, representa un significado
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Q1689562 Espanhol
Texto 4A3-II


    Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.

Víctor H. Ramos. ¿Existe una identidad lationoamerican?
Utopía y Praxis Lationoamericana, 2003 (con adaptaciones).
En el fragmento “tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa”, del texto 4A3-II, la conjunción “si” introduce una oración
Alternativas
Q1689561 Espanhol
Texto 4A3-II


    Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.

Víctor H. Ramos. ¿Existe una identidad lationoamerican?
Utopía y Praxis Lationoamericana, 2003 (con adaptaciones).
Las palabras “recibiendo-dando-participando”, en el texto 4A3-II, expresan una relación de
Alternativas
Q1689560 Espanhol
Texto 4A3-II


    Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.

Víctor H. Ramos. ¿Existe una identidad lationoamerican?
Utopía y Praxis Lationoamericana, 2003 (con adaptaciones).
En el texto 4A3-II, en “Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital”, se puede sustituir la palabra “aportar”, sin alterar el sentido del texto, por
Alternativas
Q1689559 Espanhol
Texto 4A3-II


    Las identidades se construyen en el relacionamiento del “yo” con el “otro”, del “nosotros” con los “otros”. De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros, una identidad exclusiva para sí mismo, si es que se pudiera realizar tal cosa. La identidad personal y la identidad social se construyen para estar presentes en el mundo con personalidad propia y gracias a estar en el mundo, gracias o a pesar de los otros, recibiendo-dandoparticipando de otras identidades. Resultado: diversidad de identidades y pluriidentidad personal y social. Entonces, aportar su singularidad al mundo es un acto vital para participar de él creando, para defender su espacio de libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el diálogo y la cooperación con otras identidades compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace factible no solamente el enriquecimiento mutuo, sino también la pluriidentidad, fenómeno mucho más común de lo que estamos a admitir.

Víctor H. Ramos. ¿Existe una identidad lationoamerican?
Utopía y Praxis Lationoamericana, 2003 (con adaptaciones).
En “De la misma manera que no tendría sentido un idioma exclusivo para sí, comprensible solamente por uno mismo, tampoco tendría validez una identidad aislada de los otros”, del texto 4A3-II, las expresiones “De la misma manera” y “tampoco” construyen una relación de
Alternativas
Q1689558 Espanhol
Texto 4A3-I


    La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
     Además de los dialectos nacionales, dentro de cada país también hay variedades lingüísticas. Incluso dentro de una misma ciudad puede haber modalidades distintas de un barrio a otro. Se trata de dialectos geográficos o geolectos, como los llaman los expertos.
    “En realidad, se podría decir que hay tantos dialectos como provincias, regiones y países hispanohablantes. En la actualidad, se prefiere hablar de áreas lingüísticas. El asunto no está zanjado, pero los especialistas admiten ocho grandes áreas: cinco en América (El Caribe, México y Centroamérica, Los Andes, Río de la Plata y Chile) y tres en España (norte o septentrional, sur o meridional y Canarias)”, señala Enrique Pato, doctor en Filología española de la Universidad Autónoma de Madrid.
    “Después, cada país y cada área tienen sus propias variedades. Algunos estudios recientes, pero desde la fonética y la pronunciación, han llegado a distinguir hasta 28 modalidades diferentes. Todo hablante de español habla un dialecto, o una variedad, por el simple hecho de haber nacido en un lugar determinado. El problema es que los hablantes no somos conscientes de ello”, comenta Pato. 

Internet: <www.bbc.com> (con adaptaciones).
Considerando las ideas del texto 4A3-I, es correcto concluir que
Alternativas
Q1689557 Espanhol
Texto 4A3-I


    La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
     Además de los dialectos nacionales, dentro de cada país también hay variedades lingüísticas. Incluso dentro de una misma ciudad puede haber modalidades distintas de un barrio a otro. Se trata de dialectos geográficos o geolectos, como los llaman los expertos.
    “En realidad, se podría decir que hay tantos dialectos como provincias, regiones y países hispanohablantes. En la actualidad, se prefiere hablar de áreas lingüísticas. El asunto no está zanjado, pero los especialistas admiten ocho grandes áreas: cinco en América (El Caribe, México y Centroamérica, Los Andes, Río de la Plata y Chile) y tres en España (norte o septentrional, sur o meridional y Canarias)”, señala Enrique Pato, doctor en Filología española de la Universidad Autónoma de Madrid.
    “Después, cada país y cada área tienen sus propias variedades. Algunos estudios recientes, pero desde la fonética y la pronunciación, han llegado a distinguir hasta 28 modalidades diferentes. Todo hablante de español habla un dialecto, o una variedad, por el simple hecho de haber nacido en un lugar determinado. El problema es que los hablantes no somos conscientes de ello”, comenta Pato. 

Internet: <www.bbc.com> (con adaptaciones).
En “Se trata de dialectos geográficos o geolectos, como los llaman los expertos”, del texto 4A3-I, el término técnico “geolectos” tiene el significado de
Alternativas
Q1689556 Espanhol
Texto 4A3-I


    La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
     Además de los dialectos nacionales, dentro de cada país también hay variedades lingüísticas. Incluso dentro de una misma ciudad puede haber modalidades distintas de un barrio a otro. Se trata de dialectos geográficos o geolectos, como los llaman los expertos.
    “En realidad, se podría decir que hay tantos dialectos como provincias, regiones y países hispanohablantes. En la actualidad, se prefiere hablar de áreas lingüísticas. El asunto no está zanjado, pero los especialistas admiten ocho grandes áreas: cinco en América (El Caribe, México y Centroamérica, Los Andes, Río de la Plata y Chile) y tres en España (norte o septentrional, sur o meridional y Canarias)”, señala Enrique Pato, doctor en Filología española de la Universidad Autónoma de Madrid.
    “Después, cada país y cada área tienen sus propias variedades. Algunos estudios recientes, pero desde la fonética y la pronunciación, han llegado a distinguir hasta 28 modalidades diferentes. Todo hablante de español habla un dialecto, o una variedad, por el simple hecho de haber nacido en un lugar determinado. El problema es que los hablantes no somos conscientes de ello”, comenta Pato. 

Internet: <www.bbc.com> (con adaptaciones).
En el fragmento “Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa”, del texto 4A3-I, la palabra “le” se refiere a
Alternativas
Q1689555 Espanhol
Texto 4A3-I


    La Real Academia Española (RAE) considera que una lengua es “un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y que cuenta generalmente con escritura”. Y de un dialecto dice que es una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”. Esa definición ha dado pie a que los dialectos sean considerados por muchos como un estilo de habla inferior y sin reconocimiento oficial. Pero los lingüistas no le atribuyen al término dialecto ninguna carga negativa. Para los especialistas, un dialecto es simplemente una variedad de lengua compartida por una comunidad, la forma que tenemos de hablar una lengua.
     Además de los dialectos nacionales, dentro de cada país también hay variedades lingüísticas. Incluso dentro de una misma ciudad puede haber modalidades distintas de un barrio a otro. Se trata de dialectos geográficos o geolectos, como los llaman los expertos.
    “En realidad, se podría decir que hay tantos dialectos como provincias, regiones y países hispanohablantes. En la actualidad, se prefiere hablar de áreas lingüísticas. El asunto no está zanjado, pero los especialistas admiten ocho grandes áreas: cinco en América (El Caribe, México y Centroamérica, Los Andes, Río de la Plata y Chile) y tres en España (norte o septentrional, sur o meridional y Canarias)”, señala Enrique Pato, doctor en Filología española de la Universidad Autónoma de Madrid.
    “Después, cada país y cada área tienen sus propias variedades. Algunos estudios recientes, pero desde la fonética y la pronunciación, han llegado a distinguir hasta 28 modalidades diferentes. Todo hablante de español habla un dialecto, o una variedad, por el simple hecho de haber nacido en un lugar determinado. El problema es que los hablantes no somos conscientes de ello”, comenta Pato. 

Internet: <www.bbc.com> (con adaptaciones).
Al inicio del último párrafo del texto 4A3-I, el término “Después” presenta la función de
Alternativas
Q1689554 Espanhol
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Tras analizar la imagen, se puede afirmar que la obra de J.Borges es un ejemplo de
Alternativas
Q1689553 Espanhol
Texto 4A2-IV


        Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.
         — ¿Qué pasó con la santa?
         — Ahí está la santa me contestó. Esperando.
     Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable.

Gabriel Garcia Marquez. La Santa. In: Doce cuentos peregrinos.
Bogotá: Editorial La Oveja Negra, 1992, p. 57
A partir del texto 4A2-IV y de sus relaciones semánticas y sintácticas, señale la opción correcta.
Alternativas
Q1689552 Espanhol
Texto 4A2-IV


        Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.
         — ¿Qué pasó con la santa?
         — Ahí está la santa me contestó. Esperando.
     Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable.

Gabriel Garcia Marquez. La Santa. In: Doce cuentos peregrinos.
Bogotá: Editorial La Oveja Negra, 1992, p. 57
En el trecho “Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre” del texto 4A2-IV, el sentido de los términos “rastros” y “lúgubre” es, respectivamente,
Alternativas
Q1689551 Espanhol
Texto 4A2-IV


        Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro.
         — ¿Qué pasó con la santa?
         — Ahí está la santa me contestó. Esperando.
     Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable.

Gabriel Garcia Marquez. La Santa. In: Doce cuentos peregrinos.
Bogotá: Editorial La Oveja Negra, 1992, p. 57
Por lo que se refiere a las características composicionales textuales y discursivas, se puede afirmar que el fragmento del texto 4A2-IV presenta la tipología
Alternativas
Q1689550 Espanhol
Texto 4A2-III


Zuma mamá, la rumba y tambó
mabimba, mabomba, bomba y bombó

Zuma, mamá, la rumba y tambó,
mabimba, mabomba, bomba y bombó.

Cómo baila la rumba la negra Tomasa,
cómo baila la rumba José Encarnación.
Ella mueve una nalga, ella mueve la otra,
él se estira, se encoge, dispara la grupa,
el vientre dispara, se agacha, camina,
sobre el uno y el otro talón.

Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui,
Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui.
(José Zacarías Tallet)

Torres-Ríoseco, Arturo. Historia de la literatura Ibero Americana.
New York, Las americas publising company, 1965, p.131.
Se puede afirmar que la función del lenguaje predominante en el texto 4A2-III, es la función
Alternativas
Q1689549 Espanhol
Texto 4A2-III


Zuma mamá, la rumba y tambó
mabimba, mabomba, bomba y bombó

Zuma, mamá, la rumba y tambó,
mabimba, mabomba, bomba y bombó.

Cómo baila la rumba la negra Tomasa,
cómo baila la rumba José Encarnación.
Ella mueve una nalga, ella mueve la otra,
él se estira, se encoge, dispara la grupa,
el vientre dispara, se agacha, camina,
sobre el uno y el otro talón.

Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui,
Chaqui, chaqui, chaqui, charaqui.
(José Zacarías Tallet)

Torres-Ríoseco, Arturo. Historia de la literatura Ibero Americana.
New York, Las americas publising company, 1965, p.131.
Al analizar la estructura del texto 4A2-III, señale la opción en que aparece un período composto.
Alternativas
Q1689548 Espanhol
Texto 4A2-II


        El Festival de Otoño y el Teatro del Barrio de Madrid han ideado en tiempos de pandemia Teatro de guardia, en la que 24 actores y actrices recitan poemas o textos dramáticos a través del teléfono en un íntimo encuentro con un oyente único, a lo largo de los 18 días que dura el certamen. En total, se aceptarán 92 llamadas telefónicas (cuatro cada intérprete). Cuatro de ellas serán en formato de videollamada, las que corresponden a la actriz sorda Ángela Ibáñez, que interpretará en la lengua de signos el final de la obra de La casa de Bernarda Alba.
        El Festival de Otoño, está dirigido por el dramaturgo y poeta Alberto Conejero. Los encuentros serán de 15 minutos de duración y gratuitos. Habrá reservas en todos los turnos de llamadas para el personal sanitario, hospitalizados o personas mayores. Las entradas se pueden reservar en la página web del Teatro del Barrio.
         “Es un acto simbólico, pero de gran significado. Muy hermoso. Es una manera de mantener viva esa llama de la resistencia, de que se vea que seguimos contando historias sea como sea y en cualquier circunstancia”, explica Aitana Sánchez Gijón. “No habrá escenario ni contacto visual. Todo se jugará con la palabra y la imaginación”, añade Alberto San Juan.
         Fran Perea, Pepe Viyuela o Javier Cámara, que han pedido a Alberto Conejero que les aconseje en la elección de los textos, tienen claro que ese encuentro hará volar la imaginación del oyente y contribuirá a aliviar, de alguna manera, esta rutina tediosa a la que nos ha abocado el coronavirus. “El teatro estará así presente en la vida de las personas”, asegura Perea. 

Teatro de guardia… ¿dígame? Internet: <https://elpais.com> (con adaptaciones).
La variación lingüística es fundamental en el estudio del lenguaje y en el uso de la lengua. El español, así como otras lenguas, sufre distintas variaciones, no solo por el contexto conversacional, como por sus variantes geográficas o sociales. A esse respecto, se puede afirmar que el conjunto de rasgos propios de la forma de expresarse de un individuo se llama
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Q1689547 Espanhol
Texto 4A2-II


        El Festival de Otoño y el Teatro del Barrio de Madrid han ideado en tiempos de pandemia Teatro de guardia, en la que 24 actores y actrices recitan poemas o textos dramáticos a través del teléfono en un íntimo encuentro con un oyente único, a lo largo de los 18 días que dura el certamen. En total, se aceptarán 92 llamadas telefónicas (cuatro cada intérprete). Cuatro de ellas serán en formato de videollamada, las que corresponden a la actriz sorda Ángela Ibáñez, que interpretará en la lengua de signos el final de la obra de La casa de Bernarda Alba.
        El Festival de Otoño, está dirigido por el dramaturgo y poeta Alberto Conejero. Los encuentros serán de 15 minutos de duración y gratuitos. Habrá reservas en todos los turnos de llamadas para el personal sanitario, hospitalizados o personas mayores. Las entradas se pueden reservar en la página web del Teatro del Barrio.
         “Es un acto simbólico, pero de gran significado. Muy hermoso. Es una manera de mantener viva esa llama de la resistencia, de que se vea que seguimos contando historias sea como sea y en cualquier circunstancia”, explica Aitana Sánchez Gijón. “No habrá escenario ni contacto visual. Todo se jugará con la palabra y la imaginación”, añade Alberto San Juan.
         Fran Perea, Pepe Viyuela o Javier Cámara, que han pedido a Alberto Conejero que les aconseje en la elección de los textos, tienen claro que ese encuentro hará volar la imaginación del oyente y contribuirá a aliviar, de alguna manera, esta rutina tediosa a la que nos ha abocado el coronavirus. “El teatro estará así presente en la vida de las personas”, asegura Perea. 

Teatro de guardia… ¿dígame? Internet: <https://elpais.com> (con adaptaciones).
Señale la opción en que aparecen dos secuencias textuales encontradas en el texto 4A2-II.
Alternativas
Q1689546 Espanhol
Texto 4A2-II


        El Festival de Otoño y el Teatro del Barrio de Madrid han ideado en tiempos de pandemia Teatro de guardia, en la que 24 actores y actrices recitan poemas o textos dramáticos a través del teléfono en un íntimo encuentro con un oyente único, a lo largo de los 18 días que dura el certamen. En total, se aceptarán 92 llamadas telefónicas (cuatro cada intérprete). Cuatro de ellas serán en formato de videollamada, las que corresponden a la actriz sorda Ángela Ibáñez, que interpretará en la lengua de signos el final de la obra de La casa de Bernarda Alba.
        El Festival de Otoño, está dirigido por el dramaturgo y poeta Alberto Conejero. Los encuentros serán de 15 minutos de duración y gratuitos. Habrá reservas en todos los turnos de llamadas para el personal sanitario, hospitalizados o personas mayores. Las entradas se pueden reservar en la página web del Teatro del Barrio.
         “Es un acto simbólico, pero de gran significado. Muy hermoso. Es una manera de mantener viva esa llama de la resistencia, de que se vea que seguimos contando historias sea como sea y en cualquier circunstancia”, explica Aitana Sánchez Gijón. “No habrá escenario ni contacto visual. Todo se jugará con la palabra y la imaginación”, añade Alberto San Juan.
         Fran Perea, Pepe Viyuela o Javier Cámara, que han pedido a Alberto Conejero que les aconseje en la elección de los textos, tienen claro que ese encuentro hará volar la imaginación del oyente y contribuirá a aliviar, de alguna manera, esta rutina tediosa a la que nos ha abocado el coronavirus. “El teatro estará así presente en la vida de las personas”, asegura Perea. 

Teatro de guardia… ¿dígame? Internet: <https://elpais.com> (con adaptaciones).
El texto 4A2-II tiene como principal objetivo
Alternativas
Respostas
2361: D
2362: E
2363: D
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2367: D
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2370: B
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