Questões de Concurso
Para diplomata
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Texto para la cuestione.
Verso y prosa
El verso
Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.
Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.
El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.
Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.
Poesía y palabra
Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.
El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.
Qué será de la poesía
Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.
Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?
Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.
Blas de Otero. Verso y prosa.
De acuerdo con Blas de Otero, el verso no puede ser liberado por medio de
la guitarra y la televisión.
Texto para la cuestione.
Verso y prosa
El verso
Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.
Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.
El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.
Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.
Poesía y palabra
Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.
El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.
Qué será de la poesía
Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.
Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?
Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.
Blas de Otero. Verso y prosa.
De acuerdo con Blas de Otero, el verso no puede ser liberado por medio de
un artesano numismático.
Texto para la cuestione.
Verso y prosa
El verso
Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.
Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.
El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.
Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.
Poesía y palabra
Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.
El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.
Qué será de la poesía
Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.
Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?
Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.
Blas de Otero. Verso y prosa.
La identidad de un poeta está en ser un
impresor.
Texto para la cuestione.
Verso y prosa
El verso
Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.
Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.
El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.
Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.
Poesía y palabra
Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.
El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.
Qué será de la poesía
Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.
Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?
Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.
Blas de Otero. Verso y prosa.
La identidad de un poeta está en ser un
alguacil.
Texto para la cuestione.
Verso y prosa
El verso
Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.
Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.
El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.
Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.
Poesía y palabra
Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.
El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.
Qué será de la poesía
Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.
Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?
Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.
Blas de Otero. Verso y prosa.
La identidad de un poeta está en ser un
bardo.
Texto para la cuestione.
Verso y prosa
El verso
Entre la realidad y la prosa se alza el verso, con todas las ventajas del jugador de ajedrez y ninguno de sus extravagantes cuadros. Ni siquiera el soneto, tan recogido él, tan cruzado de brazos. Pues alguien lo acantiló, lo precipitó por dentro, abombando sus límites para que una historia completa cupiera en una palabra tan triste como ésta. Es el verso sin sonido, el verso por sí mismo, sonando siempre que se le tacta con la boca, caso curioso del subsonido, pero evidente y prolongado.
Duerme la rosa, el soldado y sus predecesores. La poesía sólo aspira a esto, a ser presente sin fábula, puro verso sostenido con una mano en el día siguiente. La rosa puede seguir aquí, dejadla hasta que termine de moverse, es una realidad, al fin y al cabo, contradictoria: una tradición al tiempo, un poco de polvo iluminado.
El verso es distinto, ni realidad encogida ni prosa en exceso descalabrada, de un solo verso nacen multitud de paréntesis, soldados y otras cuestiones.
Respetemos al niño que berrea, a los poetas de antes de la guerra, ignoro a cual me refiero porque todas trajeron multitud de vates nuevos, mesas redondas y una causa que permanece aún en entredicho, la paz, ante todas las cosas.
Para algo ha de servir un renglón, acto seguido de muchas obras públicas, una revolución tal vez aunque todavía desconozcamos la forma de abordarla.
Poesía y palabra
Sabido es que hay dos tipos de escritura, la hablada y la libresca. Si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla. El Góngora de las Soledades nos lleva a los distados de Teresa de Cepeda. Sin ir tan lejos, la palabra necesita respiro, y la imprenta se torna de pronto el alguacil que emprisiona las palabras entre rejas de líneas. Porque el poeta es el juglar o no es nada. Un artesano de lindas jaulas para jilgueros disecados.
El disco, la cinta magnetofónica, la guitarra o la radio y la televisión pueden — podrían: y más la propia voz directa — rescatar al verso de la galera del libro y hacer que las palabras suenen libres, vivas, con dispuesta espontaneidad. Mientras haya en el mundo una palabra cualquiera, habrá poesía. Que los temas son cada día más ricos y acuciantes.
Qué será de la poesía
Esperamos la palabra. La puerta de metal, alta, se entreabre sola, descangayada entre la turbia luz del alba. ¿Adónde conduce esta puerta? Es el espejo de una gran fábrica, de plástico azul y vidrio amarillento. No. Hemos penetrado en la ciudad derramada por entre extensas áreas verdes, circunvalada por anchurosa pista de chicle candeal. Tampoco. (Pero esperábamos la palabra.) Estamos en el campo sembrado de máquinas, en la lejanía pespuntea la blanca central hidroeléctrica de 6.700.000 no me acuerdo. Los hombres de la ciudad, de la fábrica, el campo. (¿Y el hombre?) Esperamos la palabra.
Cinematógrafos, televisión, revistas ilustradas, periódicos como escombro… (¿Qué es poesía?) Y esperamos la palabra. (Porque no ha muerto) La palabra precisa, universal, y al mismo tiempo imprevisible. ¿Qué ritmo la mueve, qué vocablos la colman, de qué sintaxis se sirve?
Esperamos ante la puerta, apenas entreabierta. Habrá que empujar.
Blas de Otero. Verso y prosa.
La identidad de un poeta está en ser un
jugador de ajedrez.
Em seu discurso de posse, o ministro das Relações Exteriores, José Serra, afirmou: “Nas políticas de comércio exterior, o governo terá sempre presente a advertência que vem da boa análise econômica”. À luz dessa afirmação e das teorias de comércio internacional, julgue (C ou E) o item subsecutivo.
Uma das críticas da Comissão Econômica para a América Latina (CEPAL) à teoria clássica é que a sua análise do comércio
internacional é estática, não dinâmica, de modo que as elevadas elasticidades-renda e preço dos produtos básicos tendem a produzir
deterioração nos termos de intercâmbio ao longo do tempo, o que é desfavorável aos países exportadores de bens primários.
Em seu discurso de posse, o ministro das Relações Exteriores, José Serra, afirmou: “Nas políticas de comércio exterior, o governo terá sempre presente a advertência que vem da boa análise econômica”. À luz dessa afirmação e das teorias de comércio internacional, julgue (C ou E) o item subsecutivo.
Segundo uma vertente da teoria neoclássica de comércio internacional, conhecida como Teorema Heckscher-Ohlin-Samuelson, a
eliminação das barreiras ao comércio entre dois países resulta na convergência dos preços de seus fatores de produção.
Em seu discurso de posse, o ministro das Relações Exteriores, José Serra, afirmou: “Nas políticas de comércio exterior, o governo terá sempre presente a advertência que vem da boa análise econômica”. À luz dessa afirmação e das teorias de comércio internacional, julgue (C ou E) o item subsecutivo.
Segundo a teoria neoclássica do comércio internacional, também conhecida como Teorema de Hecksher-Ohlin, o comércio
internacional resulta de dotações distintas dos fatores de produção entre os países, e a vantagem comparativa é determinada pela
escassez relativa desses fatores.
David Ricardo aperfeiçoou as ideias de Adam Smith e desenvolveu a chamada Teoria das Vantagens Comparativas. No livro Sobre os Princípios da Economia Política e da Tributação, Ricardo defende que o comércio internacional é benéfico a todos os países que mantêm vínculos comerciais entre si, pois o importante, segundo ele, são as vantagens comparativas, não as absolutas, de todos os fatores de produção de uma economia.
Considere que, no referido país, os níveis de inflação sejam elevados e o regime de câmbio seja fixo. Nesse caso, é correto afirmar que a inflação alta provoca, geralmente, efeitos nocivos sobre a economia, uma vez que reduz o poder de compra dos indivíduos, tende a gerar concentração de renda e pode contribuir para aumentar os déficits na balança comercial do balanço de pagamentos.
Considere que o referido país esteja em recessão e seja uma economia aberta, com câmbio fixo e fraca mobilidade de capitais. Nesse caso, de acordo com o modelo IS-LM-BP, a implementação de uma política fiscal expansionista, para tentar impulsionar a atividade econômica, seria ineficaz.
Considere que o referido país esteja em recessão e seja uma economia aberta, com câmbio flutuante e mobilidade de capitais forte, porém não perfeita. Nesse caso, de acordo com o modelo IS-LM-BP, a implementação de uma política fiscal expansionista, para tentar impulsionar a atividade econômica, seria ineficaz.
Para não cometer o erro denominado “ilusão monetária”, o diplomata deve informar, em seu relatório, o PIB real do país, em vez do nominal, dos últimos cinco anos. Para deflacionar esses números, o diplomata deve utilizar o deflator (implícito) do PIB, que é calculado pelo quociente entre o PIB real, medido a preços constantes, e o PIB nominal.
No rol dos esquemas transitórios de combate à inflação apareceu o Plano Trienal, como uma heroica tentativa de compatibilização dos dois propósitos subjacentes em toda anterior controvérsia — defesa da taxa de crescimento e atenuação da inflação em um quadro tumultuoso, no qual os acontecimentos cada vez mais tendiam a escapar de qualquer controle pela política econômica.
Carlos Lessa. 15 anos de política econômica. São Paulo:
Brasiliense, 1981, p. 134 (com adaptações)
Tendo como referência inicial o fragmento de texto antecedente, julgue (C ou E) o próximo item, a respeito da conjuntura econômica dos anos que precederam a ditadura militar.
Considera-se a desvalorização cambial resultante da
Instrução 204 da SUMOC, implementada no governo
de Jânio Quadros, um dos fatores responsáveis pela aceleração
inflacionária do período.
No rol dos esquemas transitórios de combate à inflação apareceu o Plano Trienal, como uma heroica tentativa de compatibilização dos dois propósitos subjacentes em toda anterior controvérsia — defesa da taxa de crescimento e atenuação da inflação em um quadro tumultuoso, no qual os acontecimentos cada vez mais tendiam a escapar de qualquer controle pela política econômica.
Carlos Lessa. 15 anos de política econômica. São Paulo:
Brasiliense, 1981, p. 134 (com adaptações)
Tendo como referência inicial o fragmento de texto antecedente, julgue (C ou E) o próximo item, a respeito da conjuntura econômica dos anos que precederam a ditadura militar.
O Plano Trienal não contemplava as chamadas reformas de
base, razão pela qual sofreu oposição do movimento sindical.
No rol dos esquemas transitórios de combate à inflação apareceu o Plano Trienal, como uma heroica tentativa de compatibilização dos dois propósitos subjacentes em toda anterior controvérsia — defesa da taxa de crescimento e atenuação da inflação em um quadro tumultuoso, no qual os acontecimentos cada vez mais tendiam a escapar de qualquer controle pela política econômica.
Carlos Lessa. 15 anos de política econômica. São Paulo:
Brasiliense, 1981, p. 134 (com adaptações)
Tendo como referência inicial o fragmento de texto antecedente, julgue (C ou E) o próximo item, a respeito da conjuntura econômica dos anos que precederam a ditadura militar.
Em sua interpretação sobre a crise do período, Celso Furtado,
em Subdesenvolvimento e Estagnação na América Latina,
associa a perda de dinamismo do crescimento à queda da
relação produto-capital dos novos segmentos industriais
internalizados no período do Plano de Metas.
No rol dos esquemas transitórios de combate à inflação apareceu o Plano Trienal, como uma heroica tentativa de compatibilização dos dois propósitos subjacentes em toda anterior controvérsia — defesa da taxa de crescimento e atenuação da inflação em um quadro tumultuoso, no qual os acontecimentos cada vez mais tendiam a escapar de qualquer controle pela política econômica.
Carlos Lessa. 15 anos de política econômica. São Paulo:
Brasiliense, 1981, p. 134 (com adaptações)
Tendo como referência inicial o fragmento de texto antecedente,
julgue (C ou E) o próximo item, a respeito da conjuntura
econômica dos anos que precederam a ditadura militar.
O diagnóstico do Plano Trienal sobre a aceleração
inflacionária no período de 1962 a 1963 enfatizava como causa
mais importante dessa aceleração o excesso de demanda
relacionada ao aumento do gasto público.
Julgue (C ou E) o item subsecutivo, referente a mercado de trabalho.
Uma das principais diferenças entre a Pesquisa Mensal de
Emprego (PME) e a Pesquisa Nacional por Amostra de
Domicílios Contínua (PNAD-Contínua) — pesquisas
periódicas sobre mercado de trabalho no Brasil realizadas pelo
IBGE — reside no fato de a PNAD-Contínua ser mais
abrangente do ponto de vista geográfico que a PME.
Julgue (C ou E) o item subsecutivo, referente a mercado de trabalho.,
As causas do desemprego natural, decorrente do tempo
necessário para que o mercado de trabalho se ajuste, incluem
a desinformação e a falta de mobilidade dos agentes que
ofertam e buscam trabalho.